claustrofobia

capítulo 3

Claustrofobia

Capítulo 3

La próxima vez que Arthur llevó a Harry a su oficina, Harry decidió seguir el consejo de Hermione y no pasar todo el tiempo tratando de huir. Hermione lo estaba ayudando mucho y realmente se lo debía. Si ella quería que hablara con el padre de Ron, bueno, él lo haría.

Así que aceptó su té y cuando Arthur le preguntó cómo iba a resolver el problema de la claustrofobia, no murmuró "bien" y trató de huir. En cambio, suspiró y pasó una mano por su cabello. "No tan bien. Hermione y yo estamos leyendo sobre eso, pero no podemos encontrar mucho. Está agrupado bajo una enorme categoría de..."

"Fobias específicas", terminó Arthur para él con un asentimiento. "Muchos libros parecen centrarse en la agorafobia, ¿eh?"

Harry lo miró sorprendido. "Sí. ¿Cómo lo supo?"

"También he estado investigando", le informó Arthur, señalando una fila de libros en sus estantes. "Hablé con alguien que dijo que ignorara prácticamente cualquier cosa que mencione a Freud y, en general, a la mayoría de las cosas antes de los noventa, si eso es de alguna ayuda. Si encontraron los libros que están viendo en una de las bibliotecas, probablemente estén bastante desactualizados".

"Oh, gracias a Merlín", dijo Harry con alivio. "Estaba empezando a pensar que realmente era un psicópata y una especie de pervertido de todas esas cosas. Fue horrible con Hermione allí tratando de averiguar si se aplicaba ... ugh."

Arthur se echó a reír. "Bueno, puedes estar seguro, entonces".

"Entonces, er, ¿ha encontrado algo que sea, eh, útil?" Harry preguntó a regañadientes. Aparentemente, su plan para resolverlo él mismo no fue tan fructífero como se esperaba. Que Harry le pidiera ayuda, incluso algo tan pequeño, hizo que Arthur hiciera un jig interno. No podía empujarlo o asustaría a Harry, pero esto era un progreso, estaba seguro de ello.

"Con suerte", dijo, recogiendo algunos libros del estante. "Marqué algunas cosas que podrían interesarte. Por lo que he recopilado, el mejor enfoque es ser introducido gradualmente a lo que sea que te asuste, con alguien en quien confíes ayudándote. No sirve de nada decirte que los espacios pequeños y oscuros no son nada que temer porque aquí, ya lo sabes, lógicamente".

"Pero eso no me impide tener miedo de ellos", murmuró Harry en un tono autocrítico. Harry rompió la mirada y giró el té en su taza. "Es completamente una locura. Lo sé ahora, simplemente no puedo llegar a creerlo mientras estoy allí".

"Todo el mundo tiene miedo de algo que no parece tener mucho sentido", le aseguró Arthur. "Ron tiene miedo de las arañas de todas las formas y tamaños; no importa si no pueden lastimarlo".

"Pero tiene algo de sentido. Quiero decir, hay arañas venenosas por ahí. Y ha lidiado con algunos inusualmente grandes antes", señaló Harry.

"Está bien, bueno, qué tal esto. Al comienzo del verano, Ginny encontró algunas cucarachas en su cama. Las cucarachas no pueden lastimarte de ninguna manera. Pero no solo corrió gritando por el pasillo como una banshee, sino que hizo que Molly lavara las sábanas tres veces y se negó a dormir en la cama durante casi una semana. ¿Eso parece racional?"

Harry estaba sonriendo divertido ante la historia. "Supongo que no. Pero aún así, los insectos arrastran a la mayoría de la gente más que los armarios".

"Está bien, pero ¿recuerdas cuando estábamos limpiando esa habitación con la mesa extraña que se parece un poco a una especie de parte del cuerpo desmembrada?"