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El día llegó eventualmente, y los primeros rayos del sol comenzaron a pegar directamente en la cara de un pequeño Chuuya que se había movido al dormir, quedando al estilo cucharita con Dazai. El pelirrojo frunció su ceño al sentir la luz en su rostro, por lo que lentamente comenzó a abrir los ojos soltando inmediatamente un gemido de dolor al sentir una molestia punzante en su cabeza. Soltó algo parecido a un lloriqueo, tapándose de nuevo la cabeza con lo que sea que le estuviera cubriendo para no tener que enfrentarse al día que le esperaba.

Espera, ¿Con qué se estaba tapando? ¿Por qué no se sentía como su cama? ¿Por qué estaba tan cálido?

Casi con temor el chico se descubrió la cara, y comenzó a girar lentamente su rostro hacia atrás para ver qué sucedía. Solo pudo observar como para su horror estaba acostado en el mismo sillón que Dazai. Un grito se le escapó de sus labios mientras se retorcía para liberarse del agarre del castaño, cayendo del sillón en el proceso.

Dazai, por obvias razones, se despertó al sentir el alboroto tan cerca de él. Inconscientemente intento abrazar a Chuuya más cerca de él mientras se negaba a abrir los ojos, aunque al no sentir nada junto a él frunció su ceño ligeramente y abrió sus ojos solo para notar la mirada casi aterrada de su compañero.

—¿Chuu?

—¿¡Dazai qué demonios!? ¿¡Por qué mierda me abrazabas!? No, ew, ¡Asco! —Gritó el chico, levantándose a toda velocidad y saliendo casi corriendo de la sala ahora vacía, dejando a Dazai atrás. La cabeza le dolía lo suficiente y todo era tan confuso y... Simplemente no podía lidiar con esto a estás horas.

Dazai contempló en silencio la puerta donde se fue el pelirrojo, sintiendo de nuevo ese interminable vacío que siempre sentía y que no se había dado cuenta de que no se sentía tan vacío hasta ese momento. Claro, lo de anoche solo había sido resultado de un Chuuya ebrio que  no media sus palabras ni sus acciones, ¿Por qué espero otra cosa? De todos modos no le interesaba... ¿Verdad? Chuuya era irritante de todos modos y fácil de molestar, eso es por lo único que rondaba cerca del pelirrojo si.

—Dazai-san, el jefe me mandó a notificarles a usted y a Chuuya-san que- —El hombre mayor que recién entraba, se detuvo en secó un momento mientras observaba con curiosidad el cuello del menor, sacudiendo enseguida la cabeza para seguir hablando. —Que se les decidió asignar una misión donde van a tener que investigar unas instalaciones del gobierno... Ya le informe a Chuuya-san cuando lo pase viniendo aquí. Se les darán los detalles después. —Hirotsu, bajo la mirada extrañada del adolescente pareció pensarse mucho sus siguientes palabras. —Uhm, Dazai-san, puedo recomendarle una buena marca de repelente si lo necesitas.

—Gracias Hirotsu-san. —Respondió cortésmente el chido, ladeando ligeramente su cabeza al oir la sugerencia del mayor. —¿Repelente? ¿Por qué lo necesitaría?

No fue hasta que hizo la pregunta que recordó la pequeña muestra de "posesividad" de Chuuya anoche. Aquello hizo que la cara del joven se tiñera de rojo al recordar eso, definitivamente era algo que quería enterrar y que nadie supiera de eso.

—D-Digo, no hace falta Hirotsu-san~ Pero gracias. —El castaño dio una sonrisa nerviosa, levantándose del sillón y poniendo sobre sus hombros su abrigo como siempre hacía para luego salir casi corriendo de ahí en dirección a su habitación mientras se acomodaba las vendas para cubrir su cuello bien.

En medio del camino del castaño, cruzó a nada más que a Kouyou y a lo que el llamaba la versión adulta de Chuuya, el cual levantó una ceja confundido al ver pasar a un joven Dazai corriendo.

—Ah, parece que se despertaron por fin. —Comentó la mujer, con una sonrisa en el rostro dejando así más confundido al pelirrojo.

—¿Quiénes se despertaron ane-san?

I will always be with you, I promiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora