¿Emoción?

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Chiara

El portón de la mansión se abre y entramos, por la ventanilla veo a mi madre y cuatro guardaespaldas están alrededor de ella, la puerta del coche se abre y mi madre me recibe con la sonrisa que le caracteriza.

– Nena ya estás aquí– me abraza– vamos dentro tenemos una gran sorpresa.

– ¿Y las clases?– le pregunto intrigada– no es que quiera dar clases pero es que nunca bajo ninguna circunstancia las dejo de dar.

– Ya verás.

Entramos en la casa y mi padre está sentado en un sillón con un vaso de whisky en la mano y un cigarrillo en la otra conversando con una mujer, alta de cuello estirado y nariz respingada, esta lleva una chaqueta y una falda de tubo a juego de color beige.

– Oh ya está aquí– dice mi padre posando su mirada en mi– Cecilia, ella es mi hija Chiara.

– ¿Que tal Chiara? Un precioso nombre debo decir– me regala una amplia sonrisa la cual me reconforta.

– Es un nombre de origen italiano, nuestro país, significa luz, belleza, brillo y debo decir que me encuentro de maravilla y ahora más al usted darme esa hermosa sonrisa que tiene.

La mujer ríe y los demás le siguen, mis padres y la señora Martha me han sabido educar muy bien, debo decir que estoy orgullosa de mi cortesía y protocolo.

– Gracias Chiara, que encantadora eres– me sonríe– tengo entendido que siempre has querido asistir a la escuela, aunque por lo que veo la educación en casa ha sido muchísimo mejor– hace una pausa y busca algo en un portafolios– tus padres me han llamado para cumplir tu sueño de asistir a una escuela, privada, de las que tenemos en Roma, yo personalmente he venido hasta aquí para hacer las pruebas necesarias para saber si estás apta para asistir a una.

No puedo creer lo que mis oídos están escuchando, mi cerebro no procesa toda la información y me pongo a saltar de alegría, oigo las risas de los presentes y paro mirando a mis padres.

– Gracias, gracias, gracias por darme esta oportunidad es lo que siempre he querido, relacionarme con personas de mi edad y asistir a la escuela.

Pasamos a la sala de reuniones y firmo todos los papeles, hacemos la inscripción y listo, mañana empiezo, cuanto antes mejor, solo pienso en una cosa y la deseo, que el chico de todas las mañanas asista ahí, me gustaría acercarme a él, vi como me observó en la mañana, aunque hayan sido solo unos segundos, pero fue suficiente para que me enamorara.

Subo corriendo a mi habitación y comienzo a saltar de alegría en la cama, mamá entra en la habitación con varias bolsas en las manos.

– Traigo varios regalos– dice dejándolas en la cama– pero ven baja de ahí.

– Que emoción– chillo dando un salto al piso.

– Ey tranquila, primero que todo, compramos un celular para ti– mi madre me tiende la mano con una caja.

– ¿Mi propio teléfono?– ella asiente– ¿Mío mío?– vuelve asentir y yo chillo de felicidad.

– Y aquí el uniforme– dice señalando otra bolsa– el resto son útiles escolares– sale de la habitación dejándome chillando de la emoción.

Diecisiete años, diecisiete malditos años encerrada aquí y por fin iré a la escuela, tendré libertad, será solo un año de escuela, el último pero cumpliré los dieciocho y nadie me podrá prohibir nada, de hecho estoy pensando seriamente en que cuando llegue a la mayoría de edad compraré mi propio apartamento y me iré de la mansión. No es que me desagrade vivir aquí pero quiero explorar más el mundo.

Holder

Entramos corriendo al instituto antes de que cierren las puertas, le damos un ligero saludo en forma de agradecimiento al portero por esperar a que entremos sin  quejarse y corremos a la clase de biología.

– Buenos días Chiapperi y Gabana– nos saluda en profesor Antonelli y nos dirigimos a nuestros respectivos puestos.

Carlos y Fabiana nos miran con cara de "por que demonios habéis llegado tarde" y yo los miro con cara de "no ven como estamos sudando" en fin la gente escasa de neuronas madre mía qué rollo.

La primera parte del día termina y bajamos al patio, debajo de un árbol sentados en el césped se encuentran ya Felippe, Fabiana, Carlos y María. Corro hacia ellos y me siento en el césped en posición de buda, al rato llega Giorgio y le damos inicio a la reunión de todos los días.

– Como ya sabéis se acerca el cumpleaños Fabiana– dice Carlos– y hemos estado pensando ella y yo que sería increíble hacer una fiesta, seríamos solo nosotros nadie más, pero debemos organizarnos y buscar un lugar.

– Propongo mi casa– dice Giorgio– a fin de cuentas para esa fecha estaré solo, mis padres se van de vacaciones.

– Yo llevo las bebidas– dice María

– Me brindo para llevar los aperitivos– digo levantando la mano.

– Yo llevaré a Fabiana así que no me miren a mí– tercia Felippe.

– Muy gracioso Felippe pero está bien ya que yo estaré ocupado ordenado todo– dice Carlos a la vez que se para– y andando que faltan pocos minutos para que suene el timbre.

Roma al revés dice amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora