4

2.5K 91 8
                                    

Rocío

Me quedo a su lado de pie y el sentado en su silla, entonces cada vez que me habla tiene que mirar arriba

-Eres muy buena en matemáticas. Me sorprendes - dice repasando mi examen. -Las radicales las tienes geniales. No he visto examen más bien hecho en esta clase, sigue así. Tienes un 10.

-Oh,¡que bien!- exclamo- Ningún profesor me había dicho nada parecido.

Y es verdad, cuando sacaba dieces nunca me felicitaban, pero si lo hacían con el "nerd".

Cuando va ha decir algo el sonido de la puerta lo interrumpe -Adelante - ordena.

-¿En esta clase está Rocío Sierra? - pregunta una mujer bajita, con pelo blanco y gafas apoyadas en el puente de la nariz.

-¿Te llamas Sierra?- pregunta en voz baja cuando ya se ha puesto de pie.

-Sí - contesto susurrando.

-¿Para qué? - pregunta a la señora.

-Creo que es algo privado, pero la llama la orientadora. Tiene una cita con ella.

¿¡Qué?!

Mis padres me dijeron que era suficiente con que fuera al psicólogo que ellos pagan, no hacía falta que fuera a la del colegio.

No, no, no.

-Yo...Esto es un malentendido, mis padres no me han dicho nada de esto.

-Vamos a hablar fuera- pone su mano en mi espalda baja y me llega una corriente eléctrica.

Mis pelos se ponen de punto. Aunque quita su mano rápidamente lesa electricidad y ese escalofrío en mi espina dorsal seguía presente.

Me centro cuando estamos ya afuera.

-¿Qué es un mal entendido? -pregunta con cuidado.

-Yo...Es que mis padres no me han dicho de ir a la orientadora. - me pongo nerviosa.

Realmente me cuesta hablar de mis problemas.

-Tranquila, no va ha pasar nada.- pone una mano en mi hombro.

-¿Pu-puedo llamar a mis padres? -pregunto intentando regular mi respiración.

-Tranquilizate. Respira, no va ha suceder nada que no quieras.- mira a la señora que mira todo callada.- Kate, por favor llama a sus padres.

-Voy, señor Ferrer.

-Ya estoy mejor.- y aunque parezca que haya sido por los ejercicios que me mandaron hacer en estas situaciones, es porque tengo su mano en mi hombro y su tacto, su mano venosa y tatuada me da paz y tranquilidad. Me siento protegida como si con él el mundo no existiera. Como si fuera inmune a todo el mal solo por estar con él.

-Señor Ferrer, los padres de la chica están en la línea y solicitan hablar con ella.- dice como si yo no estuviera a lo que frunzo el ceño.

-Vale, ya vamos.- me mira- Vamos a secretaría. -quita la mano y avanza.

En todo el camino voy detrás suyo como si yo no quisiera enfrentarme al mundo.

Entro en un despacho y me dice la mujer:- Ahí tienes el teléfono, tu tutor se quedará afuera por si acaso.

-Mamá - digo cuando tengo el teléfono - Yo no quiero hacer eso. Sabe solo que me cuesta por favor - suplico.

-Cariño, nadie va hablar de nada si no quieres. Entendemos lo difícil que es para ti todo esto, y también sabemos que no quieres tomarte las pastillas - me tiembla la mano - y también sabemos que te las tomarás por nosotros. Estamos muy orgullosos de ti. No te pongas nerviosa y respira hondo. Iré al colegio para aclarar las cosas, ¿vale?

my daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora