Prólogo

284 28 4
                                    

Ser estudiante extranjero podía tener tanto pros como contras, y Yuta sabía muy bien acerca de eso.

Por un lado, vivir una nueva vida en un país completamente nuevo para él, aprender un nuevo idioma, el turismo, el conocimiento.

'Nuevo' era la palabra que encajaba a la perfección en la inminente vida de Yuta.

Al otro lado de la moneda, tenemos las adversidades. Si bien aprender un idioma podría resultar divertido y emocionante, el hecho es que no todo es pintado de rosa. La frustración, las ganas de tirar todo por la borda, eran indescriptibles las veces en que quiso abandonar el aprendizaje. Si bien todo eso sucedió al principio y ya podía hablar con más fluidez el nuevo idioma, otro problema se percataba.

La xenofobia.

Era increíble toda la ignorancia que podía cargar una sola persona en todo su ser, la capacidad de expulsar palabras o convertir su rostro en una mueca de disgusto cuando te ven pasar. No lo malinterpreten, para él no era un insulto ser comparado por sus no tan lejanos vecinos asiáticos de China, sino el estigma y prejuicio de que toda persona con rasgos orientales debía provenir de un mismo país.

Haber tenido que lidiar con el bullying en su época escolar secundaria y preparatoria fue difícil; tan sólo era un adolescente de 15 años cuando llegó a Estados Unidos, el choque cultural sí que le sorprendió. De ver a niños y adolescentes educados a comenzar a ver todos los días cómo los mocosos se trataban de la mierda, vaya cambio.

Si bien las burlas y el acoso permanecieron hasta la preparatoria (más que nada porque sus bullies no maduraban y seguían con la idea de que molestar a otros los volvía cool), en las vacaciones de verano de su último año, Yuta tuvo una especie de... "glow up".

Nakamoto era atlético, le gustaban los deportes y era muy bueno a pesar de su apariencia "nerdy" y quizás enclenque. Básicamente burlaba a todos con su exterior cuando en realidad tenía un cuerpo bastante firme y formado gracias al fruto de su actividad física.

En esas 10 semanas de descanso que tuvo gracias al verano, Yuta de 17 años creció unos siete centímetros, midiendo así sus preciados 173 cm. La cultura pop de Corea se hizo presente en su día a día desde el primer momento en que escuchó una canción por mera coincidencia, sintiéndose atraído por su bella estética, la importancia que le daban al cuidado de sus pieles y el hecho de que no discriminaran por el uso de maquillaje en los chicos. Gracias a la gran influencia que iba adquiriendo conforme más se iba adentrando, comenzó a cuidarse más, a darse unos cuantos mimos con la mesada que le daban sus padres y el trabajo que realizó en su período de vacaciones.

Si bien Yuta no era precisamente alguien catalogado como feo (aunque sus bullies siempre se lo recordaban, le importaba una mierda), le faltaba cuidado, quererse un poquito más, hacerse valer más y precisamente eso fue lo que hizo. Su cabello lo dejó largo, rebelde, teñido de un castaño más oscuro que su natural, sus orejas eran adornadas por brillantes aretes y, por último, la moda; a veces se inclinaba por un estilo influenciado por Corea y sus idols, otras veces por la moda Harajuku y otras, por la Oversize.

Días previos al regreso a clases, lamentablemente pescó un resfriado a pesar de ser mitad de verano, por lo que su madre prácticamente lo obligó a ir con una mascarilla a la preparatoria. Al fin sería su último año de estudios y luego a la universidad; se encontraba ansioso y nervioso a pesar de tener las ideas claras sobre la carrera que desearía estudiar.

Su llegada al establecimiento no pasó desapercibida. Uno, por la mascarilla que llevaba puesta, y otro por su apariencia. Reconocía abiertamente que su cambio durante esas vacaciones fue exorbitante. Se encontraba muy orgulloso de todo lo que había logrado gracias a su disciplina y constancia. Era gracias a su "glow up" que ahora era foco de atención para todas las personas que se encontraban en ese momento a la entrada del High School.

Se sintió un tanto avergonzado por tanta atención.

Los murmullos no se hicieron esperar. Se adentró al edificio y, como era costumbre en los inicios del año escolar, el alumnado se juntó en el gimnasio de la escuela para comenzar la bienvenida a un nuevo retorno y comienzo de clases. Luego todos tomaron camino a sus respectivas aulas.

Su sala, al igual que en la entrada de la escuela, se llenó de murmullos. Solo que estos no lo hicieron más enojar.

¿Ya miraste? Un chico guapo está ocupando el puesto de ese nerd de Yuta. Rió. Espero que ese idiota se haya ido.

Esos eran los comentarios que más se repetían, básicamente un "espero que Yuta se haya ido".

Pobres imbéciles, pensó él.

Un nuevo profesor entró a la sala, saludó a sus alumnos y se presentó.

Buenos días, chicos. Soy el profesor Chittaphon Leechaiyapornkul, pero para ustedes seré Ten Lee. Como habrán podido deducir, soy originario de Tailandia. A partir de hoy, seré el profesor a cargo de ustedes durante su último año escolar. Por favor, sean amables conmigo y llevémonos bien. Sonrió a los jóvenes. Pasaré lista, ¿de acuerdo? Así podré conocerlos mejor y aprender sus nombres más rápido.

Yuta sacó de su mochila un cuaderno y un lápiz, solo por instinto. Mientras el nuevo docente pasaba lista y preguntaba algunas cosas a sus compañeros de clases, percibió una mirada fija en su nuca.

¿Se encuentra Yuta Nakamoto? -Preguntó el profesor Lee.

Disculpe, profesor, Yuta no est...

Presente. Interrumpió a la chica que estaba hablando, callándola de golpe. Aquí me encuentro. Levantó su mano izquierda mientras con su mano derecha retiraba un lado de su mascarilla. Lamento el cubrebocas, estoy resfriado y no quisiera contagiar a alguien.

No te preocupes. Chittaphon le sonrió con tranquilidad.

Misma tranquilidad que desapareció del aula ante tal revelación; casi todos sus compañeros quedaron asombrados.

El chico guapo era Yuta.





Gracias por leer<3

太陽と月Donde viven las historias. Descúbrelo ahora