𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐀𝐥 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐬 : 𝙼𝚞𝚕𝚝𝚒𝚜𝚑𝚒𝚙𝚙𝚜

𝙲𝚞𝚎𝚗𝚝𝚘 𝙳𝚘𝚜½

El príncipe, la princesa y el dragón 2.0

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Valentín nunca se imaginó, pero nunca en toda su alocada y desenfrenada vida, que se iba a sentar en la mesa, junto con una princesa que no era princesa. Y un dragón que lo miraba de manera sería sin parar, en busca de saber si era una amenaza para su "princesa"

Algo desde ya extraño, y eso le hacía arrepentirse demasiado de haber enviado a Paulo con la princesa Lombardo. Porqué quizás con ella, las cosas hubieran sido un poco más fáciles, normales y sencillas, ¿Verdad?

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— Mi príncipe. — Agustín llama a Daniel, una vez que le terminó sirviendo la cena a este, quien se encontraba bastante distraído y ausente de lo que pasaba a su alrededor.

— Oh, muchas gracias Agustín. — Ribba le agradece al otro, dejando unas cuantas caricias sobre el rostro del dragón. Que solo sonríe por esa simple acción, pero su alegría no dura mucho por culpa de un molesto invitado, que le estaba rompiendo las pelotas con su sola presencia.

— Entonces... ¿Vos sos realmente la princesa Ribba? — Londra consulta, interrumpiendo las caricias que el platinado le estaba dando al morocho. El cual solo suelta un pesado aire caliente de su boca y gruñe un poco por la molesta interrupción. — Es que perdón que lo diga... Pero no me pareces una princesa, ni mucho menos un príncipe. — agrega, mirando de una manera un tanto despectiva a Ribba, quien solo se remueve incómodo desde su asiento.

— Trata a mi príncipe con más respeto, si no querés que te enseñe hacerlo. — Agustín responde de inmediato, dejando la bandeja de comida, que él mismo había hecho, sobre la mesa para ir con el rubio a darle una lección de "modales", para que así respetará a su príncipe.

— Agustín, por favor, no seas grosero con los invitados. — Daniel detiene de inmediato al otro, el cual solo lo ve con cara de asco al príncipe ojiazul.

— Disculpe el atrevimiento mi príncipe, pero no creo que él pueda ayudarle, así que lo mejor será echarlo fuera del castillo. — el morocho habla, sin dejar de ver a Londra, quien también lo ve de manera desagradable. — Yo mismo lo puedo sacar a trompadas, si es que usted me lo permite...

— No Agustín, no puedo permitir que lo saques, porque algo me dice que él puede ayudarnos. — Ribba responde nuevamente, pero en esta ocasión utiliza un tono firme al momento de hablar. A pesar de que no le gustaba ser de esa manera con los demás, no en esta forma, claro estaba. — Príncipe... ¿Valentín?, ¿Verdad? — el platinado habla, dirigiéndose al rubio, quien solo asiente ante sus palabras. — Mil disculpas si mi apariencia física no es la de una "princesa" normal, o si llegué a causarle algún inconveniente cuando era otra persona. — comenta con propiedad y timidez a la misma vez, dejando más perdido que antes al pobre del rubio.