"Solo somos fuerzas juntas que se rompen"
(Inspirado en "Coseme Beret")
Cumplí 19 años y ya era una señorita. Poco a poco, a pesar de todo, iba creciendo, pero algo en mí faltaba. Todavía me sentía débil; solía llorar en las madrugadas. La culpa y el remordimiento me asfixiaban, atrapada en un ciclo de llanto y sufrimiento, sin atreverme a actuar por miedo a equivocarme y ser juzgada de nuevo.
No me gustaba contarle nada a nadie porque siempre me juzgaban, diciéndome que era una estúpida y que debía madurar. Sentía que mi dolor no le importaba a nadie. Solo ansiaba un poco de atención, sin importar si mis problemas eran insignificantes para los demás.
Me encerré en mi mundo, refugiada en mi cuarto, en un silencio que gritaba mi desesperación. No hablaba con nadie, no comía mucho, solo pasaba horas leyendo historias de mundos perfectos, deseando vivir una vida feliz como esos personajes ficticios.
Una noche, mi padrastro volvió a tomar. Me llamó desde abajo, su voz áspera y demandante, pidiéndome que fuera a la tienda a comprarle unas cosas para mi mamá. Eran las 10:47 cuando salí. La fila en la tienda estaba larga y me tardé más de lo usual. Cuando por fin salí, eran las 11:38.
Mientras me acercaba a casa, noté una columna de humo saliendo del patio trasero. Mi primer pensamiento fue que mi padrastro estaba haciendo una parrillada con sus amigos, pero me equivocaba...
Eran mis libros. Todos estaban ardiendo. Sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos. Tiré las bolsas y salí corriendo, lágrimas surcaban mi rostro.
El dolor que sentí en ese momento era indescriptible. Decidí alejarme, buscando un lugar donde pudiera llorar en soledad. Tomé un autobús hacia la costa, aguantando las lágrimas para que nadie me viera llorar. Cuando llegué, subí a una roca, me senté y dejé que la tristeza me abrumara, sollozando y lanzando rocas con desesperación.
Caminé un rato por la orilla de la playa, las olas chocaban suavemente contra mis pies. La playa estaba sucia, un reflejo de cómo me sentía por dentro. Me sequé las lágrimas, respiré profundamente y traté de relajarme, decidida a disfrutar un poco de la naturaleza.
Seguí un pequeño sendero que serpenteaba a través de la vegetación, buscando algún consuelo en el paisaje. De repente, me encontré con algo que me sorprendió...
¡Wou! Puse cara de asombro.
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Curando tus heridas✨🌠💫
Teen Fiction_Un saludo a todas, es un gusto volver a escribir otra historia jeje para las que no me conocen soy un chico de 17 años con muchos talentos y sueños, y que también le encanta ayudar, en este caso este libro va dedicado especialmente a las chicas por...