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Los pajaritos cantaban y el ánimo de Hyunjin brillaba al igual que el gran sol a través de la ventana.

El pelinegro despertó entre los brazos de Minho y al instante, con mucho cuidado de no despertar a su novio, salió de la cama y se dirigió a la cocina con la intención de preparar un gran desayuno que compartir en pareja.

Encendió la radio a un volumen moderado y comenzó a bailar al ritmo de la música, con las energías renovadas luego del molesto resfriado que había durado cinco largos días.

Ya era hora de que todo volviera a la normalidad. Hyunjin no sentía más picor en la garganta, ni dolor de cabeza, ni fiebre. Sólo un poquito de mocos y algunos estornudos, pero nada que pudiese molestarlo.

Mientras continuaba con su tarea sintió unos brazos deslizarse a través de su cintura.

—Buenos días, Jinnie. Veo que hoy te levantaste de ánimos.

—Así es, me siento restaurado.— el pelinegro se volteó con una sonrisa para darle un beso de buenos días a Minho.

—¿Quieres que hagamos algo hoy en honor a que tu resfriado se fue?— preguntó el castaño abrazando fuerte a Hyunjin.

—Podríamos ir al parque.

—Entonces al parque iremos, cariño.


Fue una tarde bastante divertida para ambos, comieron mucho y se dedicaron a recorrer los caminos del gran parque, deleitándose con la tranquilidad que entregaban los árboles del lugar

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Fue una tarde bastante divertida para ambos, comieron mucho y se dedicaron a recorrer los caminos del gran parque, deleitándose con la tranquilidad que entregaban los árboles del lugar. De vez en cuando compartían algunos besos y reían por las ocurrencias del otro.

Su relación era muy linda a pesar de todavía no cumplir el año juntos, y los momentos como ese en que podían estar tranquilos dentro de su burbuja eran los que más disfrutaban. Muchos reclamaban que podían llegar a ser demasiado melosos pero a ambos les encantaban esas muestras de cariño e iban por ahí repartiendo amor al mundo.

Llegaron al apartamento de Hyunjin con los pies cansados gracias a la caminata que dieron, llena de muchos abrazos, besos y caricias. Entraron y se sentaron en el sofá para descansar.

Se hicieron mimos por un rato hasta que el sonido que emitió el estómago de Minho en señal de hambre los interrumpió. Se miraron compartiendo una misma idea, la cual Minho aclaró segundos más tarde con palabras.

—¿Deberíamos pedir comida?

—Sí, por favor. Muero de hambre.— respondió Hyunjin abultando los labios.

—¿Y qué te gustaría co–¡Achú!— Minho no alcanzó a formular la pregunta debido al gran estornudo que lo atacó de repente.

Ambos volvieron a conectar miradas y Hyunjin no pudo evitar reírse de la expresión de sorpresa que puso el castaño. Al parecer tendrían que estar un par de días más juntos.

—Creo que al cuidador le tocará ser cuidado~

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