Zoro

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Recuento de palabras: 210.


Algunos llamaban a Zoro un babuino inculto, y la mayoría de los días no estaban demasiado equivocados. Entrenaba, dormía y bebía como un pez, y... bueno, la mayor parte del tiempo no hacía mucho más. Era lo suficientemente fuerte como para que Nami entendiera por qué Luffy lo mantenía cerca, pero los escudos humanos costaban un berry la docena y no veía ninguna razón para encariñarse particularmente con este.

Fue solo cuando Zoro evitó que Nami fuera engañada con una caligrafía de imitación en Loguetown —no es que ella fuese a admitir haber sido engañada—, que se vio obligada a reevaluar su opinión original sobre el hombre; con solo un "orden de trazos incorrecto" murmurado a modo de explicación. Un poco de investigación reveló que Zoro aprendió mucho más que cómo blandir una espada en su antiguo dojo. El gran zoquete era un espadachín debidamente entrenado, con todo lo que eso implicaba. Lo único que le impidió actuar como tal era una completa falta de interés.

Nami guardó esa información en el fondo de su mente, mientras restaba unos miles de berries de su deuda. Por más que detestara admitirlo, él le había ahorrado un poco de dinero y mucha vergüenza, y eso era algo que ella no olvidaría fácilmente.



Idiosincrasia [Mugiwaras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora