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Amor

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Amor.

¿Quien puede definir el amor?
El podría describirlo como dolor, puro dolor, pero al mismo tiempo, como una droga, una que le permitía seguir al lado de aquel hombre que no podía dejar atrás a ella. Si, el amor dolía, pero también, le hacía dependiente a sentir esa calidez, ese agradable sentimientos de ser amado, y de nuevo; dolor. Era una cadena sin fin, pero, no podía quejarse. ¿Qué podía decir? Anhelaba amor a pesar de que duela cada vez más, el amor y el dolor iban de la mano, se había encerrado en una habitación sin puertas y ventanas dónde agua caía, y el, solo, se ahogaba.

Otra noche más, su teléfono vibraba sin descanso, sabía de quién era los mensajes, de aquel desesperado hombre que quería buscarlo, pero el, sumido en la oscuridad de su habitación y tirado en la cama con lágrimas en sus ojos, no quería ver esos mensajes que le hacían sentir especial, no quería... Pero vamos, su necesidad fue más.

"Si solo está noche puedo sentir que eres mío..."

Y ahí estaba, frente a esa puerta, esa dónde vivía aquel hombre que no le pertenecía, ese que le daba la posibilidad de sentirse amado, pero también, el que dañaba y destrozaba más su ya demasiado roto corazón, ¿Qué podía perder? Siempre era salir...

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Y ahí estaba, frente a esa puerta, esa dónde vivía aquel hombre que no le pertenecía, ese que le daba la posibilidad de sentirse amado, pero también, el que dañaba y destrozaba más su ya demasiado roto corazón, ¿Qué podía perder? Siempre era salir herido, desmoronarse, no sabía porque se mantenía aferrado... De todos modos, si se iba, lo odiaría en su estado de dolor puro.

No quedaba más, abrió la puerta, y como si su mente hubiera hecho "clip" su estado de ánimo cambio de dolor puro, a la más hermosa sonrisa que Guren tanto amaba.

—¡Guren~! Que sorpresa que me hables tan desesperado, ¿Tanto me extrañaste~?

Solo quería molestar, y lo logro, el otro gruño cuál ogro.

—Calla, y ven acá. —Murmuro acercándose a tomar su mano.

Esa calidez que quemaba tanto, ese hormigueo, y sus demonios internos diciéndole que ya era suficiente, pero Shinya no hacía caso a ese dolor, simplemente sonreía y era guiado por el azabache.

—Esta bien, está bien, no desesperes.~

Nunca hacían nada, a veces Shinya por molestarlo besaba sus mejillas, hacía bromas, o le coqueteaba, nunca dieron paso adelante de eso, ni siquiera un beso en los labios, nada de eso. Pero sabía que Guren lo necesitaba del mismo modo que el lo necesitaba, con la diferencia de que Guren corría a sus brazos solo cuando ella lo lastimaba... Cruel, pero era cierto.

Elige, ¿Ella o yo? [Gureshin] [Re Subiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora