PROLOGO

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Ese día era frío y gris, bastante triste y depresivo. Las nubes en el cielo estaban oscuras, ni un solo rayo de sol pasaba por entre las nubes que advertían a gritos estruendosos que iba a llover y esa advertencia había sido escuchada por todas las personas en esa ciudad que en ese momento parecía estar habitada por nada más que espíritus. Las personas se encerraron en sus cálidas casas aquel día esperando que las gotas de agua cayeran y adornaran con un suave y relajante sonido todo ese depresivo ambiente que era enfrentado por divertidos juegos en familia, películas de todo tipo y unas tazas de chocolate calientes que hacían que todos se olvidarán completamente que ese día era uno en el que una persona estaba siendo enterrada, un alma había abandonado ese mundo ya hace dos o tres semanas antes.

Nueve personas estaban de luto aquel día vestidos de negro frente a una tumba en la que yacía el cuerpo de un alma joven y llena de vida con un futuro brillante y lleno de éxito, una persona que había acabado con todo eso en menos de un segundo. Hace tres semanas habían dado la noticia que una chica de no más de diecisiete años de edad, casi cumpliendo los 18, había sido encontrada muerta al pie de un edificio de casi nueve pisos de altura. Según varias personas que habían presenciado todo, la chica se había tirado del edificio así que pusieron en los periódicos y en las noticias que esta chica de diecisiete años de edad se había suicidado un 24 de noviembre a las 6:37 de la tarde. 

Las personas que no la conocían no le tomaron mayor importancia a la noticia, pero otras personas que sí eran muy cercanas a ella sufrieron durante los días siguientes siendo estas personas su madre y su padrastro, con quien ya tenía una buena relación; sus amigas y, claro, la persona que llegó a amar en vida.

Sus padres y amigas estaban en el entierro de la chica rubia resistiendo lo mejor que podían sus lágrimas. Todos pasaron al frente para despedirse por última vez de ella y dedicarle unas palabras, y a pesar de que sepan que ya no los escuchaba, lo hacían de todas maneras. 

Todos los que conocieron a Yuzuko Aihara en vida estaban allí, desde su madre y padre; sus mejores amigas; hasta la persona menos esperada estaba allí, y no hablo de Himeko Momokino, sino que me refiero a Maruta Miraiya. Tanto su mejor amiga Harumi Taniguchi como Himeko Momokino, quien todos creían que no le caía bien Yuzuko Aihara, se sorprendieron de la presencia de Maruta en ese entierro pero a pesar de la sorpresa no le dieron mayor importancia a su presencia ya que en ese momento habían cosas más importantes.

Había dicho que todos los que la conocieron en vida estaban allí, todos menos la persona más importante de la hermosa rubia, Mei Aihara. Mei no se encontraba en ese lugar, y no asistió ni siquiera al velorio ya que sentía que no merecía estar allí pero aunque quisiera ir y acompañar a las demás personas y así tener la oportunidad de despedirse de Yuzu, nadie le hubiera permitido entrar ni siquiera al cementerio estando todos allí principalmente porque todos culpaban a Mei de la muerte de Yuzu. 

Ya todos conocían la pequeña historia entre las dos chicas y por eso las amigas de Yuzu culpaban a Mei de su muerte y sus padres estaban muy decepcionados de ella al igual que su mejor amiga Himeko. Mei creía que no solo merecía su desprecio, creía que merecía eso y más.

Después del entierro todos se dirigieron a sus hogares. La madre de Yuzu estaba caminando junto con su esposo a su hogar en donde se encontraba Mei llorando desconsoladamente en su habitación; Himeko y Shiraho caminaron juntas a sus hogares; Matsuri y Nene imitaron la acción; Maruta se fue y por ultimo quedo Harumi quien antes de irse se arrodillo frente a la tumba y rezo por Yuzu para luego irse de allí.

Harumi estaba en una carrera contra el tiempo ya que la lluvia comenzó a amenazar con comenzar justo a mitad de camino así que Harumi apresuró el paso. Cuando Harumi estaba casi corriendo para que la lluvia no la alcanzara, un hombre la detuvo empujándola y apuntándole con su arma. El hombre le ordenó a gritos a Harumi que le entregara todo lo de valor que tenía y Harumi sin saber qué hacer en realidad, comenzó a sacar a su cartera y su celular para entregárselo al ladrón pero antes de que pudiera siquiera sacar sus pertenencias...

H: ¡¿Q-QUÉ ES ESO?! —apunta al frente con su arma y comienza a disparar— ¡¡N-NO TE ACERQUES!!

Harumi estaba asustada pero a la vez confundida ¿Qué le pasaba al ladrón? Lo Harumi se imaginó es que estaba alucinando por una sustancia psicoactiva así que se quedó allí sin hacer ningún movimiento ya que, por suerte, las balas no estaban siendo dirigidas a ella sino a una visión del hombre. Pero lo que en realidad pasaba era que detrás de Harumi había una mujer alta de no más de 2 o casi 3 metros de altura, su rostro estaba deformado, no tenía ojos, su mandíbula estaba dislocada y sus brazos eran largos con garras en lugar de uñas, estaba vestida con un Kimono Funerario blanco abrochado al revés indicando que tal vez lo que había detrás de Harumi no era más que un Yurei (Espectro). El hombre cayó de espaldas por haberse tropezado al estar retrocediendo asustado y luego salió de allí corriendo soltando su arma en el proceso. 

Harumi se levantó luego de que el shock por lo que acababa de pasar se esfumara al igual que el Yurei que había estado detrás de Harumi. Harumi camino lejos de allí sin que le importara ya la lluvia pero sin percatarse de que alguien, una chica traslúcida, la estaba siguiendo muy de cerca.

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Citrus: Yūrei No Kimochi (幽霊の気持ち)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora