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Sin embargo, nos enamoramos para luego despedirnos. Por lo menos, definimos nuestro propio amor.
-Until We Meet Again.

Tenía la caja en mis piernas mientras Soobin me llevaba al principio del
pasillo, revisé cuidadosamente todos
los decorativos, la mayoría eran verdes,
rojos y algunos en dorado, normal de
una navidad, también noté aquella caja
con bolas de colores, de seguro se iban a guindar en las luces doradas.

-NingNing, hoy te ves más hermoso que ayer.

-Ahorrate tus ridículos cumplidos a otra persona. -Hice un gesto con apatía -.

-En realidad, eres la única persona a
la que le lleno de ese tipo de cumplidos.
- Relami mis labios y tapé mis orejas al sentirlas calientes. ¡Idiota Soobin! -.

El chico se detuvo y me pasó por un lado dejando su olor a caramelo, ¿Qué tipo de loción era esa si él es mayor? Qué extraño, me encanta.

Se montó en una silla y empezó a hacer su trabajo, yo lo observaba y le pasaba las cosas, su sonrisa me impactaba como siempre, pues nunca se iba, sus mejillas no eran gordas, pero de igual forma conservaba ese aspecto tierno, sus labios finos y rosados, sus ojos un poco caídos pero suficientemente lindos como para dejarme cautivado a la hora de achicarse. La pijama que traía, su camisa se alzaba un poco al él subir sus brazos, su barriga era plana, pálida y por lo que notaba, suave. Las manos de aquel chico se veían delicadas y huesudas, como dije, se notaba muy delgado, tal vez algo bajo de peso, más no decía nada, juraba verme yo también más delgado por no comer, la comida de aquí no me daba apetito.

-NingNing, ¿Te gusta la navidad? -
Hice un sonido con mi garganta en forma de negación, el chico giró su cabeza para verme con su linda sonrisa - A mí me encanta.

-¿Porqué? No le veo nada en especial, ni que santa me viniera a traer un ridículo regalo. - Soobin soltó una melodiosa risa y negó con su cabeza. Colocó un gorro rojo de navidad en mi cabeza y siguió y sacando bolas de colores -

-Le pedí a Santa la navidad pasada que en ésta navidad me sorprendiera con un regalo, con el que él creyera que fuera el más indicado para mi vida. - Hice una mueca con fastidio -.

-Apuesto a que no te lo ha dado. - Le
saqué la lengua, eso de Santa era una
ridiculez, eso ni existía -.

-Sí, pienso que ya me lo dió, un lindo
regalo. - Sus ojos brillaban -.

-A ver, ¿Y que pediste? - El chico dejo un beso en mi frente que me dejó sin aire, mi corazón se disparó de un momento a otro -.

-No te puedo decir, no por ahora. --
Volvió a subir a la silla para seguir
guindando bolas y luces -.

Coloqué con cuidado la mano en mi pecho, justo en ese lado donde estaba mi corazón latiendo de manera rápida. Conocía ese sentimiento, y tenía miedo.

-NingNi- - Lo voltee a ver pero éste se calló, frunci el ceño - Discu-

Escuchaba como tosía de manera ahogada, su rostro se puso rojo, el chico bajó de la silla de manera tosca. Empecé a entrar en pánico.

-¿¡Soobin!? ¡Dios mío! ¡Te encuentras
bien!? ¿Qué hago!? - Lo tomé del brazo debido a que estaba de espaldas y al ver su rostro, pude ver sangre en su boca, sus ojitos ya no demostraban felicidad, si no lágrimas, por alguna razón, quería llorar también - ¡Enfermera!.

Grité como pude al sentir un nudo hacerse en mi garganta, no por favor, yo no quería llorar, yo no lloraba.

Tomé a Soobin de la cintura y lo senté
en mis piernas, no sabía cómo, pero había sacado de fuerzas de no sé dónde para llevarlo a algún lado donde lo pudieran ayudar.

-¡Ayuda! - Grité una vez más, mi camisa se llenaba de sangre debido a la tos ahogada de Soobin. Coloqué como pude su cabeza en mi pecho, no quería ver sus lágrimas pues sentía que me derrumbaba yo también - Aguanta Binnie, aguanta por favor, estás conmigo.

Juraba ya estar llorando al ver como mi
lágrimas caían en el rostro de Soobin.
Mordí mi labio inferior.

Divisé una enfermera corriendo a mí,
así que volví a gritar de manera rota. Soobin podía ser muy fastidioso, pero,
era la única persona que se preocupaba
por mí sin importar quién soy.

Tomaron a Soobin de mis brazos y sentí como si se llevaran una parte de mí, miré mis manos la cual tenían sangre, traté de secar mis lágrimas, sorbi mi nariz, un puchero se formó en mis labios.

Soobin era hermoso, no lo podía negar,
su rostro, su cuerpo, su personalidad
tan serena y alegre. Y cielos, me sentía
un tonto, me sentía un idiota al haberlo
tratado anteriormente mal, no quería que le pasara nada a Soobin, ¡Ese chico era mi única razón por la cual sonreír en este horroroso hospital! Juraba que si tenía que dar algo, lo daba con tal de que no se fuera, ¡Me podría arrodillar a mis padres para que me den mi dinero para ese chico!.

Sólo no quería que él me abandonara.

En poco tiempo, ese chico estaba haciendo un efecto en mí, eso me daba un miedo, el podía manejarme a su antojo, así como estaba pasando en este momento, querer perder la cabeza si él no mejoraba.

Señor, prometo creer en Santa.

Prometo creer en ángeles.

Prometo portarme bien.

Prometo cuidarlo y no tratarlo mal.

Prometo cantarle todas las noches así como él quiere.

Sólo no te lo lleves, no ahora, no ahora que lo estoy empezando a querer.

Resiliencia. ™ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora