Que se las arreglen solos yo ya ayude suficiente.

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Capítulo 2: Un Giro Inesperado

Todo comenzó de manera abrupta, tan rápida e inesperadamente que nadie tuvo tiempo de reaccionar. Percy Jackson, el chico que había salvado al mundo en más de una ocasión, se encontraba enfrentando una tragedia personal que ningún monstruo ni dios pudo prever. La familia de su madre, a la que Percy había llegado a considerar como su propia familia, murió en una explosión. No hubo advertencias, no hubo tiempo para decir adiós. Solo un estallido, seguido por la devastadora noticia que lo dejó destrozado por dentro.

Percy se encontraba paralizado por la incredulidad. La idea de perder a su familia humana era un golpe que ni siquiera él, el héroe invencible, estaba preparado para enfrentar. Pero a pesar del dolor, Percy hizo lo que siempre había hecho: se mantuvo firme. Se había enfrentado a titanes y dioses, pero esta batalla interna era diferente. Esta vez, no había un enemigo visible al que pudiera desafiar; solo había una sensación de vacío, una oscuridad que parecía consumirlo desde dentro.

Sally Jackson, la madre de Percy, estaba igual de destrozada, pero también había una parte de ella que veía en esta tragedia una especie de liberación. Después de años de luchar por sobrevivir, de escapar del control de seres poderosos, Sally vio una oportunidad de empezar de nuevo, de hacer algo que siempre había soñado. Percy, en su dolor, comprendió lo que esto significaba. Ella estaba considerando marcharse, dejar todo atrás, incluso a él.

"Percy", le dijo una noche, con la voz quebrada. "Tú sabes cuánto te amo, y lo que hemos pasado juntos. Pero... me han ofrecido una oportunidad de hacer algo que siempre quise. Es una oportunidad única...".

Percy la miró, tratando de procesar lo que ella le estaba diciendo. "¿Quieres dejar todo esto atrás?", preguntó, su voz baja y llena de incredulidad. "¿Incluso a mí?"

Sally negó con la cabeza, con lágrimas en los ojos. "No es así, Percy. No te estoy dejando atrás. Solo... necesito encontrar algo para mí misma, algo que me permita seguir adelante. Pero siempre estarás en mi corazón, siempre".

Percy sintió como si una cuchilla se clavara en su pecho. Entendía lo que su madre estaba diciendo, pero eso no hacía que doliera menos. Para ella, él había sido una parte reemplazable de su vida, una pieza que podía dejar atrás para seguir adelante. Como un hijo de Hermes, pensó amargamente. Siempre en movimiento, nunca realmente asentado en un solo lugar.

 Las Consecuencias de la Guerra

Después de la caída de Gaia, el mundo parecía sumido en una calma tensa. Pero para Percy, la tormenta apenas comenzaba. A medida que los días se convirtieron en semanas, comenzó a darse cuenta de lo mucho que la guerra había destrozado a quienes lo rodeaban. Familias, amigos, seres queridos, todos habían perdido algo, y muchos comenzaron a señalar a Percy como el responsable.

"¿Cómo pudiste fallar?", le preguntó una vez un antiguo compañero de batalla, con el rostro contorsionado por el dolor y la ira. "¿Cómo pudiste permitir que murieran tantas personas? ¡Eras nuestro líder!"

Percy no tenía respuestas. No era fácil ser un líder, y menos aún cuando el peso de cada vida perdida recaía sobre tus hombros. Las recriminaciones lo herían más de lo que estaba dispuesto a admitir. Sabía que había hecho todo lo posible, pero también sabía que no había sido suficiente. Y eso lo consumía por dentro.

Cada noche, revivía las batallas, los momentos en que se quedó corto, en que no fue lo suficientemente rápido o lo suficientemente fuerte. ¿Qué más podría haber hecho? Se preguntaba una y otra vez. Y cada vez, la respuesta era la misma: no había sido lo suficientemente fuerte. No había sido el héroe que todos necesitaban.

"Percy Jackson: La Carrera contra el Destino"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora