Capitulo 3

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En el silencio de la habitación y en la noche oscura, Harry prendió un cigarrillo y escuchó música, se dejo llevar un poco por ese sentimiento, después de todo la oscuridad era infinita y muchas cosas lo atormentaban tenia un encuentro de emociones por dentro que no comprendía y tantas veces que decidió alejarse de ello que aun asi, al llegar la noche lo consumía.

Unos golpes leves atravesaron la puerta y llegaron a sus oidos sacándolo de sus pensamientos.

Una vez mas tocaron, leves golpes.

-¿Quien?- dejo el cigarrillo sobre el cenicero y se acerco a esta.

- L-Louis- Harry paro en seco, ¿Cómo sabia cual era su habitación?

- ¿Cómo supiste que esta es mi habitación?- Abrio la puerta y vio al castaño con unas bolsas de comida ¿ Y... esto? - Recargo su cuerpo sobre el marco de la puerta y cruzo sus piernas a la vez.

- Dime, pasar tiempo bajo el sol ¿Te dejo ciego? acaso esos ojitos verdes se han nublados, es ¡comida! Huele rico, ¿no te llega el olor? - dijo con un tono divertido, hablando rápido y haciendo facciones con la cara.

Harry por su lado arrugo la nariz y sonrió, no se había dado cuenta que tenia hambre solamente se dejo llevar por lo que tendría que ignorar, su estomago rugió y Louis largo una carcajada

- ¡Vamos, Harold! ¿no me dejaras pasar? - de repente un chico castaño ingreso a la habitación con un danzar de caderas dejando las compras de comida sobre la mesa, quizás ese chico podría arrasar el cielo si así lo quisiera, Harry quedo anonadado en el umbral de la puerta.

-¡Pasa! tranquilo, no son las comodidades de nuestra casa pero, ¡pasa! - la ironía se escucho mezclado con diversión - ¿Qué trajiste? no me digas que Sushi por Dios.

- Solamente unas hamburguesas con papas fritas, Coca-Cola y había comprado unos licuados pero me los tome, no te iban a gustar - mientras sacaba las cosas de la bolsa.

-¿ Y que se debe el placer?

- Cenar conmigo siempre es un placer, Harry. Y es algo que pocos tienen el agrado.

-Claro, si. Tu agenda es tan apretada que debes controlar la de alguien más.

- Pues, no digas mucho, te estabas fumando un cigarrillo y ni siquiera habías comido, es un placer que yo haya tocado tu puerta- se llevo unas cuantas papas a la boca- no vives de cigarrillos.

El rizado no sabia que responder es que tampoco le iba a dar crédito a lo que dijo, acostumbraba a matar un poco el hambre o la ansiedad con cigarrillos antes de que los ataques de pánico le atacaran por la espalda, tampoco recuerda cuando fue el momento que los comenzó a tener solamente sabia que estaban ahí y aun no los controlaba. Tomo unas de las hamburguesas y empezó a comer, sentía su estomago vacío mentalmente agradecía a Louis y su buen pensamiento.

- Me gusta ver a la gente comer - miraba a Harry - es que en algunas personas. quitando a los desordenes alimenticios, que realmente disfrutan y sienten ese placer - se acerco un poco mas al rizado observándolo fijamente - deberías ver como tus ojos en cuanto probaste el primer bocado.

-¿Siempre eres asi de extraño? - Harry hablaba con la boca llena- lo que acabas de decir puede incomodar a cualquiera.

-¿ Te incomode? - levanto una ceja.

- No.

-¿Entonces?

Harry llamo al silencio, los silencios con Louis no eran incomodos, además no duraban mucho el era ruidoso, y con lo poco que lo conocía se dio cuenta que siempre tenia temas para hablar, cualquier cosa hasta de las alas de una mosca, el, podría hablar de eso.

Solo para tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora