Capítulo 8

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  Una vez las rocas dejaron de caer, el campo de fuerza desapareció. Tan pronto como se separaron, Pierre empezó a empujar y golpear a Ezequiel con una ira incontenible.

—¡Eres un idiota irrespetuoso! ¡¿En que estabas pensando?!

—¡Déjame!

Ezequiel cayó al suelo al tropezar con una piedra, quedando con la espalda recargada en un árbol. Pierre sacó una de sus espadas, caminando hacía él.

—¿Creciste que ese bastardo te ayudaría? ¿Tan estúpido eres?

—¡él me lo prometió!

—oh, ¿En serio?—Soltó una risa sarcástica—¿Que te prometió? ¿Que no atacarían Liziyan? Él no puede controlar eso.

Pierre se lanzó hacía el otro joven, estaba listo para apuñalarlo pero Aanuk lo detuvo.

—¡Suéltame!

Roble fue a ayudar al rubio, ninguno sabía porque era la pelea, necesitaban respuestas. Pierre terminó sometido por Leslie en el suelo, su rabia aun brillaba en sus ojos de cristal.

—¿Podrían explicar, por favor, a que se debe tanta violencia?—Preguntó el bibliotecario—Veo que los lleva a sus impulsos más primitivos.

Ambos guardaron silencio, dejando que el elfo pelirrojo hablara.

—Están hablando de porque Ezequiel trabajó para Hasley; al parecer Ezequiel viene de la tierra de la prosperidad, Liziyan. Esta al norte de la zona central de Arcanzas. —Hizo una pequeña pausa—Este lugar se supone que no tiene problemas con ninguna otra región, y más bien es un punto de comercio muy importante, sin embargo, gracias a la ocupación dracónida, están empezando a ser atacados por otras regiones, por lo que se es Saluma, Yie, Svireh y Krit.

Todos lo miraron, entendiendo que se trataba de la situación política del continente en general.

—Quiero suponer que Hasley, al tener contactos dentro de la Sección B, pudo hacerle la falsa promesa a Ezequiel de que dejarían su nación en paz si él les ayudaba. Aunque aun no entiendo porque querría hacer ese ritual, específicamente con los Heraldos.

—Que nos diga el mismo—Demandó Pierre—Vamos, dinos.

Ezequiel no tenía una expresión del todo clara, su ceño demostraba enojo, pero sus ojos más bien los veían con superioridad.

—Bien.—Cambió su postura a una más altanera—Hasley lo hizo para él mismo; el demonio que iba a invocar se llama Caleb Covington. Él es de otra realidad, y es capaz de concederle un deseo a aquel que le de 3 sacrificios de sangre.

—¿Que es un sacrificio de sangre?—Preguntó Chryssiel.

Aanuk le tomó del hombro.

—Yo te explicaré luego.

—El deseo de Hasley era tener poder ilimitado sobre todo; magia, elementales, personas. Todo.

—¿Y que tienen que ver los Heraldos en todo esto?

—A ellos se les solía llamar Hiebaiku xil ba Xilsoop. Eran una leyenda contada en arcanciano antiguo, Los heraldos de la Destrucción; la leyenda decía que, una vez los 7 Heraldos se encontraran, el mundo se hundiría en enfermedad, destrucción y guerra. Por eso es que cada uno fue mandado a una región o mundo distinto.

Ezequiel notó que ninguno le creía ni una palabra, suspirando con fastidio.

—Las piedras por si solas no son nada; cada uno por separada puede hacer cosas increíbles con su poder, igual que cosas horrendas. Si combinamos todo ese poder, es posible abrir un portal multidimensional, que podrá traer elementales de todos los planos, otras criaturas y también demonios.

Viaje en tren: El robo de las piedrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora