6. Neptune.

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Sukuna había intentado de todo para poder volver a tener contacto con Megumi. Incluso había ido a su trabajo y el ver qué nadie podía darle razón de en dónde se encontraba, lo hizo pensar en que quizá y había pasado algo más.

Quizá y lo había asustado y no quería salir más con él después de conocerle un poco mejor. ¿Estaba bien después de todo? Era lo único que quería saber aunque de alguna manera, sentía que debía dejarlo en paz si no era lo que quería. Un debate interno entre esos dos pensamientos no lo dejaban en paz. Ir a buscarlo y encontrarse en el bar donde se habían conocido, era la única idea que se le ocurría por el momento.

-¿Puedo dejarle un recado? -preguntó Sukuna, con uno de los bartenders que le cubrían a tiempo completo cuando Megumi al parecer había pedido vacaciones.

-Ya sabes lo que dicen, los encargos sin dinero se olvidan, guapo. -respondió el de la barra, guiñándole un ojo.

-¡Oh, claro! -respondió, sacando un par de billetes de gran denominación, antes de entregárselos. Era lo único que traía en efectivo al usar solo tarjetas y esperaba fuese suficiente.

-Ahora sí que nos vamos entendiendo. ¿Y? ¿Que quieres que le diga?

-Primero... Eso significa que volverá. ¿No?

-Pues claro. No somos los mejores amigos, pero algo de cercanía tenemos. Creo que se tomó vacaciones porque se sentía un poco mal. Ese Megumi, haría de todo con tal de venir a trabajar pero no pudo más y listo. Yo creo que es cansancio.

Sukuna sintió que la preocupación crecía en su interior, aún así intentó poner en orden sus ideas, pensando bien en qué le diría para poder aprovechar si volvía antes a trabajar o lo encontraba.

-Dile que vine buscarle. Y te dejaré mi número, que me llame para cualquier cosa que necesite. Yo creo que es todo.

-Eres un tipo extraño. Podrías ir a decírselo. -respondió. - ¿Quieres algo de beber? La casa invita.

-No me digas. Pues si estoy aquí es porque claramente no lo encuentro. -
Sukuna asintió. Si algo podía decirle alguien medio cercano a Megumi, entonces servía aunque fuera un poco. Sentía que si seguía buscándolo una vez más sin saber realmente que había sucedido, se iba a volver loco.

-Fui a buscarlo a su casa. Eh...

-¿Sabes dónde vive? Wow. Llevamos años conociendo a Fushiguro y desde entonces ni siquiera nos ha dicho algo como su dirección. A lo máximo que hemos llegado es a conocer a sus perros por fotos. Es alguien reservado, muchísimo. ¿Hiciste algo para arruinar esa cercanía, cierto?

Sukuna se quedó pensativo. No había pasado absolutamente nada que le pareciera malo y eso le carcomia más. Negó con la cabeza intentando recordar algo pero nada se le ocurría. Bebió su trago de golpe y quiso hablar antes de volver a ser interrumpido.

-No lo sé. ¿No? Hago memoria de que pudo haber pasado y no logro recordar algo. Mi hermano incluso... -murmuró lo último, dándose cuenta de la cara que había tenido Itadori cuando Megumi se había ido. El muy idiota no sabía mentir y esa vez vaya que le había salido mejor que otras veces.

-Tengo que irme. Gracias por el trago, si logra venir antes de contactarlo entonces dile que vine, pero creo que no será necesario.

Salió de ahí a su casa nuevamente. Todo lo que tenía en mente era poder sacarle a su hermano toda la verdad del porqué Megumi había cambiado su comportamiento de tal forma, entonces vaya que sí había pasado algo pero entre ellos. ¡Cómo había podido ser tan imbécil y no darse cuenta de ello!

Entró con paso firme, subiendo las escaleras tratando de ser racional hasta que vió a su gemelo ahí. Ni siquiera pidió permiso para entrar a su habitación, sentándose a un lado mientras intentaba que el mismo ya no sostuviera su mentira. El silencio era algo tenso pero sabía que hacía ahí y él no soltaría ninguna palabra. No fue necesario, pues Itadori empezó a hablar.

Afterlife.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora