Brillantes

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Hacía mucho tiempo que no publicaba nada, y nunca en mi vida me había atrevido a meterme en este Fandom porque me impone muchísimo respeto, pero tras el final de la serie y un tiempito de curarme el alma, necesitaba contar un poquito del después de Sergio y Raquel, porque me ha faltado en la serie, y porque ellos se lo merecen. Se lo merecen todo, porque han sido lo más brutal que he visto en muchísimo tiempo. Mi imaginación ha volado libre reconstruyendo sus vidas tras salir del Banco de España.

Espero que os guste este one shot sobre ellos. Sé que es un poco largo, pero no he podido guardarme nada. Ojalá lo disfrutéis y os emocionéis tanto como he disfrutado y me he emocionado yo escribiéndolo. Y por supuesto, como os digo siempre, contadme después todas vuestras impresiones, que es lo que más feliz me hace.

No puedo olvidarme de señalar que todo el mérito de la portada vuelve a ser de luciabcna, que vuelve a compensar con creces mi desastre natural con el arte que ella desborda.

¡Nos leemos pronto!

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen. Son todos obra y milagro del genio de Álex Pina. Yo sólo los tomo para pasarlos por mi imaginación y darles una pequeña vuelta.

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Podría darte cualquier cosa, nada es importante: caminar por el alambre.

Podría dar mi vida entera por no dejar de mirarte.


El chirrido de la puerta del furgón al abrirse violentamente.

Una cara oculta tras un pasamontañas militar gritándoles para que levantasen el culo justo antes de entrar a por ellos.

La confusión y el pavor plasmados en la mirada de Río. El guiño de ojo cómplice de ella, y el falso maquillaje de tranquilidad en su rostro, buscando transmitir una seguridad que estaba muy lejos de sentir.

La angustia provocada por la bolsa que cubrió sus cabezas para evitar que supieran a dónde les estaban llevando. El resentimiento de sus muñecas al reconocerse de nuevo atadas por una correa. Por si se les ocurría intentar algún movimiento extraño como echar a correr hacia la nada, huyendo de quienes tenían la llave de su futuro. Idiotas. Como si ellos fuesen a tener algún interés en escaparse ahora que habían conseguido lo imposible.

El desagradable empujón para invitarlos a caminar hacia afuera y el tirón de su brazo para sentarla en otro vehículo. Sola. No sabía dónde habían metido a Río, pero ya no estaba allí con ella. Vértigo.

El silencio antes del rugido del motor. Un intermitente y los neumáticos arrancando maullidos a un asfalto muy poco gastado. El rumbo hacia dondequiera que el Gobierno hubiera decidido ocultarlos durante las próximas horas. Cualquier búnker subterráneo fuera de registro en el que nadie pudiese encontrarlos. Ni siquiera ellos mismos, porque se estaban tomando todas las molestias del mundo para que no supieran a dónde les llevaban. Como si importara dónde estuvieran cuando lo único que tenían que hacer era sobrevivir a la próxima noche, la última antes de encaminarse hacia el resto de sus vidas.

La sensación de ingravidez en el estómago. El miedo. ¿Y si se la estaban colando a lo grande? Habían hecho un trato, y en teoría les tenían cogidos por los huevos de una forma tan escandalosa que no era posible que cambiasen de táctica, pero, joder, a lo mejor siempre pensaron en engañarlos a lo bestia. Os hacemos creer que sí para que salgáis de ahí sin oponer resistencia, pero ni en vuestros mejores sueños. Y ya está, a la cárcel. O peor, a un agujero perdido de la mano de Dios en el que nadie les encontraría nunca. Justo ahora que sus papilas olfativas se habían permitido recordar el olor del pelo de Paula recién lavado. Porque estaba tan cerca de volver a abrazarla que la emoción se mezclaba con el pavor y sus manos temblaban de forma incontrolable. Y no quería, porque lo último que le apetecía era parecer frágil ante quien pudiera estar observándola.

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