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Volvimos a casa dos horas después, el recital fue grandioso y no me crucé en ningún momento con mis amigos. Espero que Nick haya llegado bien a su casa, igual que el resto. Al final, fue una noche divertida, tranquila con respecto a las bebidas alcohólicas y más tranquila aún con respecto a manoseos. Aun siento cosquillas en mi rodilla con el contacto de aquel hombre, hacía mucho que no me pasaba eso, seguramente el juego de no conocer su rostro intensificó todo.

El lunes llego a mi trabajo con cara larga, volvimos a la rutina sin Lexy y Nick rondado por todo el lugar, que nuestro último proyecto se haya terminado tan rápido me da tristeza. Y ahora, deberé volver a maquillar a modelos que se creen Kate Moss y piensan que pueden tratarme como si mi trabajo no valiera nada. Uf, voy a extrañar trabajar con Lexy. En mi almuerzo, escribo un mensaje a Nick para preguntarle cómo se encuentra y a la media hora me responde que se encuentra mejor y que se disculpa por lo que me hizo, si, mínimamente se tiene que disculpar por dos veces hacerme lo mismo cuando solo quería ayudarlo. Me invita a tomar una copa pronto, no sé si aceptar, tendría que ser mejor un café. Esa noche, paso por la casa de Lexy para cenar y conocer más a Chelsea, su hermana.

Los primeros días de noviembre van pasando rutinariamente, mi último video de Youtube resultó ser una locura, llegó a 50.000 visitas en una semana, nunca me había pasado algo así. Subo videos porque me divierte y además consigo algunos clientes para maquillar independiente de mi trabajo en Dolce & Gabbana, pero que de a poco el número de visitas vaya en aumento me produce emoción, ¿quién sabe? Quizás sin pensarlo, empiezo a ganar dinero con este hobby.

Llega el día jueves y Jess me invita a cenar en su departamento, así que me ducho y sin mucha producción aparezco en el piso 28 de su hotel con un vino en cada mano. Uno para cada una. Abro la boca, sorprendida, cuando veo que quien me abre la puerta es Scott. Carajo.

–Me faltó un vino...– Me quejo, aunque poco me dura la mueca cuando detrás de él aparece Jess con un vestido precioso.

–¡Uy! ¡Vino el alter ego de Mad, hay que huir! –Dice en un chillido Scott y lo empujo con mi codo, así consigo entrar.

Mi alter ego es mi <yo malhumorada> esa persona que está dentro de mí y controla mis pensamientos negativos, normalmente no sale nunca a la superficie, pero existe y todos saben de ella. Pocos han tenido la mala suerte de conocerla.

–Wow, que linda te ves. ¿Es que vamos a un bar? Joder, estoy de pijama

Me quejo, mirando a mi amiga, que lleva puesto un vestido dorado con lentejuelas y unos tacos aguja del mismo color. El cabello dorado cae lacio, pero no lleva maquillaje, entrecierro mis ojos.

–No me digas que me citaste para que te maquille para una cena romántica, porque si es así, te cobraré– Digo con chulería, mordiendo mis labios para no reír.

Scott y Jess se ríen y después tengo que ver como se dan un besazo hasta que el teléfono de Scott suena y atiende al primer tono, preocupado.

"–Nick...– Suspira Scott y me intereso en la conversación, preocupada también por mi amigo el descorazonado. –Sí, con Jess y Mad... No, si, ¿Quieres venir?, Ven Nick... Te hará bien, podemos ir a un bar– Me tensiono un poco, ¿un bar los cuatro? No me parece buena idea sabiendo que Jess y Scott nos dejaran solos en cualquier momento. Scott suspira y pasa su manota por su cabeza rapada. –Como quieras, te veré mañana."

La comunicación se corta y Scott suspira diciendo que Nick hace una semana que no sale de su apartamento, y que este, es un desfile de modelos interminables. Joder, que mal se hace ese hombre a sí mismo. Para mejorar el ambiente que se ha rayado un poco, hablo:

–Bueno, ¿Dónde me llevarán?

Jess se ríe y se despega un segundo de Scott ¡Gracias, dios del desamor!

En mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora