CAPÍTULO 2

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IRINA JOHNSON
Muchas personas me dicen que soy muy seria pero antes de eso era muy alegre siempre vivía al 100% pero después de lo que pasó ya no me veo sonriendo con alguien o con alguna cosa, cuando entre a trabajar a la empresa La Banque Postale no se me hacía raro nada, había muchas chicas en lugar de hombres pero eso era normal para mí, pensé que sería una empresa de chicas, pero cuando conocí a mi jefe me sorprendí, no tenía cabello se le veía completamente la calva, de ojos verde olivo que se le notaban más cafés por sus lentes de botella, era muy alto, con un poco de sobrepeso quizás y no le gustaba que lo llamarán por su nombre (Frederick) no sabía porque pero no dije nada pensaba que era mujer pero me equivoqué, pero no hice nada porque en verdad necesitaba el trabajo, mi jefe antes era muy comprensivo y no tenía problema con nada pero después de algunos años empecé a ver cómo realmente era.
Empecé a ver cómo veía a las demás chicas, muchas veces de arriba para abajo, sus piernas, sus vestidos, cómo las agarraba de la cintura, cómo les hacia piropos, o muchas veces como las agarraba de la nuca, pero ellas nunca decían nada, al final nunca dije nada porque el hasta ese momento no me había hecho nada, cuando un día me mandó a hablar y me dijo que me ascendia a su secretaria porque algo había pasado con la otra pero nunca me dijo que fue y yo le preguntaba y me evadía siempre, acepte y pase mis cosas al octavo piso donde sería mi nuevo escritorio, un día cuando fui al baño me percate de que en ese piso los sanitarios no tenía puertas pero eso no se me hizo raro hasta que escuche como se abría la puerta de los sanitarios, me asusté porque ahí casi nunca entraban a los sanitarios pero actúe normal, cuando por el espejo de los lavabos ví a un hombre con traje, me asusté y me empecé a subir la trusa cuando se asomaron por el baño.
—Ohh lo siento mucho, pensé que estaba desocupado. —dijo el jefe y se apartó del baño
—No se preocupe. —dije bajandome el vestido
—Es que los sanitarios de los hombres están en reparación —se bajó el cierre diciéndome eso
—Claro —fue lo único que me salió decirle y me lave las manos
Después de ahí se terminó la conversación y cuando me estaba lavando las manos sentí como me miraba de arriba para abajo como un acosador, lo voltee a ver y me miró.
—Tus ojos son muy hermosos nunca me había percatado de ellos. —Lo dijo acercándose a lavarse las manos
—Gracias —sonreí
—Son rojos cierto?
—Si
—Vaya nunca había visto ese color de ojos. —Lo dijo acercándose más
—Solo los tenemos en mi familia. —pero eso era mentira, di un paso atrás terminado la conversación
Cuando sentí que me agarró del brazo y me voltio.
Se acercó para darme un beso y yo lo empuje enojada
—Que hace?
—Vamos no te hagas del rogar —dijo agarrándome de la cintura
—Que? —respondi con mi ceño fruncido
—Vamos, se que me has estado coqueteando con esa mirada, tus faldas muy cortas y tus blusas escotadas
Yo no dije nada me quedé en shock solo le di un manotazo para que me soltará y salí corriendo hacia mi escritorio, antes de que saliera agarre mis cosas y me fui no quería estar ahí con lo que me acababa de decir sentí un asco terrible.
Unos días después me presenté a la oficina a pedir mi renuncia ya no me sentía cómoda trabajando ahí.
Pero el me amenazó, cuando dije que quería la renuncia el solo sonrió.
—Vamos no te puedes ir —dijo acomodándose el saco
—Porque? —respondi sorprendida
—El solo me miró y dijo —porque se lo que pasó en Barfleur
Yo me quedé petrificada por lo que acababa de decir, en mi mente decía; cómo se entero? Quien se lo dijo? Cómo lo sabe?
Pero no podía tenerle miedo suspiré y dije;
—Según usted que hice? —levanté una ceja
—El se levanto y me miro —Solo lo sé
—Yo saque una sonrisilla —Vamos usted no sabe nada de mi
—El no dijo nada solo se acerco a mi y me dio una bofetada —tu lo provocaste
Yo lo agarre del cuello y me abalance sobre el con los ojos hechando fuego, llegó un momento en que lo estaba dejando sin aire y eso quería no quería que revelara la verdad pero no tuve tiempo porque alguien me jalo por la cintura para que lo dejara.
—Estás loca —dijo jadeando el jefe
—Solo lo hice —adopte una espresion de asesina
—Sácala de aquí — le dijo al guardia
No pasaron unos días cuando recibí una llamada de un número desconocido conteste.
Era el jefe
Hablamos un rato y me pidió una disculpa que no quería que me fuera que era su mejor secretaria y que no me chantajearia más y yo acepte volver como una ingenua.
Después de eso pasaron unos meses y empecé a ver a más hombres aquí, hasta que llegó un chico llamado Henri, hay que admitirlo era guapo, de 1.85, cabello arriba de las orejas color castaño, ojos color café claro, un poco musculoso, con manos grandes y un acento que no conocía, la primera ves que lo ví, llevaba un traje elegante azul marino, peinado para atrás con mucho gel, los zapatos bien boleados, una mancha arriba de los zapatos y un portafolio, era un tipo irreal que toda chica quisiera tener pero al menos yo no.
Cuando hablo, caí en la cuenta de que no me iba a caer nada bien y fue así era muy guapo por fuera pero cuando dijo sus primeras frases lo aborrecí, porque era un tipo que siempre quería tener la razón, el jefe lo entrevistó y lo contrato, lo tuve que aguantar porque lo tenía en frente de mi a distancia pero al frente, cuando el jefe me llamo no creí que me tratara mal, me dijo unos insultos que no había escuchado y eso lo hizo delante de Henri y el solo miraba al jefe con una cara de asco y de que lo quería matar pero no hizo nada, así que me mandaron con el a Barfleur para que hiciera uno asuntos con el, yo no podía ir y eso mi jefe lo sabía pero le dió igual solo quería vengarce de mi y nunca lo ví venir así que llame a una de mis hermanas la más chica.
Bueno — se escuchó al otro lado del teléfono
Hola hablo con Ámbar? — dije dudosa
Eh quien habla?
Soy.. Soy Irina — resonó al otro lado del teléfono
Un silencio de algunos segundos se apoderó del otro lado
Irina? Mi... Hermana?
Si, ya se que no hemos hablado hace algunos meses — dije cuando me interrumpio
Meses Irina, son más de 10 años —Dijo furiosa al otro lado, cuando te...— la interrumpí
Si después de lo que pasó ya se pero quiero hablar contigo
Ahora si te dignas en hablarme, eras mi único consuelo Irina la única que me apoyaba, la única en quien confiaba y me dejaste sola, me abandonaste cuando más te necesitaba y ahora quieres hablar —se escucho un suspiro
Ya se Ámbar y perdón pero en serio necesito hablar contigo
Crees que con un perdón solucionas todo, pues yo no quiero hablar contigo. — después de eso última palabra colgó.

Me sentí agobiada, enojada y triste después de que colgó, no sabía que hacer, no sabía que iba hacer, no podía ir a Berflur, pero solo el jefe y yo lo sabía y el me hizo una jugada que yo no esperaba.
Me puse a trabajar después de eso, llegó el martes en la noche cuando me sonó el móvil era Henri pidiéndome información sobre el pueblo al que íbamos a ir así que le dije todo lo que sabía de Berflur, nos pusimos de acuerdo dónde nos íbamos a ver y nos despedimos, a la mañana siguiente me puse unos pantalones negro flojos y rotos, unas botas negras, una blusa de cuello alto roja y una chamarra negra para ir cómoda en el vuelo, nos pusimos de acuerdo en la hora pero ya eran las 3:20 y no llegaba así que decidí marcarle la primera llamada que hice me mandó a buzón de voz, a la segunda sono 4 veces antes de que contestara, cuando respondió lo escuché adormilado así que supuse que tardaría una media hora en llegar aquí pero la pregunta era llegará aquí a tiempo.
Así que como llevaba tiempo de sobra me fui a comprar unos sandwiches y café a una cafetería cerca de el aeropuerto pero todo ya estaba agotado, o ya no había desayunos para ser muy temprano todos tienen hambre a esta hora pensé, así que fui a un superfox y compré unos yogurth y unos panes que estaban trayendo de unas cajas, agarre dos y pague, los metí a mi mochila de mano y salí, cuando iba a sentarme a esperar a Henri lo ví caminado muy de prisa casi corriendo, le hice una seña y nos encontramos, llevaba un pantalón negro, con camisa negra y saco color café claro que le resaltaban mucho sus ojos color miel, me saludo de beso y nos fuimos corriendo a agarrar el avión, sentados ya en el avión cada quien se puso hacer lo que tenía que hacer así que el se puso sus audífonos y yo empecé a leer, pero el no escucha sus ruguidos que le salían de la barriga pero yo si, así que le ofrecí un yogurt con un pan y se lo comío y yo hice lo mismo, cuando me canse de leer me acomode en mi asiento para dormir un rato, después de dos horas aproximadamente empecé a sentir como se movía muy feo el avión cuando desperté.
Estaba recargada en el hombro de Henri
— Oh lo siento — sonreí apenada y sentí como mis mejillas ardieron
— No te preo... — no termino la frase porque el avión se movió intensamente
Cuando las aeromozas nos dijieron que nos sujetaramos los cinturones, Henri y yo nos volteamos a ver cuándo las aeromozas salieron disparadas a su asiento, cuando sonó la voz de una mujer en el avión: Estamos sintiendo turbulencias así que guarden todo lo que tengan a la mano y coloquense los cinturones, después de unos minutos se escuchó otra ves la voz pero ahora de un hombre, el capitan pensé: Buenas tardes tripulación estamos experimentando demasiadas turbulencias así que les recomiendo que conserven la calma, después de que dijo eso se escuchó que algo se rompió en el avión, abrí la ventanilla y vi cómo la turbina hechaba fuego, ví a Henri y me agarró de la mano para reconfortarme cuando se escucharon los primero gritos en el avión, las aeromozas los trataron de tranquilizar pero no podían cuando se escuchó otra ves la voz de hombre: Queridos pasajeros como ya vieron una turbina se nos descompuso así que acuatizaremos en el río Sena así que conserven la calma sobrecargos ya saben que hacer, así que las aeromozas se quitaron los cinturones y empezaron a dar chalecos salvavidas con mucha tranquilidad cuando terminaron se pusieron uno y volvieron a sus asientos.
No sabíamos lo que iba a pasar pero lo sobrecargos nos dijieron que nos pusiéramos inclinados sobre los asientos.
—Hey tranquila todo estará bien — me dijo Henri, agarrandome la espalda
—Eso espero — dije sonrojandome
No puede decir más porque en serio sentí las mejillas calientes y solo gire la cabeza para que Henri no se diera cuenta, me dije a mi misma que estaba pasando si yo no era así con ningún chico o al menos porque creía que iba a morir, al final de nuevo gire mi cabeza para ver a Henri.
—Gracias — le dije con una sonrisa
—Porque — con su ceño fruncido
—Por ser tan amable conmigo y no ser un idiota como mi jefe — le dije con cara de apenada
— Bueno pues no tienes nada de que agradecer, nadie te debe de tratar así — sonrió
— Pues el si lo hace, pero ya me acostumbre — sonreí apenada
— No entiendo porque sigues trabajando para el, si te trata mal — lo dijo molesto
Porque... — le iba a decir pero nos interrumpió el alta voz
Por favor conserven la calma, les informo que estamos en zona muy baja así que solo abra una oportunidad espero dios nos ayude, en 5...4...3...2...1...
Cuando dijo el uno cerré mis ojos y chocamos contra el agua, el impacto fue muy fuerte que Henri, yo y quizás todos los pasajeros quedamos inconcientes.

Las 4 Identidades Misteriosas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora