Todas las mañanas, justo antes de despertar, Kiara Foley intentaba recordar su vida antes de él. Pero entre más mañanas pasaban, más le costaba recordarse a sí misma antes de todo.
Todo comenzó con una maldita sonrisa, esa maldita sonrisa. Acompañada con unos ojos café y unas pestañas que se movían como las hojas de una palmera al compás de un suave viento.
Estaba segura que fue el primer día de escuela, hace aproximadamente dos años. Si, hace casi dos años, no puede quitárselo de la cabeza. También recuerda que aquel día él estaba de cumpleaños, pero ella no lo supo hasta dos días después, porque aquel 3 de marzo se cruzaron por primera vez y no hubo tiempo para preguntas personales.
Él era nuevo y ella demasiado empática. Pensó que si ella fuera nueva no le gustaría que la tuvieran aislada. Así que con su extravagante confianza que la caracterizaba se sentó sobre la mesa de él.
–Hola, ¿Estás bien?- preguntó Kiara con una sonrisa amable.
– Hola. Si estoy bien- respondió él sin levantar la mirada de sus manos.
– Me llamo Kiara Foley, mucho gusto- dijo estirando su mano derecha.
– Me llamo Dylan White, un placer conocerte- contestó levantando la mirada y apretando la mano de Kiara.
– Sabias que dicen que "White" viene del anglosajón "wiht" que significa "valiente". ¿Te consideras valiente?
–No lo creo. Creo que me queda mejor el significado "blanco"- dijo riendo.
Ahora sé que tenías razón Dylan White, no eres nada valiente, dijo Kiara aun tendida en su cama, viendo como aparecían los primeros rayos de sol que se colaban por su ventana.
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Un amor con olor a canela.
Teen FictionEse sentimiento de un amor no correspondido es necesario para saber cual es el amor correspondido. Acompaña a Kiara Foley en su viaje en el (des)amor.