Capítulo Seis

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De haber sabido que esto se pondría así no se hubiera comportado como un idiota en la mañana. Pero lo había hecho porque quería esperar hasta que saliera de su trabajo para darle una sorpresa de aniversario a su amado esposo. Ellos estaban mal desde hace dos meses atrás, estaba consiente que las peleas eran constantes por lo celos hacia el idiota de Bright el jefe de su esposo. También otra razón era, su madre, que empezó a presionarlo desde que se casó con Gulf a tener un bebé, diciendo que debían tener uno para que el matrimonio se hiciera fuerte. Su presión se debía a la inseguridad que tuvo desde que papá la abandonó porque no pudo tener otro hijo aunque eso no era excusa, pero ella así lo tomó. 

Al principio Mew no le hizo caso pero su madre era muy insistente, provocando irritación la cual terminaba en discusión con su hermoso Kana. Mew se dió cuenta que su madre solo lo presionaba a él, con Gulf era una mansa paloma. Mew decidió ponerle un alto a su madre un día antes de su aniversario, decidiendo que la amaba pero que no tenía ningún derecho de meterse en su matrimonio, si volvía a tocar el asunto del bebé, iba alejarse de ella aunque le doliera, pero no dejaría que esto pasara a mayores, debía arreglar las cosas con su esposo. Su madre asintio con miedo de perder la comunicación con su único hijo, no volvería a decir nada que no le correspondiera. 

Después de arreglar las cosas con su madre, compró boletos de cine, organizó una cena en un restaurant y después lo llevaría a los bolos para recordar dónde comenzó todo, rememorar el por qué estaban juntos. El no se daría por vencido. Lucharía por su amor,  por esa razón en la mañana se portó indiferente, aunque su esposo se veía hermoso recién levantado con pijama celeste y el cabello semi compuesto, quería acercarse para robarle un beso y hacerle el amor en la cocina, dejándole saber cuánto le necesitaba en todo este tiempo. Pero se esperaría, además no sabía si en esos momentos era buena idea tocarlo ya que sus cambios de humores lo alejaban. 

Pero ahora su matrimonio se cae a pedazos y de seguro todo se jodió desde que Gulf lo vio besando a Ann, su compañera de trabajo. Todo fue un malentendido, pero su esposo no le dió tiempo de explicar cuando quiso detener a Gulf se había ido en taxi, regreso al edificio para poner en su lugar a Ann, después fue a su casa pero no estaba ni tampoco su maleta de viaje, fue a casa de su cuñado pero nadie abrió. De nuevo regresó a casa, llamó por teléfono pero lo mandó a buzón. En eso llegó Zee para reclamarle...

–¿Qué demonios acabas de hacer Mew? Saint me llamó furioso diciendo que se iba con Gulf porque no te quiere ver, después de encontrarte con tu amante. 

–¿A dónde fueron?–preguntó agobiado.

–Muy lejos, no lo sabrás, Saint me prohibió decírtelo y no pienso traicionar su confianza. Eres un maldito, ¿cómo se te ocurre engañar a Gulf?

–¡No lo engañe todo fue un malentendido! Habíamos terminado el proyecto, estaba recogiendo los trazos del escritorio cuando de la nada Ann me beso. Me tomó por sorpresa, cuando la aleje ví una silueta alejarse, cuando reaccioné era Gulf subiendo al ascensor lo seguí pero no pude alcanzarlo.

–¿Ann te beso?

–Si, por favor créeme. Yo amo a Gulf. Hemos tenido problemas, pero hoy les iba a poner fin. No quiero seguir así, duele que nos hagamos daño–Mew soltó lágrimas de impotencia, necesitaba a su esposo, necesitaba que le creyera. 

–Te creo –dijo Zee haciendo que Mew prestará atención–Ann hizo lo mismo conmigo.Todo se arregló porque la presioné para que dijera la verdad. Solo lo hizo por diversión y celos de que ella no tuviera una pareja. 

–¿Por qué no sabía nada sobre esto? 

–Fue cuando ustedes estaban en su boda, no queríamos decir nada para no estropear su día, cuando regresaron de la luna de miel con Gulf, ya se había arreglado todo, pero lo dejamos pasar, Saint dijo que si lo decíamos podría ser un mal augurio para ustedes.

–Entonces ahora que me crees, puedes darme la dirección del lugar a donde fue mi esposo. –Zee suspiro.

–Bien, nos vamos mañana temprano. Yo iré contigo porque temo que acabes sin cabeza. 

En el transcurso del día Zee consiguió boletos a Wester Pine. Saliendo al siguiente día, Zee había mandando un mensaje a Saint preguntando cómo estaba pero no le diría que iba en camino, mejor esperaría a llegar para explicarle todo. 

–No puedo creer que mi bello Kana haya viajado en avión cuando le tiene pavor a las alturas –dijo viendo en una de las ventanillas del avión el vasto cielo azul.

–Si. Este era su viaje de aniversario así que estaba dispuesto a omitir su miedo por ti. –Apuntó Zee con un dedo a Mew. Este solo respiró profundo sintiéndose extremadamente dichoso de tener un esposo que lo ama demasiado. Debía solucionar las cosas, debía suplicar o dejarse cortar las bolas por Saint,  para que su esposo lo perdonara.

Les llevó casi todo un día de vuelo por lo que llegaron  a las once de la noche. Habiendo aterrizado se encaminaron al hotel para conseguir habitación. Estando en lobby Zee saco su celular. 

–Esto es raro, Saint no contesta el teléfono, le he mandado varios mensajes pero no los ha leído.–dijo con el aparato en la mano. Mientras Mew los registraba. 

–Marco, el gerente, necesita revisar contigo la llegada de los huéspedes. –dijo un chico de servicio agitado al de recepción que atendía a Mew.

–Disculpen podrían tomar asiento, en unos minutos el botones lo llevará a su habitación –señaló amablemente el recepcionista. 

–¿Qué crees que estará pasando? Veo a todos preocupados yendo de un lado a otro–pregunto Zee sintiendo inquietud. 

– Hay una posibilidad de que haya muchos huéspedes en el hotel que necesitan atención ¿No?

–No lo sé, tengo un mal presentimiento. Llamaré de nuevo a Saint. –Zee estaba a punto de llamar cuando vio entrar a un grupo de personas en la puerta principal del hotel. 

–Espero que los encuentren–dijo una señora. 

–Como nadie se dió cuenta de que desaparecieron –dijo otra.

–Disculpen ¿de qué hablan? –preguntó Zee. 

–Es que dos chicos que iban en el tour, desaparecieron, un momento estaba con nosotros y después ya no–añadió una joven que acompañaba a la señora. 

–¿Puedo saber cómo eran esos chicos? –indagó de nuevo queriendo que no fuera lo que él se imaginaba. Esperaba que la sensación de que algo mal había pasado con su esposo no fuera cierta. 

–Los dos eran de la misma altura, uno con el cabello negro y el otro de rubio oscuro. El guía dijo que sus nombres eran Gulf y Saint. 

A Zee se le cayó el teléfono en esos instantes, le costaba respirar y se detuvo el pecho tratando de agarrarse de algo. En eso un chico bajito lo agarró del brazo para estabilizarlo. 

–¿Se encuentra bien? –Zee no podía contestar de todas las mil suposiciones horrorosas en su mente que podrían pasarle a su esposo perdido en una montaña. 

El viaje (MewGulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora