En mis manos

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–My love, he makes me feel like nobody else. Nobody else... – Canto a todo pulmón la canción de Dua Lipa y mi trasero se mueve solo al ritmo de la música, o mejor dicho a mi propio ritmo que no siempre compagina con la música. Siento las quejas de mi hermano mientras las suaves cerdas del pincel acarician mi piel a la altura de mi espalda baja. De buen humor, inclino mi culo hacia atrás y uno de mis cachetes rebota contra su mejilla, termina por levantarse del piso y se aleja, tirando a un lado el pincel.

– Que petarda retardada eres, mamá se olvidó de decirnos que golpeaste tu cabeza contra el piso al nacer. Si no, no puedo entender como, de los dos, eres la más imbécil.

Me río con ganas, sintiéndome victoriosa por ser causante de su enojo tan rápido, las personas que están en el taller nos observan, quizás avergonzadas por la escena o divertidas porque siempre somos los más escandalosos peleándonos.

–No me golpeé, solo nací antes que tú, así que respétame, hermanito menor– Toco sus cojones con mi carta de haber ganado la carrera al nacer solo 3 minutos antes que él. Somos mellizos y no hace falta ni que lo aclaremos, porque somos dos gotas de agua, lo único que nos diferencia es que mi bultito se encuentra en mi pecho y el de él, entre sus piernas.

Toma aire, con sus mejillas hinchadas y ya se lo que dirá.

–Biológicamente me hice primero.

–Legalmente naci primero, así que shh– Le digo, haciéndolo callar. –Termina tu parte del trabajo que me congelo, carajooo– Me quejo, dando saltitos sobre la colchoneta donde estoy parada, descalza y en minúscula ropa interior blanca, como el color de mi piel.

–Aún no ha secado bien la base para tapar tus tatuajes, prenderé el secador.

Mark levanta del suelo el pincel que tiró y lo pone en agua, enchufa el secador de pelo a un lado y con dedicación lo acerca a mi cuerpo, el aire tibio hace cosquillas en mi muslo izquierdo y luego en mi brazo derecho, mientras seca la base tomo el pincel y retoco el diseño en la parte delantera de mi cuerpo, paso una segunda capa de pintura negra debajo de mis axilas y ruego a todas las brujas y fantasmas que veré esta noche que no llueva, o nieve. Para ser 31 de Octubre el día estuvo bastante caluroso, espero que siga así en la noche, o terminaré por congelarme. Aunque planeo sudar bailando hasta que mis piernas fallen. Mi body painting de esqueleto tiene buena pinta y no puedo esperar a acercarme a las luces UV para que el diseño, con las sombras fluorescentes y los huesos blancos, resalten.

Mi hermano se concentra en pintar mi trasero mientras levanto mis brazos y comienzo a deshacerme de las mini trenzas que hice esta mañana en mi cabello cobrizo, cuando termino de quitar la última me siento simba. Arrrh, canturreo ante el espejo de cuerpo entero que tengo al frente y Mark se ríe, ya concentrado en pintar mis pantorrillas. Una compañera del taller me acerca las extensiones que dejé en una mesa alejada y le agradezco por la consideración, lo notó sin siquiera pedirle el favor. Con cuidado presiono la cortina de cabello bien pegado a mis raíces y el cabello ya ondulado se acumula con mi melena exagerada. Pego algunos mechones de colores entre las hebras y me aseguro que se noten bien, ahora mi matorral cae en cascada, con volumen exagerado hasta mi cintura baja, tironeo algunos mechones que adornan mi rostro e intento bajar un poco su nivel, aun conservando los rizos.

– ¿Cómo ha quedado? – Le pregunto a mi hermano que asiente, dejando sus guantes a un lado y tirando su cabello hacia atrás.

–Excelente, pero de frente mmm, podría haber quedado mejor– Me molesta porque ese fue exclusivamente mi trabajo y hago rodar mis ojos. – ¿Hoy grabarás?

–Claro, he traído la cámara en el bolso. Quiero intentar subir el contenido hoy mismo, así que deberé apurarme– Me bajo de la colchoneta y doy un beso en la mejilla a mi hermano que no me abraza por miedo a que la pintura aun no esté bien seca.