Chiara y Holder

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Chiara

Roma tiene las mejores calles del mundo, muy concurridas, pero las mejores, las personas con su ajetreo de la mañana corren de un lado a otro, una señora que lleva la compra camina aprisa porque se le va el bus, los niños corren de un lado a otro con sus padres detrás llamándoles la atención, los adolescentes apurados para la escuela, un chico alto camina a paso firme con su pelo alborotado, lo observo todas las mañanas sentada en la fuente, es muy guapo, si tan solo me dejaran acercarme y presentarme le diría "sabes, te observo todas las mañanas y eres muy guapo me gustaría saber al menos tu nombre" pero solo son sueños, los guardaespaldas nunca me dejarían. Que vida, todo lo que hago es controlado, no voy a la escuela porque debo estudiar en casa, en fin desventajas de ser hija de los reyes de la mafia, solo tengo permiso de salir y sentarme en el centro por las mañanas y luego volver a casa a las clases privadas, esto es una vida de cárcel, la única diferencia es que yo no he cometido ningún delito y que los fines de semana tengo derecho hacer lo que quiera pero dentro de los perímetros de la mansión, ya aburre, es todo un bucle.

– Señorita es hora de volver a la mansión– me dice un guardaespaldas a mi lado.

– Prisión querrá decir– le contradigo

– A su padre no le gustará escuchar eso, por favor vamos, camine hacia el auto.

Me levanto y sacudo la parte de atrás de mi vestido, el chico de todas las mañanas pasa por enfrente de nosotros y me observa unos milisegundos.

Holder

La veo, ahí, sentada en la fuente todas las mañanas, la observo con determinación y cuando me percato de que se levanta lo que supongo que será para marcharse paso por enfrente de ella y la observo un instante ella se queda mirándome y uno de sus guardias le da un ligero empujón para que camine, ella se queja pero camina hacia el coche olvidándose de mi presencia, es linda, linda no, es hermosa, tiene unos profundos ojos azules y un cabello negro risado que hace contraste con su piel blanca, demasiado blanca, no tiene marcas de espinillas en la cara y está libre de acné, ojalá pudiera algún día acercarme a ella y hablarle, pero seguramente ninguno de esos hombres me dejará, me pregunto que será la chica que siempre anda con seguridad, tampoco creo que asista a ninguna escuela, llevo años averiguando y nadie sabe, es como si de verdad fuera un ángel que solo yo veo. Una señora que va con su compra me pide permiso para pasar y salgo de mi sueño.

– Eh muchacho, me he dado cuenta en como miras a la muchacha– dice la señora con una sonrisa pícara amenazando con salir de sus labios.

– Pero que cosas dice usted, ni siquiera he hablado con ella– sonrío nervioso.

– El amor a primera vista no necesita palabras y apura el paso que se te va el bus.

Miro en dirección a la parada y ya está subiendo el último pasajero. Corro sin despedirme de la señora, corro tan aprisa que las palomas que hay siempre comiendo pan que las personas le tiran salen volando y parece una película de esas que al final todos son felices y comen perdices, joder que frase tan sin sentido ¿no hay finales felices para los vegetarianos? Bueno pues si fuera y vivieron felices y comieron tofú, vale final feliz para todos.

–Ey Holder el bus nos ha dejado– me paro en seco y veo que he llegado a la parada el bus ya se ha marchado.

– ¡Hala! Malditos vegetarianos– digo furioso.

– ¿Que has dicho?– me dice Giorgio el mismo que me sacó de mi debate de los finales felices para vegetarianos.

– Que apuremos el paso o llegaremos demasiado tarde.

– Camminare allora– grita Giorgio y comenzamos a caminar hacia el colegio.


Roma al revés dice amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora