01: Hanagaki Takemichi

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Hanagaki Takemichi era una persona interesante. Eso fue lo que pensó Sano Manjiro la primera vez que le vio recibiendo con valentía los golpes de un chico mucho más grande que él y evidentemente más fuerte, con sus grandes ojos azules brillando en determinación dispuesto a no retroceder incluso si eso significaba su muerte. Si, muy interesante.

El invencible Mikey no podía apartar su atención de aquel rubio llorón, a medida que lo conocía le agradaba más y más. Le recordaba un poco a su fallecido hermano mayor, y aunque claramente Takemichi no era Shinichiro le provocaba ese sentimiento familiar de serenidad. No había muchas personas como él, tan amable y valiente.

— Mikey-kun, yo... —Takemichi se muestra inquieto mientras muerde su labio inferior. Tiembla sintiendo la mirada obscura e intensa de Sano sobre él, se siente como si hubiese un barranco justo detrás de él y si retrocediese un solo paso aunque sea por error caería al abismo.

Mikey se contiene para no sonreír observando al rubio teñido hacer muecas como un niño pequeño que es acorralado. Si alguien le hubiese dicho en el pasado que estaría tan agradecido con un chico tan débil y miedoso como él jamás lo hubiese creído y probablemente se abría reído. Pero ese era el caso.

— Yo realmente quería ayudar a Mikey-kun —dice quedo. Sus ojos azules se quedan fijos en el suelo al no atreverse a mantenerle la mirada, siente que le falló a Mikey al no cumplir su palabra.

— Así están las cosas —lleva sus manos a su bolsillo de manera despreocupada —. Finalmente, no cumpliste tu palabra —Sano alza una ceja cuando ve a Takemichi esconderse inconscientemente detrás de Chifuyu, realmente le desconcierta y se ha estado preguntando cómo es que de pronto se ha acercado tanto al sub-capitán de la primera división.

En un principio Hanagaki le había parecido realmente molesto, su insistencia por querer detener la pelea con Mobius le había hecho cuestionarse si había estado en lo correcto al traerlo a su lado como un amigo, creía que se estaba atribuyendo derechos que no le correspondían. Nadie en todo ese tiempo jamás había cuestionado alguna decisión que hubiese tomado como líder de la Tokyo Manji, pero no parecía ser el caso para Takemichi.

— ¡Lo intentare hasta el final! —decidido alza la mirada. No puede darse por vencido tan rápido, cumplir esa misión es la única posibilidad que tiene de alejar a Kisaki Tetta de la Tokyo Manji, de evitar el terrible futuro que les espera a todos.

— Takemicchi, la pelea es mañana —Mikey lo mira serio, incapaz de creer que diga esas palabras en esa situación.

Después de todo su amigo es igual de terco que él, quién también hizo oídos sordos a los intentos de Takemichi por evitar una terrible desgracia. El arresto de Pah y Draken al borde de la muerte, todo eso se lo abrían ahorrado por el simple hecho de escuchar las palabras de Hanagaki.

Le estaba tan agradecido, sentía que estaría infinitamente en deuda con él. Takemichi había salvado la vida de su mejor amigo pese a que su propia vida también había corrido peligro con ello, realmente se había vuelto el héroe de Draken y con ello el suyo quién hubiese caído por la pérdida de quién era su corazón. Por esa razón, su reacción tan negativa a otra de sus decisiones le hacía cuestionarse sobre qué hacer. Sabía que Kisaki no era de fiar, pero no esperaba que su inclusión a la pandilla provocase que el tranquilo Hanagaki le atacase, y no conforme con esto su amigo de la infancia Baji se marchó de su lado.

— Debe haber una manera —dice sonando dudoso de sus propias palabras, y a su lado Chifuyo da una palmada en su espalda en señal de apoyo. Le parece realmente curioso ese acercamiento tan repentino y que parece fluir tan natural entre ambos, estaba tan acostumbrado a ver a Matsuno ser como la sombra de Baji, uno siempre junto al otro.

Takemichi realmente era alguien gentil, siempre parecía estar dispuesto a enfrentar cualquier peligro con la intención de ayudar a otros. Mikey sonríe inconscientemente hacia el teñido, la sensación de confianza y tranquilidad que le transmite Takemichi fue la razón por la que le pidió algo tan absurdo como tratar de traer a Baji de regreso.

— No tienes que esforzarte, Takemicchi —dijo con una pequeña sonrisa. Estaban por tener una reunión con todos los miembros de la pandilla para hablar sobre la pelea contra Valhalla que tendría lugar el día siguiente, no había tiempo para que Takemichi lograse algo a menos que ocurriese un milagro.

Draken que está a su lado le observa fijamente. Están a espera de que todos los integrantes de la pandilla lleguen al lugar para dar inicio a la reunión. El más que nadie es consciente de cómo se siente en ese momento Mikey, tener que pelear contra un preciado amigo es algo realmente duro.

— Pensé que si no lo lograba, sería hombre muerto —murmuro Hanagaki. Aún no podía olvidar esas aterradoras palabras.

Draken sonríe con algo de diversión. Nunca imaginó que Takemichi se disculparía repentinamente en cuanto sus ojos se cruzaron con los de Mikey, casi rompía en llanto. Era contradictorio siendo que días atrás le había dicho con tanta seguridad que se volvería el líder de la ToMan. Realmente ese chico era curioso.

— Mikey, está mal amenazar a Takemicchi, es cobarde como un ratón —Draken regaña a su amigo que se hace el desentendido mientras mira distraídamente en otra dirección.

Takemichi no sabe si debía sentirse ofendido por como lo han llamado. Suspira, realmente no quiere rendirse con el tema de Baji, no cuando se lo prometió a Chifuyu quién está convencido de que este lo hace por el bien de la pandilla, para alejar a Kisaki. De alguna manera espera que el antiguo capital de la primera división escuche sus palabras y no muera.

— Así que tú eres ese tal Mikey.

La repentina voz los desconcierta. Escuchan los pasos acercarse y todos allí se preguntar quién tiene las agallas de adentrarse en su territorio y hablarle de esa forma al Invencible Mikey. Cuando la figura está lo suficientemente cerca el desconcierto los golpea.

— ¿Ah? —Draken estaba realmente confundido — ¿Takemicchi?

— Tengo un asunto contigo —farfullo frunciendo su entrecejo mientras apunta al comandante de la pandilla. Draken no tiene tiempo de enojarse por ser ignorado al ver el semblante tan agresivo de la persona recién llegada —. Me ha costado encontrarte, pero ahora me vas a escuchar —caminó con paso firme hacia el confundido Sano que no entendía que estaba ocurriendo, no estaba del todo seguro de quién era aquella persona que era tan parecida a su amigo.

No hubo tiempo de pensar o intervenir. La cachetada resonó por todo el lugar.

 La cachetada resonó por todo el lugar

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Y así inicia esto. Oh Dios, he trabajado semanas en este primer capítulo y no termina de gustarme. Quiero llorar porque estoy muy ilusionada con este proyecto y quiero que salga bien.

Estoy amando inmensamente la portada y los separadores porque los dibujos los hice yo. Luego en otro apartado los dejaré para que los vean mejor.
Sin más que decir, un gran abrazo.

𝑫𝒐𝒔 𝒂𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora