𝐉𝐈𝐍𝐊𝐎𝐎𝐊 | "Se que es extraño, no sé que estoy pensando, pero ¿está mal si lo veo este fin de semana?, en verdad espero estar a solas con él... Solo no quiero que él se entere."
☞︎︎︎ Mᴇɴᴄɪᴏ́ɴ Vᴍɪɴ
☞︎︎︎ TᴡᴏSʜᴏᴛ's - Exᴛʀᴀ
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Sería lindo decir que gracias a la luz del sol me desperté, o por el canto de los pájaros que había en ese pequeño bosque, pero no.
¿Ustedes saben lo que es despertar junto a la persona que les gusta? Y no solo eso, sino que la razón por la que despiertan sean sus ronquidos.
En estos momentos estoy siendo abrazado por un pretzel, con ronquidos de un oso. Vaya forma de despertar.
— Hyung — lo moví un poco —. Hyung — intente de nuevo y nada.
Me volteé para poder despertarlo, pero sentí como sus brazos me apretaban otra vez, ocasionando que nuestras narices estuvieran juntas; — Buenos días, mi niño — habló con voz ronca después de abrir sus ojos.
— Buen día, hyung — no sabía si ver sus ojos o sus labios, así que cerré mis ojos.
— No vuelvas a dormir, niño, es hora de irnos — se movió un poco.
Bien, ¿cómo explicar esto?
Cuando los hombres despiertan, no lo hacen solos, despiertan con un pequeño amigo.
¿Cómo explico que en estos momentos no solo nuestras narices están juntas y rozándose?
No me molestaría conocer al pequeño Jin, si saben a lo que me refiero.
— Hyung, ¿no íbamos a ir a ver el lugar especial?
Asintió y susurró; — Mira hacía el lago.
Aflojó un poco el agarre para que yo lo pudiera ver mejor, el rio parecía brillar por lo pocos rayos de sol que había, varias aves volando por ahí, el pasto ligeramente mojado por el rocío, gire un poco y vi a dos pequeños conejos.
— ¡Que hermosos! — me acerqué a ellos con cuidado y tomé uno de pelaje negro — Hola, bonito ¿o eres bonita? Da igual están hermosos — sonreí.
— ¡Imposible que un animal me quitara el lugar!
— Oh, hyung, debe entender, que los conejos son los seres más hermosos del mundo.
— Si, y luego sigo yo.
— En realidad sigue IU, ¿no la ha visto? Es una diosa.
— Si, si, lo que digas... ¿qué opinas de este lugar a estas horas?
— Es lindo — sonreí aun acariciando al pequeño conejo — aunque de noche me gustó más.
— Eso es bueno, ya conociste el lugar especial en ambos momentos — lo mire con sorpresa — ahora, ¿nos vamos?
— ¿Me lo puedo llevar?
— No, ¿qué crees que pasaría si tenemos dos conejos en la casa?
