Capítulo 5

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La noche pasó rápido; el grupo de aventureros habían pasado la noche en el bosque, junto a sus caballos. Roble, al no tener la necesidad completa de dormir, se mantuvo como guardia gran parte de la noche. La otra parte la ocupó Aanuk.

Apenas empezaba a salir el sol, cuando el canto del cuervo los levantó de golpe.

Deberías dejarlos dormir más tiempo.

No hay tiempo para descansar, Niklás. La luna llena es mañana, y si siguen durmiendo no llegaran a salvar a sus amigos.

Todos empezaron a levantarse y espabilar poco a poco escuchando a un lobato y un cuervo discutir sobre una piedra al lado del camino.

Por favor, relájate cuervo. Tienen todo el día de hoy para llegar a la Montaña Sombría, no están tan lejos.

—Apoyo al cuervo—Dijo Aanuk—Deberíamos empezar a movernos.

Los caballos y todos empezaron el movimiento, con cansancio. Con la luz del sol saliente, emprendieron de nuevo la aventura, por el mismo pasillo oscuro de árboles. Sabían que estaba amaneciendo por una simple razón; el follaje que cubría el cielo empezaba a retraerse con la luz del amanecer.

—¿Porque se retraen?

Les dije que el bosque es una criatura, no le gusta nada el sol de la mañana, y menos el de invierno. Este sol quema la oscuridad, una vez baje volverán a su lugar.

—Eso no pasó más atrás.

El lobato que había estado peleando con el cuervo, empezó a seguirlos de cerca, olfateando el suelo y el aire. Algo estaba percibiendo, pues cada vez titubeaba más en seguir por el camino. El cuervo iba montado en él, pellizcando de vez en vez su cuello para que siguiera avanzando.

Deja de morderme.

Al grupo se unió un zorro, que apenas apareció tropezó con el lobato, empezando una pelea entre los animales pequeños. El cuervo voló a la cabeza de Chryssiel, y les mandó a esperar a que ellos dejaran de pelear.

El zorro ganó, en términos de animales, y fue ella quien dirigió el grupo por lo que restaba del camino, teniendo ahora al lobato detrás.

Llegaron un punto en que el camino se separaba en dos: por un lado, los árboles estaban dejando pasar la luz del sol, dejando en evidencia a una jauría de lobos que se reunía en la entrada. El lobato del grupo metió su cola entre las patas, alejándose de esa manada. En el otro, la oscuridad era densa, no se veía nada.

Pararon antes de estos caminos, unos cuantos metros antes de la división. Lo suficiente para tener el espacio para moverse.

Niklás, no sean chillón y ve a hablar con ellos para que nos dejen pasar.

Es su territorio, no puedo entrar. Vamos por el otro camino.—Se le notaba verdaderamente nervioso.

Aanuk bajó del caballo y tomó al lobato del cuero, era más pequeño de lo que parecía.

—Eres el dios de la guerra, ¿porque le tienes tanto miedo a una manada de lobos?

Esa es la manada de Zhiska, mi primo. Hace años hicimos un trato, Mientras yo no me acerque a su dominio, él no se acercará a mis hijas.

El zorro caminaba de un lado a otro, esperando a que el cuervo regresara. Ella también se veía nerviosa.

—¿Y el zorro no puede hablar con ellos?

No, Zhiska me reconocerá. No quiero que intente aparearse conmigo. Pueden intentarlo ustedes.

No se percataron que los lobos de ese lado del camino se empezaban a acercar con órdenes de su alfa. Un hombre fuerte y grande se erguía sobre una roca, con las lobas a sus pies. Mantenía la sonrisa que tantas pesadillas le traía al zorro, que era quien estaba más cerca de la manada. Poco a poco los empezaron a rodear, bloqueando el paso al otro camino.

Viaje en tren: El robo de las piedrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora