she has the devil eyes..

30. Capítulo XXXI

Las expectativas de Lucifer en lo que respecta a la paternidad se habían superado de una manera que él realmente no podía entender. 

Los gemelos ya tenían día y medio, y en esas treinta y seis horas, había experimentado tantas emociones. Se atreve a decir que había sentido más durante esas últimas horas de lo que jamás había sentido durante sus incontables eones de existencia ahora sin sentido. Realmente tuvo dificultades para recordar cosas de su vida antes de Chloe, de su vida antes de decidir que no quería ser lo que la gente pensaba que era y convertirse en su propio hombre. Estaba tan contento por eso, por tenerla, y por lo general no era de los que agradecían a su padre o adulaban sus milagros. Chloe, sin embargo ... Ella era todo lo que él siempre había querido pero nunca supo desear.

Los gemelos se estaban adaptando lentamente a ser terrenales, tomándose su tiempo para descubrir lo que les gustaba y fallando miserablemente en comunicar sus necesidades. Habían mantenido despiertos a sus padres durante la mayor parte de su primera noche, preocupándose por todo y exigiendo que los abrazaran. Chloe y Lucifer aprendieron por las malas que su lugar favorito para dormir estaba en el pecho desnudo de Lucifer y uno al lado del otro. Sin embargo, ¿quién podría culparlos? El diablo era conocido por ser un lugar cálido para tomar una siesta. Sin embargo, la clave era tenerlos cerca. Ya sea que estuvieran dormidos o despiertos, siempre les gustó estar cerca el uno del otro, lo cual era algo muy dulce en lo que pensar.

En ese momento, eran alrededor de las cinco de la tarde y una enfermera había llevado a Claire a la guardería para que pudieran hacerle la prueba del asiento del automóvil antes de enviar a la familia a casa. Los gemelos nacieron con un peso saludable para su edad gestacional y Chloe se estaba curando sorprendentemente rápido, por lo que no tenían razón para permanecer en el hospital una noche más. La hipótesis principal era que debido a que los gemelos eran celestiales y Chloe todavía tenía algo de su sangre en ella, se estaba curando más rápido de lo habitual. Durante las últimas treinta y seis horas, su barriga había bajado significativamente y, aunque sangraba tanto como se esperaba después del parto, se sentía bien en general. Podía moverse y cuidar a sus hijos y, aunque el dolor no había desaparecido por completo, todavía se sentía mucho mejor de lo que esperaba después de dar a luz gemelos de forma natural. 

Tener solo a uno de sus bebés alrededor era extraño. Había sucedido más temprano en el día cuando otra enfermera había llevado a August a la guardería para hacer la prueba del asiento del automóvil, y ahora nuevamente porque Claire no estaba presente. Lo bueno era que la prueba era lo último que necesitaban antes de que les dieran el alta y se fueran a casa y, con un poco de suerte, estarían en casa a las ocho o nueve de la noche. Con suerte, no tendrían que quedarse una noche más. Chloe también anhelaba estar cerca de su hija mayor. La extrañaba terriblemente. 

Trixie solo había estado en el hospital el mismo día en que nacieron los gemelos, y aunque solo habían pasado un poco más de veinticuatro horas desde la última vez que Chloe la vio, todavía la extrañaba. Sin embargo, no se la podía culpar. Ella era emocional y hormonal, lo que realzaba todo lo que sentía. El detective quería que Trixie estuviera cerca de sus hermanos tanto como fuera posible y que la incluyera en todo lo posible para que no se sintiera excluida. Además, Trixie ya era una hermana mayor protectora y en general increíble para August y Claire. Los había abrazado a los dos al mismo tiempo una vez que Claire se había calmado, y realmente parecía que estaba en el cielo. Chloe aún no la había visto más feliz de lo que estaba cuando sus dos hermanos recién nacidos estaban acostados sobre su pecho. 

Sin embargo, ella no extrañaba demasiado su hogar en ese momento. Amenadiel, Linda y Charlie acababan de llegar para visitarlos y conocer a los gemelos.