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El día de la fiesta había llegado, lo que traía tanto alivio como dolor de cabeza a los ejecutivos y altos mandos de la Port Mafia.

Para ese punto ya era de conocimiento público en la mafia que las versiones pequeñas de Chuuya y Dazai estaban rondando por ahí. Se dio orden absoluta de que no se les fuera mencionado nada a estos dos sobre el hecho de que Dazai había abandonado la mafia hacia cuatro años, y el que dijera o insinuara algo moriría. Tuvieron suerte de que ninguno de los dos chicos pareciera tener intenciones de relacionarse con sus versiones adultas ni con nadie que no conocieran de su tiempo (A Akutagawa le había dolido bastante ser prácticamente ignorado por su mentor, aunque estuviera consiente de que el adolescente no lo conocía).

En cuanto a aquellos dos adolescentes...

—¡Dazai, devuélveme mi jodida computadora!

—Nunca chibi~ Estás muy viciado a este jueguito, es mejor para ti si elimino la cuenta.

—¿¡Pero si tú también lo juegas!? Ugh, ¡Devuélveme la computadora!

—Yo si controlo mi adicción, Chuuya.

El pelirrojo soltó un grito frustrado mientras corría hacia el castaño, tratando de recuperar su computadora y salvar su cuenta de ser eliminada. Al estar ambos en aquel tiempo, y, por ahora sin ningún trabajo, habían buscado formas de distraerse, las cuales terminaron siendo en qué ambos descubrieron un videojuego en donde no esperaron mucho para comenzar a jugar como locos tratando de superar al contrario.

El resultado es que Chuuya terminó adaptándose más rápido que Dazai al juego, yendo así bastante por encima de él.

Dazai corrió por los pasillos de la mafia con una gran sonrisa traviesa mientras iba esquivando a todo el que se le cruzara en el camino tratando de perder de vista a Chuuya.

Cuando esté pensó que podría perder de vista al pelirrojo, sintió un fuerte golpe en la espalda que lo derribo. Se aferró a la computadora para que "si el caía, la computadora también", pero grande fue su sorpresa al notar que no la tenía en sus brazos cuando llegó al piso. Soltó un bufido frustrado y luego se giró hacia atrás para ver al pelirrojo con computadora en brazos y el ceño fruncido.

—Solo intentaba hacer un favor~

—"Favor" las pelotas, solo buscabas joderme por estar celoso.

—¿Celoso? Me haces reír~ ¿Cómo podría estar celoso de un perro.

—Mira hijo de-

—Chuuya, Dazai-kun.

La atención se ambos se dirigió inmediatamente hacia la voz que los llamaba, observando a unos metros de ellos a la mismisa Kouyou.

—Necesito que se alisten, la fiesta será en breve y no pueden aparecer así.

—Voy, ane-san. —Respondió rápidamente el pelirrojo, dando una pequeña reverencia a la mujer.

—Tu también, Dazai-kun.

El castaño que se levantaba no mostró expresión alguna y solo contestó con un ligero "si" antes de darse media vuelta y volver por dónde había venido, ya que había salido corriendo del cuarto de Chuuya luego de robar la computadora.

El pelirrojo rodó los ojos ante la acción del castaño para luego despedirse de su mentora y seguirle hacia su cuarto.

Estos últimos días habían sido extraños para Chuuya. El ambiente de la Port Mafia era el mismo que cuando él estaba, tal vez más ordenado y sin el caos que había cuando Mori había llevado solo un año de jefe, pero se sentía prácticamente igual.

I will always be with you, I promiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora