Capítulo 7

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Minho soltó una fuerte carcajada que bien pudo llegar hasta la otra cuadra al escuchar la tontería que Chan acababa de decir sobre algo igual de tonto, retorciéndose en su lugar sentado en el asfalto de la calle, pegando su cuerpo al ajeno sin ser consciente. Bang también se reía, ambos relajados, comiendo de aquel pan en forma de pez relleno de mermelada que habían conseguido en un puesto en las calles del mercado universitario, el cual no estaba muy lejos de sus dormitorios, por suerte. Ya iban de regreso cuando pudieron oler el delicioso aroma que pronto se antojó, así que sin mucho pensarlo decidieron quedarse un rato más para comer un pequeño antojo. Habían estado así un buen rato, sumergidos en una conversación estúpida sobre cosas random que salían de la nada y sacaban risas a ambos y mantenían esa aura agradable que los envolvían. Había sido una tarde agradable, desde el momento en que ambos despertaron por la mañana y desayunaron juntos, la habían pasado en compañía del otro. Minho aceptó pasarla con él porque también estaba solo, y en realidad, no había sido una mala idea, hasta ese momento Chan se estaba comportando simpático.

Chan había pensado que sería rechazado en cuanto hizo la insinuación de pasarla juntos sin haberla procesado antes, pero de nuevo se quedó sorprendido cuando, con una sonrisa llena de adorables hoyuelos, Minho asintió. Aquello solo había hecho crecer ese sentimiento extraño que venía sintiendo desde el día en que despertó en ese bar-hotel, pensó que pasar el tiempo con Lee podría ayudarle a aclarar la mente. Y en cierta forma estaba funcionando; al menos en ese momento, ambos parecían buenos amigos y no los chicos que hasta un par de días se peleaban por cualquier tontería sin sentido. Y no era que lo odiase como tal, pero el estrés de los resultados en los relevos le llenaba de tanto mal humor que simplemente no podía mantener una conversación con Lee sin miradas hostiles e insultos de por medio. Como si necesitase sacar todo con él, por algún motivo que no entendía.

Quizás se deba a que por el momento no había más competencias hasta dentro de unos meses, porque en esas horas que pasaron juntos la habían pasado tan bien que todo el estrés pareció estar en el olvido.

— Es lindo estar contigo cuando no eres un imbécil, hasta eres agradable — Lee le dijo antes de darle una gran mordida al pan relleno de mermelada entre sus manos. Se batió las comisuras de los labios, pero se limpió con ayuda de su lengua y un par de dedos que chupó después, bajo la mirada atenta de Bang.

Chan le sonrió con las mejillas llenas, mirándole comer antes de decir: — Tú... no eres tan irritante.

Ambos se sonrieron, antes de seguir comiendo con calma. Quizás aquello era lo que necesitaban, un momento como ese, lleno de paz y tranquilidad, sin entrenadores gritones ni presión de la universidad sobre ellos. Había un ambiente pacífico, con el ruido de la ciudad despierta; autos pasando por las calles, personas caminando, risas, voces, el sonido crujiente de sus panes siendo mordidos, con algunos ladridos lejanos de fondo. El día era agradable, no hacía tanto calor ni tanto frío como otros días, con el cielo decorado con un par de esponjosas nubes que se movían en lentitud, pintado de rosas y naranjas que anunciaban el anochecer acercándose, un sereno viento deslizándose entre ellos.

Sencillamente perfecto.

— Creo que debemos regresar, se está haciendo tarde — Minho dijo, levantándose mientras sacudía el polvo del asfalto de su trasero y hacía bolita la servilleta donde venía envuelto su pan.

Chan asintió, imitándolo, siguiéndolo para tirar la basura en el bote que descansaba en una esquina de la calle. Entonces empezaron su rumbo hacia la universidad a un par de cuadras, en silencio, pero no uno incómodo, de hecho, era bastante ameno, el ruido de sus pasos y el tintineo de llaves en sus bolsillos acompañándolos. Minho decidió ignorar que Bang estuviera mirándolo gran parte del camino, actuando como si no le importara cuando se comenzaba a incomodar por la intensa manera en que aquellos ojos castaños le observaban, los nervios floreciendo. Siempre fue incómodo cuando alguien se le quedaba mirando tanto tiempo tan fijamente, nunca sabía cómo actuar. ¿Tenía algo en la cara? ¿Quizás quedaron migajas de pan o incluso mermelada? Con un poco de vergüenza lamió las comisuras de sus labios en busca de algo y luego pasó sus dedos por si las dudas, pero no encontró nada fuera de lo normal. Solo sintió la textura reseca de sus labios.

KMLNW - Minchan. ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora