Hace siete años, Loona atacó a Blitzø por rabia ciega y lo abandonó tras robarle y así vivir por su cuenta. Sus acciones terminaron mordiéndola en el culo años después: Obligándose a prostituirse, apenas puede comer y dormir por las facturas atrasad...
El dinero de Moxxie fue bastante útil, ya que Loona tuvo la primera comida decente en años, pero se aseguró de ahorrar lo que pudiera en caso de que Blitz no quisiera hablar con ella. Se sentó en su habitación, esperando y deseando que lo hiciera y, dos días después, recibió la llamada de Mox: Para su alegría, Blitzø sí quería hablar con ella y sabía de su condición... Pero Moxxie también le dijo que debía ir a la Mansión Goetia por su cuenta y hablar con él cara a cara.
Loona sólo había estado allí unas cuantas veces en el pasado, pero aún le impresionaba lo enorme y lujoso que era. Parecía no haber cambiado ni una sola vez, ya que estaba tal y como ella la recordaba. Loona se aseguró de comprar al menos ropa algo decente que no fuera demasiado cara con el dinero que le habían dado: una simple chaqueta negra y unos jeans más bonitos.
Los criados la hicieron pasar y le dijeron que esperara en el salón hasta que Blitzø estuviera dispuesto a hablar con ella, así que Loona se sentó en el sofá con una taza de té de la que sólo bebió un poco mientras esperaba que su "padre" volviera para hablarle. Loona aún no sabía qué decir o qué pasaría. ¿Blitzø la recibiría con los brazos abiertos y lágrimas, o le gritaría directamente antes de echarla y repudiar su peludo trasero de una vez por todas?
― ...Así que volviste.
Loona parpadeó y se dio la vuelta para ver a una joven demonio búho caminando hacia ella, vestida con una elegante túnica negra con constelaciones azules, una corona dorada sobre su cabeza y una rabia en los ojos que hizo que Loona tragase saliva, porque había un gran poder detrás de esos brillantes ojos rojos, un poder con el que ella podría aniquilar a Loona de un solo golpe. La demonio de aspecto aristócrata se arrodilló frente a la confundida perro infernal y la miró con desdén.
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―No me lo creí cuando mi padre me dijo que habías vuelto... pero aquí estás. Supongo que la vida tiene ese sentido del humor.
― ¿Q-quién eres tú?―preguntó Loona, pero entonces un nombre hizo clic en su cabeza al imaginar a una joven búho más bajita y de ropa gótica. ― ¿P-princesa Octavia?
―Adivinaste, idiota.―repuso Octavia inclinándose hacia atrás y mirando a Loona. ―. Me sorprende que te acuerdes de mí.
Sólo se habían visto una vez, cuando sus padres se reunieron y presentaron a sus hijas, Loona tuvo una experiencia positiva con Octavia ese día: Tenían el mismo interés por la música, se quejaban de que sus padres las avergonzaban, e incluso se hicieron amigas en redes sociales... Por supuesto, dos semanas después Loona se escapó, y Octavia cortó su amistad con ella, dejando clara su postura sobre las acciones de la perro infernal.
― ¿Por qué estás aquí?―inquirió Octavia, mirando hacia abajo. ―. Y no me refiero a toda la mierda de 'Ay, tengo bebés', ¿por qué estás realmente aquí?
Loona hizo una mueca y murmuró: ―Quiero hablar con mi padre...
Octavia dejó escapar un fuerte carcajada que se sintió tanto risa como enfado en su tono.
