Episodio I

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Helena comenzó a andar por la casa fijándose en todos los detalles posibles. Vió aquella lámpara de araña sobre la sala de esta al lado de la vidriera de fuertes colores. Junto a la chimenea estaba una gran mesita con botellas de whisky y demás. La cocina era espaciosa. Se notaba que había sido reformada por los antiguos dueños. Vitrocerámica, campana metálica, armarios renovados, nevera moderna y encimera de mármol blanco. Deslizó sus dedos sobre ella y subió por las crujientes escaleras de madera de roble hasta el piso de arriba. El cuarto de la derecha tenía una pintura azul clara con una cama de matrimonio al lado de una bonita ventana. Parecía cómoda. El armario se alzaba imponente cerca del escritorio. Era un gran, gran armario, de estos de las películas de terror. Pasó a la otra habitación, muy parecida a la que anterior, que seguramente sería la suya. Ojeó un poco por ella, y al salir por la puerta, se encontró de cara con su hermano, Chris. Pegó un respingo.
-Me has asustado-dijo-Deja de hacer eso.
-Ya, bueno, lo hago sin querer-le contestó atravesando la puerta-Subiré mis cosas y empezaré a ordenar. Deberías hacer lo mismo.
-La verdad es que no tengo tantos trastos como tú.
-140 años y no tienes esos "trastos", como los llamas.
Helena soltó una delicada carcajada.
-Ya me conoces-sonrió apoyándose en el marco de la blanca puerta.
Tras esto, volvió abajo y cogió la única caja que ella había traído y la llevó a su habitación. La mayoría eran fotografías y cartas, lo demás era material. En unos minutos había acabado, así que se dirigió donde se encontraba su hermano y le ayudó a sacar y poner todo lo que traía. Estaban hablando animadamente de lo que supondría esta nueva vida que querían emprender en Beacon Hills, esa vida normal, cuando Helena sacó una imagen de una de las cajas, una fotografía que hizo que sonriera y que la hizo ponerse melancólica.
-¿Aún tienes esta foto?-preguntó.
Chris se giró hacia ella, miró de reojo lo que ella le señalaba y volvió a lo que estaba haciendo con una sonrisa. Era una fotografía antigua, del 1875, en un campo de maíz. En el centro están Helena y Chris junto sus padres, sonriendo ante la cámara.
Asintió con la cabeza.
-No fui capaz de tirarla.
-Papá y mamá no hubieran querido que hubieras hecho eso. Hiciste bien en guardarla-dijo emocionada-¿Recuerdas este día?
-¿Cómo no me iba a acordar?
Helena siguió mirándola.
-Papá y mamá siempre hacían que nos apuntasemos a todo-rió.
-Es verdad-le acompañó Chris.
Las horas iban pasando hasta que cayó la noche. La oscuridad invadió el pueblo y la Luna era la única testigo de todo lo que ocurriese a partir de ahora.
Llegó Stiles a casa de Scott, subió a su habitación y se sentó en la cama, como las últimas veces en las que ha ido. Scott le miró con cierta complicidad en su mirada. Se sentó a su lado y le dio palmaditas en la espalda.
-¿Cómo estás?-preguntó.
-Igual que todos los días-respondió Stiles-Necesito evadirme, Scott, y creo que el inicio del nuevo curso puede ayudarme a dejare atrás a Malia.
-No tienes que responsabilizarte de sus elecciones. Se marchó porque quiso, mentalízate.
-Ya, ya, lo sé-Stiles se incorporó y comenzó a dar vueltas por el cuarto-Pero es que joder, quizás podía haber hecho que se quedara, ¿entiendes? Podía... podía... no sé-se llevó las manos a la cabeza desesperadamente.
-¿Superaste a un nogitsune malvado que casi te mata y no vas a superar que tu ex se fuera del pueblo y posiblemente del país sin ninguna explicación?
Stiles miró a Scott.
-Venga tío, verás mañana cómo vas a dejar a las chicas. Eres... eres... tú-rió.
Sonrió.
-Gracias-rió-Será mejor que me vaya, es tarde y hay instituto. Te veo mañana allí.
-Claro, hasta mañana-se despidieron.
La noche continuó pasando hasta que por fin salió el Sol en el horizonte de Beacon Hills. Los coches circulaban por las calles, el olor a café recién echo empezaba a expandirse por las casas, los pájaros comenzaban a piar y volar.
-Nunca me ha gustado madrugar-dijo Chris en un bostezo.
-¿Recuerdas lo de "vida normal"?-dijo Helena haciéndose una coleta alta ante el espejo.
-Helena, estamos muertos, lo de "vida normal" es teórico-respondió agarrando el cepillo de dientes y poniendo pasta sobre él.
Helena agarró su cuello a la velocidad del rayo y lo puso contra la pared haciendo un estrepitoso ruido. Tenía la vida de su hermano entre sus manos, y continuó con aquella frialdad en su mirada sobre él.
-Ni se te ocurra decir nada relacionado con eso cuando estemos en el instituto, ¿de acuerdo?
Chris intentó asentir, y automáticamente le soltó. Tomó aire e impulsó a Helena al suelo con su mano por debajo de su cuello. Helena soltó um alarido de dolor.
-No vuelvas a hacer eso-sonrió Chris.
Helena mantuvo su mirada feroz en sus ojos hasta que retiró el peso de su cuerpo del suyo. Rió y cogió la mochila de la cama y salieron por la puerta los dos juntos, como si nada hubiese pasado, dirigiéndose al instituto. La suave brisa golpeaba sus rostros mientras hablaban de temas sin importancia. Las hojas de los árboles se movían al compás de sus pasos y demás adolescentes salían de sus casas. Parecían ir todos al mismo lugar. Cuando llegaron allí, se pararon ante la puerta principal y se miraron mutuamente. Tragaron saliva y tomaron aire. Helena cogió de la mano a Chris.
-Suerte-le susurró.
-Suerte-repitió Chris.
Se soltaron y abrieron la gran puerta de metal, observando el largo pasillo con taquillas a ambos lados y multitud de puertas que serían las clases.
Stiles y Scott estaban dejando unas cosas en sus respectivas taquillas mientras conversaban de lo normal que esperaba que fuera este semestre.
-Nada de hombres lobo excepto tú, por favor-dijo Stiles.
-Claro-rió Scott.
El sentido del olfato de Scott se agudizó. Olió alvk que nunca había olido, no de esa forma tan intensa y tan rara. Giró su cabeza mirando a toda la gente que en ese momento transitaba el pasillo buscando al propietario y/o causante de ese hedor.
-Scott, ¿pasa algo?
-Huelo algo-rectificó Scott a Stiles.
Fijó su mirada en dos personas apoyadas en las taquillas. Una chica morena con una bonitas ondas en el pelo, en ese momento estaba riendo junto con un chico a su lado, más alto que ella y con unos grandes ojos color miel. También sonreía. Eran Helena y Chris, lo que pasa que ellos no lo sabían.
-¿Has visto cómo nos está mirando ese?-murmuró Chris a Helena aprovechando el sonido del timbre.
-Sí, lleva así un buen rato.
-Debe ser un hombre lobo. Ya decía yo que olía a chucho-rió.
-Vamos a intentar no ser bordes, ¿vale? Que los hombres lobo y los vampiros nos hayamos llevado mal durante generaciones no significa que ahora también. Las cosas pueden cambiar.
-Las personas cambian, pero los ideales no.
-Oh vamos, Chris, no seas aguafiestas.
-Huelen a perro mojado.
-A lo mejor para ellos nosotros olemos también raro-dijo Helena intentando quitarle hierro al asunto.
-Puede, pero me está poniendo nervioso con esa mirada.
-Vamos a clase, será lo mejor.
Helena y Chris miraron por la creían que iba a ser la última vez a Scott y entraron en clase.
-Scott, Scott, eh, ¡Scott!-zarandeó Stiles a su amigo, que parecía en trance-¿Estás bien?
-Em, sí, sí... vamos a clase mejor.
Se dirigieron hacia su clase, la misma en la que estaban ambos hermanos. Notó de nuevo ese olor a muerto, pero intentó ignorarlo. No conseguía concentrarse, solo podía centrarse en oler. Chris le provocaba con la mirada. Scott miró a Chris y le sonrió. Algo salió dentro de su cuerp, como si fuera ira, pero no se explicaba el por qué de esa sensación si no les conoce siquiera. Es como si fuera un impulso, como su propio instinto fuese odiarlos.
-Deja de provocarlo con la mirada-susurró Helena a su hermano-Será mejor que pasemos desapercibidos.
-Sabes que puede oírnos, ¿verdad?-le preguntó con una mirada burlona.
-Lo sé, y pretendo que sepa que nuestras intenciones no son malas-respondió Helena.
Stiles no sabía lo que estaba pasando, simplemente se limitaba a mirar, hasta que no pudo más con su curiosidad.
-Scott, ¿qué está pasando?
-Ellos-le señaló-no son humanos.
Frunció el ceño.
-Qué... ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo lo sabes?
-Su olor.
-Porque huelan mal no significa q...
-No es eso. Hay humanos que huelen mal o distinto, pero ellos... huelen como a... muerto.
-Puede que sus familiares trabajen en una funeraria...
-Stiles, va en serio. No puedo dejar que se derrame más sangre en este pueblo. No si puedo impedirlo.
-Entonces retiramos lo de "ojalá y sea un semestre normal y corriente".
-No podemos dejar que ocurra así sin más, y lo sabes.
Stiles asintió mientras se encogía de hombros.
El timbre sonó y todos los alumnos recogieron sus pertenencias acelerados y en pocos segundos invadieron los pasillos del centro escolar. Helena y Chris salieron a la par por la puerta, dirigiéndose al campo de lacrosse.
-Eh, ¿a dónde vas?-agarró Scott a Stiles.
-¿No quieres averiguar lo que son? Bien, ya que tú, y repito, tú, has sido el que ha empezado a meterme la curiosidad en el cuerpo, pues mi naturaleza me pregunta también y me pide que lo averigue, así que, vamos a seguirles.
-Estás de coña.
-¿Vienes o no?
Scott bufió y siguió a su compañero hasta el campo, donde Chris estaba hablando con el entrenador. En seguida se marchó a los vestuarios y Scott le siguió, a su vez, seguido por Stiles. Los jugadores se estaban preparando para las pruebas anuales que determinarán quiénes estarán en el equipo, quiénes será titulares y quiénes suplentes. Scott se aproximó a Chris.
-¿Has jugado alguna vez?-le preguntó poniéndose las botas.
Chris sonrió.
-Creo que lo averiguarás ahora-le contestó dándole un golpe en la espalda y colocándose el casco.
Stiles y Scott intercambiaron unas miradas y salieron al campo junto los demás. El entrenador empezó a dar sus habituales y familiares gritos y empezaron la prueba.
Tiros.
Iban tirando a portería en fila de uno, y ocurrió lo que Scott y Stiles se temían: que Chris acertara todo. Así fue en todas las pruebas que realizaron para la elección.
El entrenador pitó el silbato y dijo los titulares.
-Stiles defensa y... McCall y Jones, capitanes.
Aplaudieron cuando el coach terminó. Los jugadores se esparcieron y Helena se levantó de la grada en la que estaba sentada al pasar su hermano al lado de ella.
-¿Y bien?-habló Chris dejando el stick en el suelo.
-¿Y bien, qué?
-Que cómo he estado.
-Sabía que pasarías la prueba, ya sabes, poderes sobrenaturales de vampiro y todo eso-bromeó Helena.
-No soy el único que utiliza sus poderes, hermanita-dijo refiriéndose a Scott.
-Tienes razón-le miró-pero yo, a diferencia de vosotros prefiero usar mis poderes en otra parte-dijo cogiendo su clasificador y apretarlo contra su pecho-como en la biblioteca, por ejemplo.
-Tú tan apañada como siempre-le hizo pucheritos.
Helena le apartó la cara con um ligero golpe en su pómulo y una sonrisa-Nos vemos luego-dijo marchándose.
Mientras tanto, Scott y Stiles estaban cambiándose en los vestuarios.
-Lo ha hecho bien porque ha usado sus poderes-argumentó Stiles cerrando de golpe su taquilla.
-Ya, bueno, yo también los uso-contestó Scott secándose el pelo con una toalla blanca.
-Oye, eras tú el que quería averiguar qué son.
-Y quiero-se acercó a él-pero no podemos acosarles. No sabemos qué son.
-Ellos parece que sí saben lo que eres tú-rió.
-Ya, bueno, entonces se lo pensarán dos veces antes de provocarme.
-Si tú lo dices...
Scott dio un empujón entre risas a Stiles y se puso la camiseta.
-Oye, tengo clase de Filosofía-dijo poniéndose la mochila en su hombro izquierdo.
-Yo también me tengo que ir, debo coger un libro de la biblioteca-murmuró Stiles-guárdame un sitio en el comedor.
Scott asintió y se despidió de Stiles, que se fue por el otro pasillo.
Helena llegó a la biblioteca y dejó su mochila sobre una de las decenas de sillas de madera oscura. Se adentró por uno de los pasillos de estanterías y libros intentando encontrar lo que buscaba. Tras varios intentos fallidos, se dio por vencida. Eso era enorme, y no tenía ni idea de cómo moverse por allí.
-¿Necesitas ayuda?-dijo Stiles tras ella sin saber quién era aquella chica, y, cuando Helena se giró, lo primero que pensó era que se arrepentía de haber hablado con ella, pero tras ver su rostro se le olvidó lo que tramaba con Scott y solo pudo pensar lo guapa que le pareció.
-Em...-iba a decir que no, pero al recordar que llevaba unos treinta minutos así, cambió de idea-sí, claro. ¿Geometría?
-Pasillo 4, estantería 2, filas 5 y 6-le respondió.
-Gracias-le dijo Helena con una sonrisa dirigiéndose allí. Pero entonces recordó aue seguía sin saber ubicarse-¿Y eso dónde está?-le entró la risa nerviosa.
Stiles rió de una forma insegura y le hizo un gesto a Helena con la mano para que le siguiera. La dirigió hasta el lugar en el que estaba lo que ella buscaba. Helena se lo agradeció y cogió el libro que necesitaba. Stiles se marchó a coger el libro de texto que estaba buscando, yendo a la sección de Beacon Hills, historia, leyendas y mitos de nuestro pueblo, donde cuando comenzó todo eso de la transformación licántropa de Scott buscó y averiguó multitud de cosas sobre el tema. Cogió unos cuantos libros y se sentó 3 mesas más allá de donde estaba Helena con su libro de geometría. Intentaba concentrarse en buscar antigüas civilizaciones, clases sociales y criaturas que habitaron en Beacon Hills, pero la mayoría de veces se distraía y miraba a Helena, miraba cómo escribía y cómo se colocaba el pelo detrás de su oreja. Hasta que pasando una hoja, hubo algo que le llamó la atención.
Stiles comenzó a leer- ...Lamia, comúnmente conocidos como vampiros, dicen que han habitado en Beacon Hills desde siempre y seguramente hasta nuestros días, conviviendo con sus principales enemigos, los hombres lobo, que se han odiado durante siglos.... fuerza sobrenatural... colmillos... se alimentan de sangre humana o animal... no soportan la luz del Sol... no pueden tener descendientes...
-¿Te puedo ayudar?-preguntó Helena tras él.
Stiles dio un salto sobre la silla, asustado. Intentando recuperar el aliento y mirándole a los ojos, le contestó.
-Bueno, yo... si sabes cosas de Beacon Hills, como leyendas y eso, me vendría bien.
-Sé mucho acerca de este pueblo-le contestó setándose a su lado-¿Para qué quieres saber todo eso?
Stiles se puso nervioso, pero como siempre tiene un plan B, se inventó algo.
-Es para un trabajo-tensó la boca-de literatura. Estamos dando los mitos y leyendas, ya sabes, todo eso-golpeaba frenéticamente la mesa con la yema de sus dedos y su voz temblaba por más que intentase controlarse.
-¿Entonces no crees en los hombres lobo? Dicen que han vivido aquí desde que se fundó el pueblo-sonrió Helena.
-¿En serio?-intentó hacerse el sorprendido-Y... ¿sabes si han habido más criaturas como los hombres lobo?
-Si no crees en los hombres lobo no creerás en los vampiros-rió.
-¿Vamp...vampiros?-tragó saliva.
-Sí, ya sabes, todo eso de los mordiscos, muertes por animales, gente desangrada...
-Se parecen mucho a los hombres lobo.
-Ambos son depredadores.
-Ya... bueno, gracias por la información, tengo que irme. Ya nos vamos viendo si eso-se despidió Stiles colocándose la mochila.
-¡Oye, espera!-gritó Helena-No me has dicho tu nombre-sonrió de forma coqueta.
Stiles no pudo evitar sonreír también. En el fondo quería tenerle miedo, y sería lo normal dado a que posiblemente sea una vampira y no es que eso sea algo bueno ni normal, pero lo único que Helena le transmitía era dulzura y confianza.
-Stiles-dijo-Stiles Stilinski. ¿Y tú?
-Soy Helena Jones.
-Helena-sonrió-Vale, no creo que se me olvide.
-Ni a mí el tuyo. Es peculiar.
-Sí, me lo suelen decir-Stiles soltó una carcajada-¿Vienes al comedor? Va a ser la hora del almuerzo en seguida.
Helena miró al suelo, pero no pudo evitar decirle que sí al chico del que ha estado pendiente desde que le ha visto.
-Claro-le respondió poniéndose a su lado y marchándose de la biblioteca con él.
El timbre sonó y todos los estudiantes se dirigieron al comedor para almorzar. Stiles y Helena estaban todo el rato hablando y se sentarom juntos en una mesa hasta que llegó Scott, que se quedó perplejo al ver que la chica misteriosa que tiene un hermano igual de misterioso y que los dos huelen a muerto y posiblemente sean una amenaza está tonteando con su mejor amigo.
-St...Stiles-simuló una sonrisa.
-Ah-sonrió Stiles mirando a Helena y luego a Scott-hola. Siéntate, te estábamos esperando. Cuéntale a Helena cómo ganamos el último partido de la temporada el curso anterior. Joder, ¡fue flipante! Íb...-Scott le cortó cuando hablaba, le agarró del brazo, lo levantó y se lo llevó lo suficientemente lejos para que si Helena pudiese oír algo no lo escuchase. Y Chris, que también pasaba por allí, hizo lo mismo con su hermana.
-¿Pero qué se supone que estás haciendo?
-Solo estábamos charlando, tío, cálmate.
-¿Que me calme? Stiles, no sabemos lo que es.
-Ahora que sacas ese tema... he descubierto algo-se le había olvidado por completo. Había estado tan ocupado intentando conocer de verdad a Helena que se le fue por completo la teoría de lo que podía ser-Quizás hay más criaturas como vosotros, Scott, y no solo más hombres lobo, o kanimas, nogitsunes o banshees. Scott, es como si todos los cuentos se hicieran realidad.
-¿Qué quieres decir?
Stiles agachó la cabeza con las manos en sus caderas.
-Vampiros. Eso es lo que pueden ser.
-Estás loco...
-Oye, si esto hubiera pasado antes de que a ti te mordiera un maldito alfa y antes de todo lo que nos ha pasado quizás me hubiera ido a un psiquiátrico, pero esto es real. Es real. Y creéme que estoy flipando.
Scott se dio cuenta de que tenía razón.
-Entonces tenemos que saber más acerca de ellos.
Unos metros más allá de Stiles y Scott, Chris y Helena estaban teniendo una conversación muy parecida.
-¿De todos los tíos que hay en el insituto y te vas a por el mejor amigo del chucho?-le murmuró.
-No le llames así.
-Ah, ¿que ahora les defiendes?
-Sabes que no es eso Chris, es que si vamos a convivir con ellos habrá que mantener la compostura, ¿no?-le lanzó una mirada furtiva.
-Sí, claro, y luego cuando nos devore también mantendremos los modales. ¿Pero qué te piensas?
-Ey-le puso ambas manos rozando su rostro-todo saldrá bien. Te lo prometo.
Chris suspiró mirando al suelo.
-Está bien.
Los cuatro se dirigieron a la mesa a la vez, sentándose en ella y mirándose fríamente.
-Bueno, em, ¿de dónde sois?-preguntó Stiles para romper el hielo.
-Nuestra familia procede de Gran Bretaña, pero nosotros nos criamos en Nueva York-respondió Chris atravesando la lechuga con el tenedor.
-¿Y qué hacéis aquí?-dijo Scott.
-Nuestros padres vivieron aquí-contestó Helena-Pensamos que sería bueno volver a los viejos tiempos.
-Ah, eso... está genial-habló Stiles con un aire desenfadado.
-Yo no tengo hambre, me tengo que ir-Chris retiró la bandeja y se levantó de la silla-Ya nos vemos en casa-le dijo a Helena.
Tras decir esto, Chris salió del comedor. Scott miró a Stiles.
-No...-negó Stiles con la cabeza sabiendo lo que iba a hacer.
Scott se levantó y siguió a Chris hasta los vestuarios. Chris fue a su taquilla y Scott se quedó en la puerta, viendo qué hacía. Hasta que olió sangre. Se aseguró de que olía a sangre antes de acercarse a él.
-¿Qué haces aquí?-preguntó irónicamente Chris tapando lo que tenía en la taquilla.
-No sé, dime tú lo que haces aquí.
-Te voy a decir lo que tú haces. Me has seguido porque desde que me has visto sabes que soy algo no humano y quieres averiguar lo que mi hermana y yo somos. Entonces ahora mismo acabas de oler la sangre que tengo metida en una bolsa en mi taquilla para beber y ha sido cuando amablemente me has preguntado que qué soy-le lanzó una sonrisa.
-Qué eres.
-Eso ya lo sabes. Te lo ha debido decir Stiles, ¿no? Aunque bueno, creo que está más interesado en mirarle el culo a mi hermana. Quién sabe-soltó una carcajada-puede que tu amiguito sea la cena de esta noche.
Scott se lanzó a él y le puso el brazo presionando su cuello, haciendo que la cabeza de Chris se estampara contra su taquilla. Pero Chris no estaba indefenso. Sacó su fuerza y tiró a Scott al suelo rompiendo una baldosa por la fuerza que habían utilizado ambos. Sus colmillos se hicieron más grande y justo cuando estaba a punto de clavárselos a Scott en la yugular, alguien le empujó. Cuando fue capaz de recuperarse de aquel golpe, abrió los ojos.
-Vuelve a acercarte a ellos y alguien terminará con una estaca en el corazón-le amenazó Helena.
Chris se ahorró el reprocharle y simplemente se sacudió la camisa. Helena se acercó a Scott, aún tumbado en el suelo.
-¿Estás bien?-le preguntó preocupada.
-Sí, estoy bien, son solo rasguños, se curarán.
Helena le sonrió. Stiles apareció por la puerta, venía corriendo, y cuando vio que estaban todos allí supo que algo había pasado.
-Helena, espera-Scott le cogió del brazo-Creo que tenemos que hablar.
-No te preocupes. Somos lo que somos, pero no hacemos daño a nadie, la sangre que has olido era un bolsa de donantes del hospital, las "tomamos prestadas" para no matar a nadie. Podemos convivir sin problemas.
-Eso lo dirás por ti-añadió Chris-Porque creéme que después de esto yo no me voy a quitar de en medio así de fácil.
-Si fueras menos impulsivo todo sería mejor-argumentó Stiles.
-Chris-le miró Helena-por favor.
Chris se marchó enfadado dando golpes a todo lo que encontraba. Helena sabía que les debía una explicación si quería que confiasen en ellos.
-Entonces... ¿todo eso de los vampiros...?-susurró Scott.
-La mayoría son mitos y leyendas.
-¿C-cómo? ¿Lo de que no os reflejáis en los espejos?
-Falso.
-¿No soportáis la luz del Sol?
-Mentira. Los humanos no sois los únicos que evolucionáis.
-¿Podéis beber sangre animal?
-Poder podemos, pero no nos nutre igual que la humana, moriríamos si bebiéramos solo sangre animal.
-¿No podéis tener descendientes?
-Totalmente, falso-sonrió Helena y se cruzó de brazos-La gente se inventó muchas cosas acerca de nosotros. Lo único que es verdad es que bebemos samgre humana, somos inmortales y no envejecemos, tenemos colmillos y nos matan clavándonos una estaca en el corazón.
Stiles y Scott se miraron entre sí.
-¿Y desde cuándo tienes tu edad?-se interesó Scott.
Helena agachó la cabeza, mirando al suelo.
-Desde 1875.
Stiles abrió los ojos como platos y se llevó las manos a la cara.
-Flipante-dijo entre dientes.
Helena se acercó a ellos.
-Tenéis que guardar el secreto, no podéis sacarlo a la luz. Nos llevan persiguiendo desde hace miles de años.
-¿En serio crees que diré algo siendo yo un hombre lobo y teniendo amigos que también son como nosotros?
Helena les sonrió-Gracias-y se marchó.

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