seis.

1K 120 36
                                    

Define "patético".

Sé que has escrito mi nombre. En mi defensa, Na Jaemin hace que mis nervios colapsen. No me pregunto el por qué; una cara como esa, una manera de ser tan genial, y esa boca que hablaba y hablaba. Lo lamento. Sé que en realidad era más racional (hasta considerando mi manera de ser), que solo debía ser maduro.

Se me hizo imposible y peor aún fue cuando salí corriendo -literal- del lugar. Chenle y Renjun me siguieron el paso con unas risas que parecían querer darle alegría a media escuela. Mientras Renjun se veía entre preocupado y risueño, Chenle se esmeraba en expresar que fue lo peor que ha visto en sus años de vida.

Para eso, suficientemente lejos del lugar donde sucedió la tragedia, yo me encontraba riendo preocupado. Quería verle el lado positivo a hacer el ridículo frente al amor de mi vida (exagero, sí); el problema era que no había maldito lado positivo. Solo reía para ocultar la vergüenza.

P a t é t i c o.

- ¿Qué? -Renjun cuestiona preocupado, pero con una sonrisa-. ¡Era en serio lo de salir corriendo!

Pero le miro con las manos en las rodillas, viendo el césped que se retrae debajo de mis zapatos.

- ¡Lo lamento, intenté hacerlo pero me ganaron los nervios! -les miro a ambos y suelto una carcajada, esta vez sincera-. No creo que esto haya salido bien.

- Fue fenomenal -menciona Chenle.

Fenomenal no sería la palabra con la describiría esto. Posiblemente el resto de mi vida, y con otras personas, cuente esta anécdota. O la recuerde con Na Jaemin. No sé, ¡todo es posible! Solo que, es frustrante. Ahora verle a la cara será el triple de difícil. Demonios, si el quería preguntar, terminaría diciendo "booh" y me iría como si fuera un fantasma.

Las maneras de reaccionar son diferentes
Mientras unos mantienen una sonrisa, otros las mejillas rojas, los demás no dicen nada o son inexpresivos, y miles de actitudes más, las mías referían a hacer el ridículo. Cosa que era exasperante, porque mi actitud fuera de la vergüenza o el nerviosismo se destilaba en ser relativamente serio.

- ¿Fenomenal? -cuestiona Renjun. Chenle asiente y se gana ambas muecas de interrogación-. ¿Crees que a Jaemin le guste él?

Por primera vez quiero que alguien mienta.

Fue tan patético que esperaba que Chenle sólo mirara con algo de empatía y mencionara un «no sé». Preparado para decepción en... 3... 2.. 1...

- Claro que sí, duh -Chenle sonríe. Pero vuelve a reír, le miro raro y abro la boca para hablar pero la cierro-. No me mires así, Jeno. Eres un chico lindo, y bastante amigable, solo que muy... Lo que sea que haya sido eso.

- ¿Gracias? Creo.

Tengo la ligera idea de que Chenle puede estarme mintiendo. La he descartado, porque él no miente, menos con esa manera tan descarada de decir hasta lo que no interesa o es relevante. Pero, no lo sé, es imposible que ellos, o que alguno, o que alguien en este mundo piense que yo pueda gustarle a Jaemin.

Las cosas son fáciles.

Él parecía odiarme antes, aunque se sentara conmigo. Y la otra parte, le gustó el dedal pero nunca hablamos de eso, ni siquiera se repitió o algo. No nos acercamos más, y en cambio se sentó con otra persona. Dolor, dolor, dolor. ¡Amo el dolor! Pero, cierta parte de mí imaginaba que todo era cierto, y que podía gustarle al chico.

Les daré una introducción de cómo caí en cuenta que él me gustaba. Era una mañana fría, de diciembre, quizá de los últimos días, y Jaemin se sentó en mi mesa. Recuerdo que le pregunté el por qué de estar sentado en «mi» mesa y respondió que "quería hacerme compañia". Volviendo a clases, se me hizo costumbre, hablaba demasiado y me culpaba de todo, como la vez en la que lo besé. Dos meses después, estaba tan acostumbrado a él que se me hizo imposible odiar lo que me contara. Cuando le vi hablar con otro chico, ¡dios! Sólo podía pensar en que yo era a quien debía de contarle sus problemas.

Después de eso, supe que me gustaba y todo lo demás es historia.

Podemos caer en cuenta que mi marco se desvarió cuando este niño entró como una bofetada fría, de esas que en vez de arder, queman. Y por eso, cierta parte recóndita de mí lo odiaba. Porque me hacía sentir nervioso siendo aún así yo tan reservado con algunas cosas. Sin embargo, odiarlo, no era odiarlo, era más bien estar resentido porque me hizo ser un estúpido.

Define Jeno:...

Sé que has puesto que soy guapo, pero la respuesta correcta es patético. No, no en el sentido de estar abriendo mis pensamientos más profundos sobre alguien.

- Y ahora... ¿Qué hago?

- Sólo nos queda esperar -Renjun me sonríe, me da bastante seguridad-. Él tiene que venir a hablar, creo... Bien, ¡sino le hablas tú de nuevo!

Asiento moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, y miro a Chenle quién se recupera de a poco de aquella risa que explotó sus pulmones.

- ¿Que le hable de nuevo? ¿A caso no viste lo que hizo, Renjunnie?

Le miro con los ojos furiosos, ¡al menos yo intento!

¡Cállate! ─NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora