Infierno [Proceso]

Capítulo 3

[Paquetes]

Vandyr Douglas.

Abro los ojos con pesadez. El cuerpo de Kolya está apretando el mío, privándome del oxígeno. Con sumo cuidado trato de salir, luego de una lucha contra el cuerpo por fin lo logro.

Empiezo a vestirme. Evitó ir al cuarto de baño, aunque me muera de ganas. Me quedo con la camisa de Kolya, visto mis pantalones boyfriend, me pongo los zapatos. Abro la puerta, volteo a ver a la cama donde Kolya descansa, sus pestañas caen en sus pómulos, se ve tan calmado. Salgo de la habitación.

Bajo las escaleras con prisa. En cuanto voy a salir la misma mujer aparece.

—Joven ¿Desea ser llevado a algún lugar? —pregunta.

—No —y con eso salgo.

Empiezo a correr como si mi vida dependiera de ello—si depende de ello—. No sé donde estoy, sin embargo no me detengo a preguntar. Siento mis piernas flaquear, y caigo al suelo. Miro alrededor, estoy muy cerca a la casa de Mika. Tomo grandes bocadas de aire, me pongo de pie y vuelvo a correr.

Quince minutos me toma llegar a la casa de Mika, en cuanto presiono el timbre, la puerta se abre.

—Inez —tomo bocadas de aire—. Mika, ¿Dónde está Mika?

—¿Estás bien, Dyr? —pregunta con suma preocupación.

—Por supuesto —aseguro—, ¿Dónde está Mika?

—En su alcoba —me permite pasar.

Subo las escaleras, me adentro a la habitación cinco. Allí está Mika, poniéndose la camisa. Se da vuelta, su ojos se abren.

—Vandyr —se acerca— ¿Dónde estuviste?

—Ese… —jadeo—… ese gilipollas me tuvo en su mansión.

—Estas en problemas muy grandes, perra —palmea mi hombro.

Se dirige a su armario, me doy vuelta.

—¿Qué problemas, Mika?

—Klart público tus fotos… —se aclara la garganta—… ya sabes, tus fotos.

Abro y cierro la boca. No puede ser verdad, Klart jamás haría eso.

»No se que le dijiste —Mika sigue hablando—, pero el inútil te odia. Tus padres piensan que dormiste aquí.

Mierda. Por una maldita mierda. Todo esto es culpa del maldito. No se qué mierdas le dijo anoche a mi novio, no puedo dañar mi vida.

—¿Qué haré? —pregunto al aire.

—Por ahora podemos ir a la universidad.

—¡Estás loco! —grito—. No iré a la universidad, mi miembro está por todos lados —chillo.

—Tienes un polla muy tierna, nadie se burlará, perra —asegura.

¿Dijo que mi miembro era tierno? Dios, eso no puede ser cierto.

A mis pies caen unos vaqueros, una camisa—probablemente tres tallas más grande— y unos interiores.