Solo para tus ojos

Capitulo 1

En la familia la palabra y las promesas valen demasiado los cuidados deben ser específicos, el poder de la venganza debe ser tomado y se reconocería fácilmente a aquel rebelde que quiera negarse a esta. Y es que los Tomlinson tenían juramentos, y la familia Styles, sus rivales, tenían mandamientos a seguir.

Harry Styles, el chico de cabello rizado, de mirada fuerte y fría casi aterradora, es que el inspiraba eso en su figura; irradiaba poder, fuerza así mismo desde la primera fibra de su cabello hasta las huellas de sus pisadas.
Perteneciente a la mafia y a una familia totalmente estrictas con sus testamentos ¡pobre de aquel que osara a meterse con los Styles! El chico rizado tenía bien en claro sus necesidades y el amor para el, son signos de debilidad y sacrificio, por ende eso no tenía lugar alguno en su vida. Con veintitrés años tenia muy en claro los objetivos propios y de su familia, educación, responsabilidad, metas claras y lealtad.
El día que se habló del próximo golpe a los Tomlinson el se encontraba en la sala de reuniones, donde, sus hermanos y padres estaban presentes, al frente de este se encontraba unas diapositivas con las fotos e información de cada individuo que conformaban dicha familia.
Y es que el objetivo era derrumbar ese imperio que crearon, así adueñarse de cada proporción de tierra que tenían en su potestad, conocer puntos débiles y crear estrategias, lo que alguna vez perdió la familia Styles lo recuperaría en la actualidad con la audacia de Harry y la belleza de Gemma.
¿Macabro, no? Utilizar a los hijos para arruinar a los padres, y es que el futuro se encontraban en sus manos y era inevitable no sentir el sabor a gloria.
Exactamente los padres de Harry no eran de esas personas tan afectuosas lo que enrealidad le importaban y aceptaban era el poder, "el poder te lleva lejos, hijo".  El rizado siempre recuerda eso, lo usa a su beneficio.
-Entonces... esto es lo que hay que tener en cuenta, hay que atacarlos, busquen formas... - Des hablaba con seriedad- ustedes saben lo que deben realizar y lo que obtienen a cambio de este trabajo. Ya se pueden retirar -hizo un ademán quitándole importancia a la situación.
Harry miró a Gemma y se levantaron de su asiento, asintieron a sus padres y salieron de la habitación.
-¿Crees que podamos con esto?- pregunto Gemma con cierto tono de inseguridad que causó lo mismo en el rizado y era algo que no iba a aceptar.
- ¿Acaso no te crees capaz, hermanita? Gemms,  nuestros padres nos han mandado a hacer el trabajo sucio de ellos hace tiempo y lo sorprendente es que la mayoría nos ha salido bien, ¿algo debería cambiar?- gemma hizo un gesto pensando en todo lo sucedido, Harry podría leer sus facciones y es que son hermanos y ambos son dos gotas de agua, la diferencia era los dos años de edad que se llevaban, que fácilmente pasa desapercibido.
- cuando tengamos lo que merecemos quiero hacer las cosas que siempre quise, ¿sabes? - Harry sintió que su hermana se haría un bolillo en su lugar, en cambio el estaba cada vez mas decepcionado de lo que buscaba.

Para llegar a la familia Tomlinson llegó a un acuerdo con su padre de que debía estudiar en la misma academia que los hijos, y un simple llamado basto para poder ingresar al instituto, de igual forma no se lamentaba, al final de cuentas luego de finalizar con el plan tendría una visualización de como seguiría adelante. El instituto se formaba de alumnos con buenos promedios, al menos, con aquellos que destacaban en deportes, ciencias, e historias y en algunos casos con un llamado de los tutores aunque eso; era algo que nadie sabría. Los buenos movimientos y palabras le concedieron a Harry una buena habitación con el criterio de no compartir habitación con nadie más.

El primer día de clases fue algo aburrido y típico, con análisis de lo aprendido y el "recuperar saberes" el cambiar de profesores y de compañeros hacia todo mas ligero, al final, el buscaba a su objetivo. Unos ojos azules ingresaron al salón acompañados de un abanicos de pestañas que hacían que la delicadeza de los rasgos destacaran, cargando en cada pestañeo sobre sus pómulos, piel brillante y labios finos, un danzar de caderas destacable hacia que sus pasos fueran tan ligeros que podría decirse que ese muchacho no tocaba el suelo. ¿O era el quien sintió no tocar el suelo?, se sentó a un lado de Harry e inundo sus sentidos un aroma dulce.