Capítulo 4- Cat

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Era mi turno de devolverle lo que acababa de hacerme, y esta vez quería ser yo quien jugase con ella. Desde que la saqué de ese maldito agujero en el que había pasado años, siempre era ella la que tenía las riendas de la situación y no terminaba de de aclarar qué sentía al respecto, pero ahora sí lo sabía.

    Quería que ella me llevara, pero también quería conducirla yo un poco a esa locura que me había enseñado. Así que me aparté de su agarre para colocarme encima. Su ceño fruncido me hizo un poco de gracia, porque siempre tenía algo que decir, pero esta vez parecía que no le salían las palabras. Me lancé a sus labios y con un pequeño mordisco en el labio inferior le arranqué un gemido.

    Como intuí que iba a hacer, agarró mi cintura, siempre queriendo tener el control. Sus manos contra mi piel desnuda enviándome descargas eléctricas que me hacían querer volver a dejarme llevar por su ritmo. Pero no, esta vez quería ser yo la que la hiciera perderse.

    Me giré a horcajadas sobre sus caderas, dándole la espalda y sin que le diese tiempo de protestar bajé mi cabeza y hundí mi lengua en ella, trazando esos malditos círculos que antes me volveron loca. Lamí y succioné esa parte que la hacía jadear y maldecir de las formas más escandalosas que jamás había escuchado en ninguna de las peores calles de Piltover. Vi tenía una lengua muy sucia.

    Estando de espaldas a ella no podía verla, pero sabía que ella sí podía verme a mí. Ver partes de mí que jamás había dejado a nadie ver de esta forma, tan abierta… tan….Al completo. Una parte de mí sintió vergüenza, pero escuchar sus jadeos de placer me infundió las fuerzas necesarias para seguir haciéndolo.

    Escuché un profundo suspiro de su parte cuando sentí de nuevo sus manos en mis muslos, arrastrándome hacia arriba. Sin entender muy bien lo que trataba de hacer, me dejé llevar mientras continuaba besando su entrepierna, mordiendo sus muslos, y lamiendola donde ella lo hizo antes conmigo, hasta que… hasta que sentí su aliento contra mí de nuevo. Ella en mi boca y yo en la suya. Era tan distrayente que no sabía si lo estaba haciendo bien. El esfuerzo por concentrarme en mi placer me apartaba de darle el suyo, pero no lo consentiría.

    Seguí en esa dulce tortura, con la respiración entrecortada por el vaivén de nuestras caderas, empujandolas la una contra la otra. Mi pelo cayendo hacia delante y enredándose entre sus muslos. Cuando el ritmo empezó a ser casi frenético sabía que no duraríamos mucho más. Una fina capa de sudor cubría nuestros cuerpos resbaladizos, y aproveché esos últimos momentos para presionar mis pechos contra las partes de su cuerpo que estaban a la altura de éstos, ese enloquecedor contacto me llevó al límite, y por sus sonidos también a ella, continué lamiendo ante sus espasmos, llevando mi lengua un poco más allá e introduciéndome más y más. Nos temblaba todo el cuerpo, mis rodillas empezaron a fallar cuando llegué, por lo que antes de aplastarla con mi peso me tiré hacia un lado quedando a la altura de sus pierna, inspirando hondo para recuperar la poca cordura que me quedaba.

    Completamente exhausta por todo lo que acabábamos de hacer, y sin entender muy bien como habíamos terminado así me empecé a dejar llevar por el sueño y el cansancio acumulado. Mis ojos empezaban a cerrarse cuando escuché a Vi revolverse en la cama y cogerme para acercarme a su cuerpo. Sus fuertes brazos me arroparon, esos que hacía unos momentos me habían producido la más dulce de las torturas ahora eran cariñosos y amables. Unos brazos musculados y con un aspecto temible a la vez que atractivo, que infundían miedo en sus enemigos, que habían sido trabajados a conciencia en las profundidades de Zaun, ahora esos brazos estaban tratando de sujetarme bien fuerte contra su cuerpo.
    –Te tengo.
    Y sí, me tenía.

"Lilas y suspiros en Piltover" (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora