004

464 52 1
                                    


 ❝ [cap 004] ❞

✃- - - - - - - - - - -

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

✃- - - - - - - - - - -


━━━━ Según me informó el sensei se acercaba el campeonato de karate donde se enfrentarían unas escuelas contra otras. Allí estaría la de mi padre, después de que consiguiera participar. No se como el sensei conseguía toda la información y aunque no preguntaba, me podía hacer una pequeña idea.

—¿Quiere que participe?—le pregunté mientras movía ficha en el ajedrez.

—Todavía no ha llegado nuestro momento—me respondió haciéndome jaque mate. El ajedrez me aburría, pero Kreese me insistía en que aunque fuera buena en las peleas, tenía que tener estrategias para ir un paso por delante de mis oponentes.

—¿Volvemos a jugar?—inquirí mirándole.

—No, me tengo que ir a un sitio—me respondió levantándose. Mientras él se ponía su chaqueta yo iba recogiendo las piezas del juego.

—¿Qué va a hacer?—pregunté.

—Solo confía en mí—me respondió saliendo por la puerta de casa.

Desde hace un tiempo el sensei se iba a algún sitio y cuando intentaba averiguar qué estaba tramando me ignoraba y tan solo me decía que ya lo sabría en un futuro.

Pasee por la casa pensando en qué hacer para entretenerme. Alguna vez cuando estaba totalmente aburrida me iba a dar un paseo, pero siempre acababa yendo al sitio donde entrenaba mi padre. Me sentaba en la acera de enfrente y me quedaba observando el letrero durante horas imaginándome cómo sería mi padre cuando entrenaba allí.

Kreese nunca me contó lo que pasó entre ellos, solo me decía que mi padre había cambiado, que se había vuelto débil y que solo pensaba en él. No conocía a mi padre pero tampoco hacía falta que lo conociera para saber que lo odiaba. Me negaba a pensar que había cambiado. Bueno en realidad sí había cambiado, había cambiado a su familia, por un dojo con otros niños.

Salí de casa, pero antes cogí unos cascos para ir escuchando música. Intente con todas mis fuerzas no acabar enfrente del local, pero es como si mis piernas estuvieran andando solas. Me senté en la acera de enfrente y observé el letrero. Había que admitir que el nombre me gustaba. Ni siquiera me di cuenta que no era la única que también lo observaba. Un chico se paró en mitad de la carreta también ha observarlo. De primeras no me di cuenta quien era, pero cuando se giró un momento me quedé paralizada.

Robby ando hasta el local y esperó a que terminara la clase. Estaba igual siempre, solo que vestía un uniforme en vez de ropa de calle. Ni siquiera se como los LaRusso no le había despedido ya. Mientras lo observaba me acordé de la última vez que hablamos. Nos acabábamos de perdonar y me decía que iba a empezar a ser el hermano de antes, el que me cuidaba. Unas horas después me enteré que me había vuelto a robar, y eso colmó mi paciencia.

RAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora