Capítulo 2

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Para él, Yuuji lo era todo.

El pequeño niño de ojos color miel que vivía al frente de su casa y que solía buscarlo cada tarde para jugar.

Crecieron juntos y se hicieron amigos. Para él, Yuuji siempre había sido algo más que solo un amigo. Detestaba que otros mocosos se llevarán a Yuuji para jugar con él, peor aún que lo abrazaran, por eso siempre acaparaba la atención del peli rosa y lo seguia a donde fuera, además de protegerlo de cualquier peligro que fuese a presentarse.

Aunque solo hubieron algunas raspaduras de rodillas. Debido a que Yuuji era algo torpe y solía tropezar a menudo. Por lo que él, se preocupaba de llevar al niño a su casa, buscar el botiquín de primeros auxilios y curar sus rodillas lastimadas. Le acariciaba con cariño el cabello y le aseguraba que el dolor solo era temporal, pues Yuuji solía llorar mucho.

Y Sukuna odiaba ver los ojos del pequeño tristes.

A medida que pasaban los años y ellos crecían, Sukuna se dio cuenta de lo bonito que era Yuuji. Lo que más amaba de él, era su gran sonrisa. Cálida como el mismo sol, su piel era suave y tenía un aroma dulce. El aroma de Yuuji lo volvía loco.

El chico era hermoso.

Siempre alejaba a los tontos que querían pasarse de listos con Yuuji. Dándoles una mirada de muerte.

"Coman mierda, tontos".

Pero nunca tuvo el valor para expresar sus sentimientos. Si bien había crecido bajo el cuidado de su padre, debido a que su madre los abandonó. Sukuna nunca se había acercado a otras personas y siempre se mantenía distante. La expresión de su rostro era hostil y prefería quedarse en la comodidad de su habitación.

Pero Itadori Yuuji lo cambiaba todo, llenando sus días de dulzura y cariño.

Sabía que estaba enamorado de Yuuji, pero siempre sintió temor de expresar sus sentimientos hacia los demás y mucho más si esa persona era el peli rosa. Se sentía cobarde...

"Patético"; murmuraba siempre para sí mismo.

Cuando se enteró del accidente de Yuuji, fue la primera vez que experimentó el dolor y el miedo a perder a alguien.

Esa noche había conducido de manera irresponsable hasta el hospital al que trasladaron a Yuuji. Corrió hasta la habitación y cuando lo vio conectado a una máquina con diversas heridas en su rostro. Su corazón se había detenido.

Permaneció durante toda la noche tomando la mano del chico. Temía a que Yuuji no fuese a despertar jamás...

Los siguientes meses fueron duros para ambos. Por un lado Yuuji, se sentía culpable por los acontecimientos de esa noche, sus hermanos habían fallecido y su madre lo había abandonado.

La luz que poseía Yuuji ya no existía.

Y por otro lado, Sukuna se molestaba consigo mismo por no poder hacer más por el chico. Si bien había decidido llevárselo consigo a su departamento para apoyarlo y cuidarlo, se sentía inútil.

Su pecho se apretaba cada vez que veía la mirada vacía de Yuuji y su estado. Pero para él, su chico siempre sería hermoso, no importaban las cicatrices o la pérdida de su masa muscular, dándole un aspecto frágil y pequeño. Yuuji siempre seria lo mas hermoso que sus ojos habían visto.

Se llevaba a su pecho el frágil cuerpo de Yuuji, dándole calor y protección. Besaba sus suaves mejillas transmitiendo todo el cariño que sentía. Se preocupaba por que el chico comiera, descansará y que no olvidara sus medicamentos.

Lo acompañaba al hospital y solía quedarse en la madrugada mirando videos de postres y recetas nuevas, para cocinarle a Yuuji.

Cuando Yuuji sonreía y disfrutaba de su comida, sentía que su corazón se llenaba de cariño.

¿Por qué? | SukuItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora