Diciembre.
Estaba saliendo de mi casa y una ola de frio me golpeó la cara, a pesar de que fuera bastante abrigada me estaba congelando, siento como mi nariz se esta tornando a roja y como mis manos se están congelando, y llegué a la tienda. Me conocía el sitio desde pequeña y fui directa a por una tableta de chocolate y un batido de vainilla, cuando me dirigí a pagar me percate del chico que había en la caja, era muy alto comparado conmigo, tenia los ojos negros como el pelo y vestía como un vagabundo
joder que bueno esta.
Abi, no, puede tener 20 años. Que ilusa fuí.
-son 3 dólares-dijo con una voz ronca pasándose las mano por el pelo peinándose. me miro y solté un gemido, me atravesó y me analizó con la mirada. me empiezan a temblar la manos e intento que no se note.-no mato a gente-dice mientras le sale un sonrisa de burla.
-ya...ya es que-
-¿te pongo nerviosa?- siento como mis mejillas se ponen cada vez más rojas.
Tengo que salir de aquí.
-no que va- rápido saco el dinero se lo doy y salgo casi corriendo.
Al salir noto una mano en mi hombro y me giro de un salto
-el cambio rubia- rubia, esa palabra retumba en mi cabeza mientras me hecha las monedas en la mano.
-gracias, ahora debo irme- digo nerviosa y comienzo a caminar dirección a mi casa.
Llego a casa y como de normal no está mi madre, trabaja demasiado y aunque se lo haya dicho mil veces le da igual, siempre dice "solo con mi sueldo no damos para los tres" (para mama, mi gata sombra y yo) desde que mi padre se fue mi madre empezó a trabajar para olvidar que mi padre se estaba acostando con su hermana y ahora se a convertido en un vicio.
-pero que gata mas bonita tengo- le digo a sombra mientras la cojo y la acaricio y ella ronronea, la dejo en el suelo y me dirijo a mi habitación, cierro la puerta a pesar de que no haya nadie en mi casa y me dejo caer sobre la cama, como si fuera una pluma.
enciendo la tele y pongo Netflix, sin darme cuenta me quedo dormida.