Ese día estaba cayendo una terrible tormenta, los rayos y relámpagos caían iluminando todo el firmamento y su estruendoso sonido lastimaba a cada oído cercano. En la ciudad de Tokyo estaba cayendo una gran tormenta que no parecía querer parar, el menos durante unas cuantas horas más, por aquella razón, y por la cantidad de agua que caía, llenado de agua todas las calles, los negocios cerraban, las empresas dejaron a sus empleados tomarse el día y una chica regresaba a casa después de salir de su trabajo. La chica era la hermana mayor de las Taniguchi, Mitsuko Taniguchi, y ella estaba caminando por las calles de Tokyo maldiciendo en voz baja el mal día que tuvo, no pudo terminar su trabajo pendiente para ese día, su compañera, que odiaba, no paro de molestarla hasta que tuvo que irse por órdenes de su jefe, su novia ese día le terminó ¡Y ni siquiera había podido almorzar! Ya Mitsuko estaba cansada, ya quería estar en casa y descansar, comer buena comida y ya despejar su mente.
El destino no lo quiso así.
Mitsuko tenía que pasar cerca a la academia Aihara para poder acortar camino hacia su hogar, y ese día tuvo que tomar aquel camino forzosamente aunque no quisiera, ya que el otro camino, el que siempre usa, estaba lleno de agua que le impedía el paso, así que fue cercana a la academia. Cuando pasaba al frente de esta se detuvo un momento a observar el edificio que en ese instante parecía estar abandonado, parecía estar habitado por nada más que fantasmas.
Mitsuko suspiró e iba a continuar con su camino hasta que escucho un grito, un grito tan grande y ensordecedor que ni siquiera los truenos lograban apaciguarlo, ese grito era completamente de horror y venía de una chica dentro de la escuela. Mitsuko sin darse cuenta ya estaba corriendo hacia dentro de la escuela con desespero, reconocía perfectamente la voz, esa voz era de Maruta.
Dentro de la escuela, hace solo unos minutos, Maruta se encontraba aún en la sala del consejo mientras que la Yōkai se encontraba observándola con una sonrisa socarrona.
Maruta seguía perseverante buscando algo que la ayudara en ese instante para poder salir y ayudar a sus amigas que aquel momento parecían muertas en vida. Sus ojos, blancas perlas, no reflejaban algún signo de vida, el color se opaco y alrededor tenían unas grandes ojeras. Su cuerpo era débil, frágil, escamoso y muy delgado; su piel era pálida y se sentía fría, era como si hubieran muerto hace ya varios días. Sin embargo seguían con vida, recapitulando cada cosa que habían hecho antes de lo cual se arrepentian, o al menos era así en el caso de Hanna quien constantemente estaba reviviendo un día que la marcó para siempre.
En cuanto a Mei, bueno, ella estaba mucho peor que Hanna, mas no estaba soñando algo malo, todo lo contrario, era aquel deseo, aquel sueño que tenía y que quería cumplir aunque fuera imposible, lo que estaba viendo en su sueño era no más que una vida junto a su amada. Mas sin embargo, esa vida, que constantemente pasaba en segundos, pero que en su cabeza pasaban años, siempre acababa con el mismo destino.
Mei: ¿Yuzu...?
Mei entra en la habitación oscura de la casa en la que estaba viviendo junto a su amada. Esa casa de dos pisos de campo, hecha de madera y piedra, ubicada en una colina alta fuera de la ciudad, era la casa que tanto Mei como Yuzu habían conseguido con esfuerzo en aquel sueño. En esa casa vivieron hasta que ambas cumplieron los 30 años, cuando consiguieron la casa a los 20, y se casaron a los 18 años, teniendo un total de 12 años casadas viviendo felices durante todo ese tiempo que en la realidad solo fueron un par de segundos.
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Citrus: Yūrei No Kimochi (幽霊の気持ち)
FanficDespués de su muerte hay tristeza y dolor, pero una visita del más allá hará que ese dolor y tristeza se vuelva alegría.