Arc Royale

Capítulo 8

De vuelta una vez más con el maestro renegado. Vuelve una vez más con lecciones, limpieza de primavera y escritura por hacer. Hombre, aquí también hace frío. Más frío que nunca durante la Navidad. Tengo que salir todas las mañanas y romper el hielo en las trillas de agua de los caballos porque se congelan. Sin embargo, a mi perro, Kali, le encanta. Las tareas adicionales significan más correr para ser útil y, como border collie, trabaja muy bien.

Me desperté esta mañana moviendo todo su cuerpo debajo de mi cara mientras dormía boca abajo y de pie, de modo que tenía que despertarme o sufrir una fractura en el cuello. Gracias Kali. Muy amable de su parte.

Sucedió muy rápido y, sin embargo, también muy lentamente. Lo suficientemente lento como para sentir el tañido de una campana distante en sus huesos, lo suficientemente lento como para ver el agua burbujear y agitarse y espumarse, pero lo suficientemente rápido como para que cuando la superficie del océano se hinchara y subiera, no tuvieran tiempo de huir. Una forma monstruosa rompió la superficie con un rugido ensordecedor. Un rugido resonante. Ruby gritó y se tapó los oídos y, sin embargo, no pudo oír su propia voz en absoluto. El ruido, como el de las bocinas de un coche al lado de su oído, alcanzó un tono tan salvaje que hubo un chasquido y luego el ruido se apagó.

Para Blake, que estaba tan cerca del borde del muelle, fue suficiente para hacerla caer de rodillas y hacer que tirara de sus felinas orejas hacia abajo. La sangre le corría por las mejillas y los hombros, manchando la tela blanca de rojo. Los demás estaban un poco mejor, tambaleándose y dando tumbos como si estuvieran en un avión que volaba en el aire. Ren golpeó un contenedor de carga y se deslizó por él; Yang, en su camino para llegar a Blake, tropezó y cayó, chapoteando en un charco de agua.

Luego, vino más agua. Una ola enorme no lo suficientemente grande como para ser una marea, pero lo suficientemente grande como para aplastarlos y tirarlos. Ruby fue enviado dando vueltas por el cemento. Knight la protegió con su cuerpo, no es que impidiera que fueran lanzados. Con la ola venía el oleaje del agua desplazada, levantando tres barcos pesqueros que flotaban en el agua y elevándolos muy por encima del nivel de los muelles. Cayeron estrepitosamente entre los dos equipos y la criatura que había roto la superficie, el metal chirriaba y crujía contra el cemento mientras el agua se desvanecía.

Librándose de las manos de Knight, Ruby se atrevió a mirar hacia arriba y ver qué era. El agua, la ola y los barcos se lo habían impedido antes, pero ahora, sin ellos, podía ver lo que había salido a la superficie en todo su aterrador esplendor.

Oh, su mente brindó aburrida. Así que por eso se llamó a sí mismo Leviatán ...

Fue gigante. Monstruoso. Un gusano o una serpiente increíblemente gruesa que salía del agua a gran altura, fácilmente cincuenta metros de altura y con más escondidos bajo las olas agitadas. Su piel, con el agua que la enjuagaba en cascadas, estaba escamada densamente en tonos oscuros y moteados de gris carbón y azul medianoche. Tenía fácilmente quince metros de espesor, tan grueso como el Grimm más grande que había visto en su vida. Ruby dudaba que existiera un Grimm más grande que él.

Su largo cuello continuaba hasta una cabeza aplanada, un hocico parecido a un pez que apuntaba hacia la brillante luna roja y la irregular cicatriz negra en un cielo teñido de carmesí. Lenta, tortuosamente, bajó la cabeza para mirarlos. Mientras lo hacía, rayos gemelos de luz amarilla sólida se estrellaron contra el hormigón, proyectados por ojos de tres metros de ancho como rayos de un reflector. Corrieron sobre los muelles, recogiendo todo. Cuando pasaron por encima de ella, Ruby se encontró clavada en el lugar. Congelado. No era miedo, o no era solo miedo. Había algo más pesado que eso, una escarcha muy real que se deslizó por todos los huesos de su cuerpo y los congeló.