La vida cotidiana de nuestros personajes favoritos. Sin viajes en el tiempo y sin desgracias, solo niños jugando a ser pandilleros, mientras se enfrentan a las dificultades de la vida.
-las imagenes no son mias, creditos a sus respectivos autores.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Caminaba aburrido por las calles de Shibuya, se maldecía enormemente por pensar que sería una buena idea no llevar su moto a la reunión de la Toman. Además, estaba sudando como puerco, porque una vez mas no miró el pronóstico.
Estaba de un humor horrible. Había acordado ir a almorzar con su amigo, eso quería decir que debía estar por lo menos una hora mas soportando el horrible calor, para luego volverse caminando hacia su casa, que para su mala suerte, estaba demasiado lejos del lugar acordado. El solo pensarlo le causaba unas enormes ganas de golpearse la cabeza contra una pared.
Afortunadamente, en lo que se quejaba y maldecía a todo aquel que cruzara por su mente, llego al lugar acordado. No esperó mas y se adentro a la tienda de comida. No visualizó a su amigo, así que simplemente asumió que no habrían llegado aun. Decidió sentarse en una mesa a esperarlos.
Unos minutos después, la campanilla del lugar sonó, indicando que un nuevo cliente había ingresado. Antes de percatarse ya tenia a Hanma dejando caer todo su peso sobre él. Lo había abrazado por los hombros, pero al ser tan alto debía agacharse, acto que resulto en recargar todo su torso sobre los pobres hombros de su amigo.
-Quítate!- decía el mas bajo intentando desenredar los brazos del otro -pesas mucho, me harás caer de la silla!
-También me alegro de verte, Kazutora- decía mientras se alejaba del chico del lunar y se sentaba frente a él.
-Sabes que si me alegro de verte- rodo sus ojos -no seas dramático.
-Que tal has estado, Kazutora?- preguntaba un rubio chico mientras se sentaba junto a Hanma.
-Oh, no te vi, Kisaki- estaba apenado -podría estar mejor, pero como has estado tu? No te he visto desde que las vacaciones de primavera acabaron.
-Bien, gracias por tu preocupación- sonrió amable.
-No te conté!- dijo el del mechón con una enorme sonrisa -hace unos días Kisaki conoció a mi madre, quedo encantada con el.
-Hanma estaba muy insistente en que la conociera, así que supongo que debía suceder en algún momento- el mas alto deslizo su mano hasta la suya, la tomo sutilmente hasta llevarla hasta sus labios, para depositar un pequeño beso en esta y luego dejarlas reposando sobre la mesa.
Esos dos se habían convertido en pareja hacia unos tres o cuatro meses. Kazutora no sabia de la existencia de Kisaki hasta que su amigo le confesó que había sido flechado por un lindo chico que asistía a la escuela que se encontraba cerca de su casa. Hanma era una persona sumamente romántica y pasional, por eso se alegro por él, desde que lo conocía que buscaba a alguien a quien adorar. La siguiente noticia que tuvo del muchacho, fue que había aceptado una cita con el. Vivió el inicio de esa relación desde muy cerca, ya que su amigo cada semana le traía nueva información de como las cosas iban progresando. No mucho después de su primera cita, el mas alto le pidió formalmente al chico que fuera su pareja. Luego de eso solían salir los tres a comer o a mirar alguna nueva película, podrían pensar que a Kazutora le incomodaba pero en lo absoluto. Los tres se llevaban de maravilla.