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—A ver, Hyunjin, dime tu nombre de nuevo— pidió el doctor, sentándose sobre su escritorio para ver al chico sentado en la camilla.

Hwang Hyungin.

El hombre sonrió con ternura. Tanto su madre como su novio también sonrieron un poco, aunque ya estaban bastante acostumbrados al adorable acento del chico.

— Has mejorado bastante, Hyunjinie, ahora pronuncias la "W" y no confundes la "N" con la "M" — Lo felicitó—. Sigue así.

El doctor comenzó a abrir cajones en busca de algún dulce para el chico, mientras, le hablaba a la señora Hwang.

— Aprecio que quiera enseñarle a su hijo, pero recomiendo llevarlo con un profesional— dijo, encontró una pequeña paleta y se le entregó el pelinegro con una sonrisa—. ¿Sigue teniendo el contacto que le pasé de la fonoaudióloga?

— Sí, sí, lo tengo...— dijo la mujer, continuó hablando con el hombre un rato, pero el chico ya no los escuchó, mirando a Minho, quien se acercó a él con una sonrisa.

Terminó de quitarle la envoltura a la paleta para llevársela a su boca.

Pensando en qué podría ser una fonoaudióloga, Hyunjin frunció un poco el ceño, a su lado, Minho no tardó en darse cuenta.

— ¿Pasa algo, lindo? — preguntó.

Hyunjin sostuvo la paleta en su mano para hablar.

Fonoa-... Fonodea-... Fo-de- — Hyunjin se palmeó el rostro con vergüenza y frustración, haciendo que una pequeña carcajada surgiera de los labios de Minho, quien retiró la mano del chico de su rostro para entrelazar sus dedos, viendo a su novio con las mejillas enrojecidas y un puchero en los labios.

Fo-no-a-u-dió-lo-ga— dijo, Hyunjin sólo resopló, sabiendo que no podría decir esa palabra correctamente—. Es alguien que te ayudará a hablar claramente— explicó—. Y así poder decir esa palabra.

Hyunjin se veía cansado.

Había pasado semanas con su madre repitiendo palabras y aprendiendo sonidos nuevos, pero parecía que nunca aprendía a hablar.

Parecía mucho más fácil seguir siendo mudo.

Minho apretó ligeramente su mejilla, haciendo que el pelinegro lo mirara con pocas ganas.

— No te preocupes, Hyunjin, aprender a hablar es difícil, pero lo estás haciendo excelente— dijo el rubio, sonriéndole con cariño, haciendo que el rostro serio de Hyunjin desapareciera, formando una pequeña sonrisa.

— Hijos míos— la señora Hwang hizo a ambos voltearse para mirarla—. Continúen sus mimos en casa, vamos.

Los jóvenes se despidieron del doctor y siguieron a la mujer camino hacia el auto.

Para que les fuera más cómodo, el doctor de Hyunjin de Busán los había mandado con un colega de él en Seúl, y al menos una vez al mes debían ir para que revisaran las cuerdas vocales de Hyunjin y su evolución en el habla.

Por el poco uso que habían tenido, sus cuerdas vocales eran muy sensibles, y podían lesionarse si hablaba muy alto o gritaba, a demás que luego de hablar por largos ratos comenzaban a dolerle, haciendo que volviera a escribir sí tenía que decir algo, aunque muchas veces Hyunjin prefería guardarse las palabras.

Con las semanas se le habían ido acostumbrado cada vez más, y podía hablar más alto que cuando había empezado con sus primeras palabras, intentaba no hacer señas mientras hablaba, aunque terminaba gesticulando mucho, podía guardar sus manos y ya no tartamudeando tanto al hablar.

Aunque seguía teniendo ese lindo y adorable acento infantil que hacía que todos tuvieran ganas de apretar sus mejillas o a veces no escuchaban realmente lo que decía y se quedaban sonriéndole como si fuera un bebé.

Eso lo fastidiaba mucho, pero Hyunjin no tenía la culpa de ser tan adorable.

𝐋𝐎𝐔𝐃  ─   hyunho  ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora