Algo inesperado

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Caminaba por las calles de Grecia cabizbajo pensando en un poco en lo que había sucedido, momos en serio eran momos a su mente se vino el recuerdo cuando los probo por primera vez, tenía alrededor de 5 años y se había caído de la bicicleta tenía varios moretones en el cuerpo, su padre quien lo miro con ternura por tomar la iniciativa de querer aprender por sí solo, lo abrazo y lo llevo hasta la mesa donde le sirvió un platillo llenos de momos, el pequeño le dio una gran sonrisa y empezó a probar el platillo. Aun con 28 años recuerda el sabor a gloria que desprendió ese platillo cuando lo llevo hacia su boca- como extraño esos tiempos- miro hacia el cielo inhalando el aire, sintiendo la brisa revolver su larga cabellera, volteo su cabeza mirando un edificio grande e imponente pensó que debería de subir tal vez la vista de toda la ciudad lo relajaría un poco.

El ascensor subía por todos los pisos hasta llegar al 50 que era la azotea, salió de este dirigiéndose hasta la puerta que daba al balcón, estiro sus brazos, caminando lentamente, en verdad que el ambiente se sentía demasiado acogedor, fresco, sereno no había personas aparentemente... Eso pensó hasta que sus ojos se posaron en una persona vestida de negro, solo alcanzaba a ver su espalda, no podía distinguir si era hombre o mujer, pero lo que en realidad lo alarmo es que ese sujeto estaba por fuera de la baranda a un solo paso de tirarse, parpadeo varias veces no podía creer lo que estaba viendo, ni él en sus peores momentos había pensado en semejante idea, puede que su vida no sea la mejor de todas, pero quitarse la vida le parecía más un acto de cobardía- suspiro- sin embargo como juzgar un mundo donde todos intentamos sobrevivir a cualquier precio, a aquellas personas que deciden morir. Nadie puede juzgar. Sólo uno sabe la magnitud de su propio sufrimiento, o de los vacíos que se encuentran su vida.

El pelilila no siguió dudando fue hacia aquella persona y antes de que diera el último paso, Mu alcanzo a tomarlo de la cintura y con toda su fuerza lo atrajo hacia atrás provocando que le cayera encima al parecer era más liviano de lo que se veía- ¿Estas bien? – dijo finalmente rompiendo el silencio, puesto que, aun el sujeto seguía en shock, Mu suavemente lo movió hacia un lado de él para poder verle, pero fue inútil no se podía ver su cara con claridad por los lentes oscuros y capucha que usaba

-sabes sé lo difícil que puede ser la vida- dijo sonriendo- no sé por cual situación estas pasando o la decisión que te orillo hacer esto, yo también he estado deprimido por mucho tiempo perdí a alguien importante en mi vida y no estuve ahí para despedirme, ni siquiera para darle consuelo a mis hermanos que eran unos niños en ese momento- sus ojos se aguaron, y por instinto mordió su labio para evitar llorar - aquel sujeto no respondía, solo escuchaba atento las palabras de aquel extraño- quisiera volver al pasado y cambiar tantas cosas, decirle a mi madre cuanto la amaba, no haber peleado tanto con mi padre, pasar tiempo con mis hermanos- sonrió mirando al sujeto- es preferible consolarse que ahorcarse ¿no lo crees?- el sujeto solamente no respondía- Mu decidió ayudarle a levantarse- mira todo esto- señalo al cielo donde un hermoso amanecer se posaba- crees que cambiar toda esta luz por oscuridad es la solución a tus problemas, la vida es bella al igual que cruel, lo único que podemos hacer es sobrellevar y seguir luchando, recibir más golpes y seguir luchando de eso se trata- Mu le regalo una sonrisa e instintivamente le dio un cálido y fuerte abrazo sabía que lo estaba necesitando, se sentía muy bien hace cuanto no recibía esa calidez en un abrazo no quería separase...

El sol ya se estaba terminando de ocultar indicando que era tiempo de partir de nuevo al restaurante así que con mucho pesar se separó de aquel cálido abrazo, se sentía tan delgada y frágil sentía la necesidad de protegerla- tengo que irme, deben estar buscándome fue un placer conocerte espero que nos volvamos a ver- aquella persona de gafas negras sonrió y una lágrima broto, Mu sonrió mucho más como no había sonreído así en meses, se separó un poco más y antes de marcharse le dijo- soy Mu Aries- el sujeto alzo su mano para despedirse, Mu sonrió y siguió su camino poco a poco se iba alejando, haciendo cada vez más pequeña la silueta de esa persona.

OJOS ESMERALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora