–Ron¿te importaría dejar de mirar a Dean y hacerme un poco más de caso? – preguntó Hermione con fastidio.
Ambos estaban en la sala común de Gryffindor intentando acabar con los deberes antes de la cena, pero con la actitud de Ron no parecía que fuesen a lograrlo.
–¿Ves lo que te decía? – dijo él señalando con la cabeza a su compañero de cuarto – No tengo la menor idea de lo que hizo cambiar de opinión a mi hermana, pero me alegra que no esté saliendo con él.
Hermione estaba de acuerdo con él; después de todo Dean no estaría tan interesado en Ginny si al día siguiente de que ella le rechazara ya estaba coqueteando con otra chica. "Desde luego si está afectado sabe ocultarlo bien."
–Yo también me alegro, pero más te vale que me atiendas porque no pienso quedarme contigo toda la noche para que termines esta redacción que, te recuerdo, Snape mandó hace días.
–Vale, vale. Sólo decía que por fin Ginny me hace caso. Supongo que después de insistir tanto, acabó entendiendo que yo tenía razón acerca de Dean. – dijo Ron antes de ponerse de nuevo con el pergamino que debía completar.
Pero Hermione no pensaba que hubiese sido precisamente él el que hiciese cambiar de parecer a Ginny. Ambas habían hablado antes de aquella cena y la pelirroja le había asegurado que aceptaría a Dean aquella noche. Así que lo que le hizo arrepentirse en el último momento era aún un misterio, porque Ginny no había querido hablar de ello esa mañana.
Una hora más tarde el retrato de la sala común se abrió para dejar paso a algunos alumnos que venían de la biblioteca para soltar los libros antes de irse a cenar. Hermione y Ron venían bajando de los dormitorios, donde acababan de dejar sus tareas. No les prestaron mucha atención a los que entraban porque ella estaba ocupada regañando al chico por algo relacionado con la redacción. Él asentía de vez en cuando pero sin escucharla, pero cuando dejó de oírla de pronto la miró extrañado. "Ella nunca deja sus regaños a la mitad"
Y no lo había dejado a medias por gusto, sino porque acababa de ver a dos personas entrando juntas y cuyas risas llamaban su atención.
–¡Por fin! –exclamó Ron dramáticamente – Me estaba muriendo de hambre y ya íbamos a buscaros para bajar juntos. ¿De qué os reís? – preguntó a su hermana y su mejor amigo, que acababan de entrar por el retrato.
–Nada, es que la biblioteca es interesante¿verdad Harry? –contestó Ginny sonriendo mientras dejaba su mochila sobre un sillón y se volvía para salir de nuevo de la sala.
–¿Cómo que interesante¡Cuando yo voy nunca pasa nada! – se quejó Ron.
–¿Qué pasó? – intervino Hermione.
–Uno de los pequeños de Slytherin probó un encantamiento con uno de sus compañeros, y debió equivocarse. –comenzó Harry.
–A no ser que McGonagall enseñe este año cómo hacer crecer tus orejas hasta las del tamaño de un elefante –continuó Ginny antes de volver a reír.
Y aunque hasta hacía un momento los cuatro habían estado riendo, mientras cenaban el silencio les acompañó casi todo el tiempo. Aunque ni siquiera se percataron… cada uno estaba demasiado sumido en sus propios pensamientos.
Ron comía unas patatas asadas mientras se convencía de que, definitivamente, no iba a seguir el consejo de Harry; no le iba a decir nada a Hermione. Después de ver cómo su hermana rechazaba a Dean le invadió un miedo atroz a ser rechazado también. Y luego de eso ya nada volvería a ser igual, por muy amigos que fuesen él y Hermione. Hablarle de lo que sentía por ella lo cambiaría todo.
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Carta sin respuesta
RomanceNo era una carta de amor como seguramente todos podrían pensar, sino de amistad. De una amistad que ella deseaba pero que él nunca había mostrado demasiado interés por tener. Y esa era la principal razón de su temor.