4. Make it happen.

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Ese día nada iba bien.

Megumi había dejado de ver a Sukuna por varios días y pensó que realmente no iba a volver. Y estaba bien, porque estaba acostumbrado a que cualquier persona que entrara en su vida, desaparecería de la misma forma. Prefería que desde el inicio lo hicieran para que no tuviera que ser tan duro. Y en su interior, siempre lo era un poco.

Después de trabajar deseó que un milagro le sucediera. No llevaba mucho efectivo y tomar siempre el subterráneo le hacía dar náuseas debido a la cantidad de alcohol que olía. Esa vez tenía tanto cansancio y no podía gastar las propinas al ser final de mes. Sukuna, quien no sabía nada de eso, deseó realmente poder ver a Megumi ese día. Y al final, casi cuando el sol volvía a querer salir y el destino quiso darle algo de ayuda, sucedió.

Paró su auto a un lado, intentando casi no gritar desde donde lo había estacionado, bajandose para poder alcanzarlo.

—Te invito a un café. ¿Hm?

Megumi soltó una risa corta. Sabía que no perdía nada siendo grosero para ahuyentarlo, pero aún así, quiso intentar.

—¿No tienes cosas que hacer más importantes? Es decir, ir a trabajar a un lado normal, dónde la gente de traje como tú va y atiende cosas en la mañana. O lo que es mejor, dormido aún.

—Si tienes sueño, entonces vamos a dormir.

Megumi carraspeó, tratando de darse a entender mucho mejor con sus palabras, en un largo suspiro que terminó en otra risa. —¿Vamos? Guardarte esas cosas para ti. — bromeó, intentando no darle importancia a aquella invitación la cual le hacía mucho ruido de igual forma. Si había sido algo de una vez, volver a repetir no estaba mucho en sus planes.

—Es decir, si no quieres ir hasta tu casa, podemos ir a la mía. Espera, sé que suena mal pero tengo varias habitaciones y si quieres descansar ya... Bueno, podríamos ir. Puedes usar una y mañana mismo te dejo en tu apartamento. Es sólo digo, creo que sería más complicado con el tráfico que hay a estas horas llevarte, dormirías muy poco. ¿No es así?

Megumi asintió. Sus perros tenían comida y podría ahorrarse lo de las propinas para poder pagar la luz. No era mala idea y por alguna razón, quería averiguar el porque el interés del mayor por ayudarle tanto y nada mejor que en la propia casa del susodicho.

—Bien, bien. Pero nada de mierdas raras o te mataré. ¿Entendido? -— Megumi lo observó fijo por varios segundos, apuntando con su dedo. Sabía que no intentaría nada y que el sabía defenderse, pero quería dejar claro desde el inicio que, si intentaba aprovecharse de su cansancio él sabía defenderse muy bien y no le convendría.

Al llegar a su casa, intentó no salir corriendo.

Lo sabía, era una persona más, alguien rico de la ciudad que intentaba liarse con alguien y sorprenderlo. Aún así, espero. Era pronto para llegar a conclusiones precipitadas y ya se habían visto varias veces como para suponer.

—Bueno... Puedes ponerte cómodo o darte una ducha. ¡Sólo si quieres! Tengo ropa de sobra en los cajones, en lo que yo hago algo de desayunar. ¿Está bien, no? ¿Eres alérgico a algo?

—No, no. A nada. — contestó Megumi mientras se concentraba en observar la casa. Era espaciosa, tenía una vista increíble y moderna. Parecía de alguien que pasaba poco tiempo pero aún así, estaba muy limpia. Cada cosa le mostraba algo de Sukuna que estaba dispuesto a investigar por su cuenta. Su desconfianza no crecía, pero tampoco disminuía un poco. Subió por las escaleras, abriendo uno de los cuartos para encontrarse con el que parecía ser suyo al invadir su olor en él al perfume que usaba. No había nada interesante, ni un cuadro de sus amigos o familiares, o algo que le diera un poco de información, era sobrio pero con mucho estilo y casi todo en color negro. Abrió los cajones y se encontró con una colección de relojes costosos que cerró al instante. No había robado nada en su vida, y esa no iba a ser la primera vez. Siguió buscando algo de ropa y encontró un par de pantalones deportivos, una camiseta floja negra de marca y con eso tuvo suficiente, quizá, hasta se lo quedaría. Vaya que también gastaba en ropa.

Afterlife.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora