𝟎𝟎𝟐 ━━━━ 𝕿𝖍𝖊 𝖙𝖞𝖗𝖆𝖓𝖙'𝖘 𝖆𝖉𝖔𝖑𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖈𝖊

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— ¡Ambrosio! —oyeron el golpe seco eh hizo que las mucamas se alteraran, corrieron a toda prisa hacía la alcoba de su majestad, la emperatriz, hallándose con la enferma soberana de pie y en frente del joven príncipe de dieciséis años de edad

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— ¡Ambrosio! —oyeron el golpe seco eh hizo que las mucamas se alteraran, corrieron a toda prisa hacía la alcoba de su majestad, la emperatriz, hallándose con la enferma soberana de pie y en frente del joven príncipe de dieciséis años de edad. — ¡Niño maldito! —insultó con rudeza eh hizo que su mismo cuerpo se herizara ante el nuevo golpe de calor de la respiración agitada de su madre. — ¡¿Quién te ha dado permiso de ingresar a mi alcoba?!, ¡¿Quién?!

— Yo solo... —sonó nervioso pero tapan todo ese sentimiento con una extraña expresión neutral y cabizbaja. — solo venía a ver si la salud de mi madre ha mejorado. Me siento preocupado por usted.

— ¡¿Preocupado por mí?! —preguntó con un tono de burla mientras soltaba risas ahogadas. — Deja de actuar como si nada sucediera, Ambrosio. —nombró con odio al rubio delante suyo. Alzó su mirada topándose con la de su madre, cubierta por lágrimas y sufrimiento. — ¡¿Cuántas serán las veces que te diré que te largues de aquí?!, ¡Largate antes de arroje toda mi cólera contra ti!

— Madre-... —el rápido actuar de él le salvó la cabeza de haber recibido un golpe de un vaso de cristal.

La emperatriz tocio con rudeza, la sangre brotó en gotas que mancharon su mano y preocuparon a Ambrosio. Hizo que su mismo corazón se estrugiera del dolor de ver tal sufrimiento que ella estaba cruzando.

Si arrojar toda su cólera contra él ayudará a que mejorara con todo el gusto del mundo él haría de puntería para cualquier cosa que deseara tirarle, sin importar qué y sin importar las consecuencias de ello.

— Madre. —su voz sonó entre aguda. Ahogó un sollozo que alertó a la mujer y colocó en una situación extraña, ¿Estaba él llorando sin tapar su rostro? — Madre, perdóname. —suplicó intentando que sus manos alcanzaran a la mujer de cabellera dorado opaco pero le seria imposible porque ella misma se alejaba de él, impidiendo que pudiera el siquiera sentir su calidez de piel. — Perdóname. —volvió a suplicarle. — Intentaré ser lo que tú más desees, cualquier cosa, cualquier... —aseguró. — pero permiteme poder abrazarte una sola vez.

— Eres un... —ella volvió a retroceder. — un asqueroso monstruo. —tales palabras hicieron del corazón del rubio un completo lío de pedazos rotos que se esparcían por todo su cuerpo. — Debí de haberte asesinado, nunca debí de haberte parido.

— ¿Qué hice, madre? —preguntó mientras se abrazaba a sí mismo. — ¿Qué es lo que hice para que me odiaras de esa forma?

— ¿Qué es lo que hiciste?, ¡Naciste, Ambrosio! —tomó de su cabellera y tiró de ella con fuerza hasta hacer que el príncipe se arrodillara contra el suelo y debajo de sus pies. Ambrosio podría quitarla está vez con facilidad, está mujer se caía en pedazos –por hací decirlo– ¿qué es lo que le impedía el defenderse ahora?, él simplemente no deseaba herirla, no deseaba hacerlo otra vez. — ¡Naciste! —repitió. — ¡Tu maldito padre te colocó en mí sin yo haberte deseado!, ¡¿Sabes lo difícil que me es el verte a la cara?! porque cada vez que lo hago solo recuerdo ese maldito día.

º¹𝗔𝗠𝗕𝗥𝗢𝗦𝗜𝗢 ━━━ BetsabéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora