Encuentro

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Por la mirada de Bokuto, podía reflejarse cada emoción dentro de él, sus expresiones lucían tensas, su mente perdida, su cuerpo inmóvil, sin duda no se esperaba tenerlo ahí, fuera de su casa, reclamando por sus anteriores decisiones, por sus anteriores actos.

— No sé de que hablas, debes estar loco. – respondió, comenzando a cerrar la puerta, la mano del pelinegro la detuvo bruscamente, en sus ojos podía verse la desesperación por obtener respuestas.

Akaashi sentía la necesidad de saberlo todo, de saber qué fue lo que ocurrió, que llevó a Bokuto herirlo de esa forma, al menos él creía que tenía el derecho de escuchar todo, no importaba si dolía, nada dolería más que esas palabras en su pasado, o ese vacío que durante bastante tiempo intentó llenar con una nueva persona, la cuál en cierta parte se sentía culpable de usarlo de tal forma, Kenma era una persona increíble, y a pesar de comenzar a corresponder sus sentimientos, el hecho de tener a Bokuto "de vuelta" era doloroso, tener que escoger entre dos personas que lo hicieron feliz, era difícil.

— ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me heriste?

La sangre de Bokuto de repente se sintió helada, escuchar directamente de los labios de Akaashi que lo lastimó era duro, sin embargo, era cierto, y no había vuelta atrás, no podía utilizar más mentiras, Akaashi estaba determinado a obtener una respuesta, fuera como fuera.

— No me veas de esa forma... – susurró agachando la mirada, ver los ojos rojos de Akaashi cubiertos por lágrimas dolía.

Akaashi retiró sus lágrimas con la manga de su sudadera, su corazón latía muy despacio, se sentía de una manera muy extraña.

— Quería que me odiaras para que te alejaras por completo de mí, no quería hacerte más daño diciéndote la verdad, porque seguramente si lo supieras desde un inicio harías lo que fuera para estar conmigo.

— ¿Tú no lo habrías hecho?

Bokuto llevó su mano a su cabeza, presionando la raíz de su nariz con fuerza.

— Akaashi, no quiero seguir dando más explicaciones.

— ¡Me debes una maldita explicación!

Bokuto permaneció en silencio durante unos segundos.

— Mi padre me advirtió que si seguía contigo, no me ayudaría más con los gastos universitarios, y que además, él te golpearía si te volvía a ver conmigo.

Akaashi detuvo las lágrimas en sus ojos, parecía impresionado por lo que acababa de escuchar, se quedó estático durante unos segundos.

— ¿Qué...?

— Conseguí un trabajo que me da para los gastos necesarios de la universidad, sin embargo, lo otro...

— Sabes que sería capaz de soportar una paliza sólo para estar contigo...

— ¡Te juro que yo sólo quería protegerte! Pero, aún así, al apartarme completamente de ti y comenzar mi relación con Mikoto-chan, yo...

— Te enamoraste de nuevo. – complementó.

— Sí.

— Me tengo que ir. – dijo dándose la vuelta. — Ni siquiera sé a que vine, ¿De qué sirve saber la verdad?

Akaashi comenzaba a retirarse.

— ¡Akaashi! – Bokuto alzó la voz, tomando el brazo del contrario. — ¡Es mentira, no la amo, no puedo seguirte mintiendo!

Akaashi abrió los ojos como platos, se dió la vuelta para verlo directamente a los ojos, ambos lucían en un estado de conmoción.

Keiji sonrió, rompiendo la tensión del momento, Bokuto era alguien que siempre tenía algo para decir, pero en este momento, las palabras se habían ido de su boca, únicamente sentimientos encontrados.

— Lo sé. – afirmó de forma arrogante, pero a su vez sarcástica. — Sé que de igual forma no me has olvidado.

— Puedo decir lo mismo. – expresó con orgullo, cruzando ambos brazos. — Sales con Kenma y aún así mírate, viniendo hasta mi casa sólo para una explicación de un amorío que no logras olvidar.

— Si me hubieras olvidado por completo me hubieras dejado ir hace un momento y no habrías confesado que no amas a tu actual novia.

Ambos comenzaron a reír a la par, hasta que de nuevo el silencio volvió a reinar, pero a diferencia de los anteriores, este no era para nada incómodo, al contrario, se sentía paz en el ambiente, tranquilidad.

El atardecer sobre ambos lucía precioso, ambos dirigieron sus miradas al cielo, observando los bellos colores que conformaban el ocaso, sus manos cobraron vida, intentando encontrarse entre sí e unirse.

Bokuto dirigió su vista a Akaashi, los colores se reflejaban en aquellos ojos azul turquesa, una sonrisa notoria apareció en su rostro, extrañaba el sentimiento de embelesarse con aquellos hermosos panoramas.

Akaashi dirigió su vista a Bokuto, ojos color ámbar, como los tonos cálidos del ocaso, o quizás como los ojos de cierta otra persona, Kenma.

El búho comenzó a acercarse lentamente al cuerpo ajeno, colocando su mano sobre la mejilla del contrario, acariciando apenas con la punta de sus dedos esa suave piel blanca, apreciando el color rosado de las mejillas, el brillo en sus ojos azules, esa mirada serena.

— No me mires así, me incitas a pecar. – susurró acariciando la mejilla del de gafas.

Akaashi soltó una risita en un tono muy bajo, no despegó su vista ni un solo segundo de los ojos de Bokuto, había oscurecido, la luz de la luna iluminaba los ojos ámbar del chico haciendo relucir aquellos ojos brillantes como las estrellas, sus mejillas al igual que las suyas estaban un tanto ruborizadas.

— ¿Qué te detiene? – murmuró relamiendo sus labios, mirando los labios del contrario, queriendo probar una vez más esos labios carnosos que no besaba hace ya tiempo.

Una sonrisa lujuriosa hizo aparición en el rostro de Bokuto, de igual forma humedeció sus labios con su lengua, para después de unos segundos de tensión en la que únicamente intercambiaban miradas de deseo, unió sus labios a los del chico, presionándolos en un tierno beso, el cuál con los segundos fue intensificándose, terminando en delicados toqueteos, después unos un poco más intensos, para posteriormente terminar de proseguir aquel beso sobre la cama de Bokuto.

Ambos sabían perfectamente lo que se vendría, ambos tenían el deseo de hacerlo, ya nada los detendría en ese momento.

Ni siquiera el sentimiento que había crecido por Kozume Kenma.

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