El pueblo de mi mamá

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Mi mamá es de un pueblo llamado Huehuetán, y en ese pueblo la gente es muy rara. Las calles siempre están desiertas y si acaso se escucha el motor de algún auto o el ladrido de algún perro.
Cuando llegas al pueblo la gente siempre asoma sus cabezas por las ventanas de sus casa para enterarse de quién ha llegado, mas ninguno te da la bienvenida ni te saludan. Casi siempre llueve o está nublado. Lo único que está abierto es la tiendita de doña Rosa, donde puedes encontrar desde unas galletas y un jugo hasta unos calzones y unas chanclas.
Por lo general la gente no habla con nadie, ni entre ellos. Tienen la mirada vacía y cuando te miran sientes que podrían descubrir todos tus secretos.
Venimos a visitar a mis abuelitos, quienes no son nada iguales a la demás gente del pueblo, ellos sí hablan y salen de sus casa. Son bastante amables y siempre comparten sus cosas. Siempre que venimos se siente algo extraño en el pecho, pero lo ignoramos.
Mi abuelita me contó que antes era un pueblo alegre y lleno de personas amables, pero una vez unos brujos llegaron y se llevaron el alma de todos. Ella y mi abuelo nos habían ido a visitar ese día a la ciudad y por eso seguían siendo las mismas personas de siempre.





 Ella y mi abuelo nos habían ido a visitar ese día a la ciudad y por eso seguían siendo las mismas personas de siempre

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El fin del mundo: MinicuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora