La luz del cielo, yo no sé... Un alma deambulando con su triste preludio que tuvo, le había cansado.
Su voz apagada, su corazón destrozado, lo más triste de esta, no había empezado.
No existía un lugar para ella, poco a poco llegaba a un bosque umbrío, la soledad que la rodeaba era una fatiga abrazado de un solemne frío.
La luz del cielo... Alumbraba más que nunca de guía para ella, cada vez se apiadaba de su tristeza.
Un pequeño cristal estaba clavado, en la superficie de un río yacía sentado, cada vez la noche cálida se estaba tornando con la luz del cielo estaba empezando.
Se puso a mirar en está, ni un cabello suyo veía, al parecer sus ojos tampoco servían. Su actitud insegura a ella la invadía, la luz del cielo más alumbraría.
Una linda mariposa se posó entre su mirada, se posó en el cristal que la cegaba... ¡Si podía mirar! Oh, turquesa mariposa, gracias por tanta bondad.
Está solo le dijo: "no ha de buscar más, el cristal valioso, dentro tuyo está". Cara confundida reflejaba, a los minutos cada vez más lo procesaba.
Se le estaba complicando, pero de a pocos lo estaba captando.
Ahora comprendió.
Su soledad nunca existió, solo que su corazón se apartó de los demás, por el miedo que esto le daba, de ser otra vez abandonada.
Se dio cuenta también que de lo mucho que valía, la luz del cielo por fin pudo mostrarle todo lo que quería.
La luz de cielo...
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