Capitulo 1

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Hoy era el día que toda mujer esperaba; soñaba con largos y hermosos vestidos de dama de honor, con arreglos de flores impresionantes, cientos de invitados esperando presenciar su tan esperado día, un novio perfecto que la amaría sobre todas las cosas y el vestido de novia que debía hacerla lucir como toda una princesa.

Toda mujer soñaba con su boda, con que todo resultara perfecto y fuera feliz para siempre, era una completa mentira y casi todo el mundo lo entendía en estos días, como ella.

La hermosa mujer con largo y ondulado cabello castaño pelirrojo, ataviada en un delicado vestido de seda color rojo carmín abrazando su perfecta figura, observaba toda la majestuosa iglesia decorada con miles de rosas y lirios blancos con los preciosos ojos color chocolate brillándole de disgusto y ansiedad, frunció los labios color sandía y se dispuso a caminar por el lustroso mármol de la iglesia con los tacones sonando a cada paso que daba, tratando de ignorar todas las miradas que se posaban en ella de manera poco amigable por parte de las mujeres y lujuriosa de parte de los hombres.

Sabía que ella no era bienvenida en ese lugar, al menos de parte de los invitados de la novia, ella no tenía ningún derecho en estar presente en este tan especial día, pero no podría importarle menos, ella tendría que verlo con sus propios ojos, tenía que ver como el hombre que siempre amo se rendía de esta manera, tenía que convencerse que él ya había dejado de luchar por ella, por su felicidad, para conformarse con esta farsa. Ella tenía que verlo ante sus incrédulos ojos, como él los condenaba a ambos, como sellaba el resto de sus vidas sin alcanzar la felicidad, como su historia tendría un final trágico como muchas otras más, simplemente tenía que verlo para por fin dejarlo ir.

Eligió un lugar oculto, donde nadie podría verla pero ella podría ver todo, se sentó con la espalda tensa y cruzo las piernas de manera sugerente, alzó la barbilla y abrió los ojos lo más que podía, en un intento de espantar las lagrimas que luchaban por salir como tantas veces hicieron a través de todos estos años.

Tantas cosas le pasaban por la mente, tantos recuerdos nublaban sus pensamientos y tanta era la rabia de no poder olvidarlos, siquiera ignorarlos, no ella era demasiado masoquista como para olvidar los momentos más hermosos que ah pasado en esta vida a lado de la persona que ella, de alguna manera, seguía considerando como el amor de su vida.

Sin poderlo evitar, recordó todo, como pequeños flashes, toda su historia apareció ante sus parpados cerrados, recordó los días fríos en los que no salían de la cama dedicándose  a amarse todo el día, recordó las noches infinitas en donde solo hablaban de todo y nada sin aburrirse nunca, recordó aquellos besos que le aceleraban el corazón a mil por hora, pero sobre todo recordó aquellos labios que pronunciaron las palabras que le hicieron creer en el amor, que le hicieron creer que ellos podrían llegar a tener un final feliz, que pronunciaron tantos te amo que no podía ni contarlos. Todo no fue más que una mentira, una mentira que ella estúpidamente creyó, por más que se lo advirtieron ella creyó en él, y perdió todo.

Sus recuerdos viajaron automáticamente a la vez en que toda esta mentira empezó, cuando ella lo conoció.

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Sus converse chocaban contra el pavimento de la gran ciudad de Londres, era un Jueves por la tarde y ya era tarde para la chica de 19 años que corría como nunca rumbo a su trabajo de medio tiempo, acaba de salir de la universidad y cada vez más deseaba tener los suficientes fondos como para comprarse un auto para no pasar lo mismo todos los días, ya le faltaba poco para comprarse un Fastback del 68 el auto de sus sueños, si se pudiera casar con un auto seguramente sería ese, la espera le parecía casi eterna.

L'amour ne est pas assezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora